Cómo protegerse de infecciones de transmisión sexual en el sexo con varias personas
Las relaciones sexuales en grupo aumentan el riesgo de ITS, pero este se puede minimizar si se siguen una serie de recomendaciones.
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Los tríos y el sexo con más de una persona pertenecen al terreno de las fantasías para mucha gente, pero son también una realidad para un sector de la población. Es difícil contar con datos concretos que muestren cómo de extendida está la práctica, pero hay unos cuantos estudios que dan alguna pincelada. Por ejemplo, el 5,6 % de las mujeres y el 18,7 % de los hombres encuestados en 2016 por la firma de productos eróticos Bijoux Indiscrets habían participado en un trío o en sexo en grupo. Más recientemente, en 2020, pero en Estados Unidos, la revista Archives of Sexual Behavior publicó un estudio según el cual el 81% de las personas entrevistadas tenían algún tipo de interés en un trío con participantes de ambos sexos, y un 30% habían participado en uno.
Estadísticas aparte, el sexo con más de una persona sí tiene presencia en series y películas, donde sigue la tradición de casi cualquier encuentro sexual que vemos en pantallas: nadie hace la más mínima referencia a medidas de prevención contra infecciones de transmisión sexual (ITS). En 2017, por ejemplo, en la serie de HBO Insecure, apareció un trío, y esa falta de mención a la protección fue bastante polémica. Luego ellos se defendieron diciendo que sí aparecían preservativos en pantalla (y era cierto), aunque no se hablara de ellos.
En toda relación sexual ocasional o eventual es necesario protegerse, y los tríos o el sexo en grupo no son una excepción. Además, al haber un mayor número de participantes, es necesario tener en cuenta aspectos en los que no se piensa cuando las relaciones son con solo una persona. “En el sexo grupal hay que tener en cuenta el cambio de preservativo con cada penetración”, resume Carlos San Martín Blanco, miembro del Grupo de Trabajo de Sexología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). “Este es un elemento absolutamente fundamental para evitar el riesgo de infección, porque si la penetración se realiza de forma consecutiva con distintas parejas, ya sea vaginal o anal, puede haber un riesgo de infección o incluso transmisión, de que la propia práctica de la penetración resulte un vehículo de transmisión de un receptor de la penetración a otro receptor de la penetración”, explica.
La sexóloga y docente del Máster de Sexología y Género de Fundación Sexpol Sonia Encinas desgrana un poco más qué significa exactamente ese cambio de preservativo. “Uso un preservativo para el contacto genital con una persona y, si cambio de persona, cambio el preservativo. Si estoy con la misma persona, pero cambio de práctica (por ejemplo, pene-vagina a pene-boca o pene-ano), cambio el preservativo. Y lo mismo si el contacto es vulva-vulva”, explica.
Además, San Martín Blanco insiste en la necesidad de recordar que para el sexo oral es necesaria también la protección, algo para lo que opina que hay cierto rechazo social. El uso de preservativos (o de láminas de látex si es una práctica boca-vulva) en el sexo oral es algo que está poco extendido, afirma el experto, pero que habría que incorporar a todas las prácticas sexuales ocasionales, independientemente del número de personas que participen.
Otro aspecto fundamental para garantizar que todas las personas implicadas no solo estén protegidas ante posibles infecciones, sino también que se sientan cómodas, es la comunicación, hablar las cosas antes. “Habría que dejar unas cuantas cosas claras antes de empezar. La sexualidad sigue siendo un tema en el que hay muchos tabúes y sigue dando vergüenza hablarlo, se hagan las prácticas que se hagan”, asegura Francisca Molero, ginecóloga, sexóloga, directora del Instituto Iberoamericano de Sexología y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología. Dejar unas normas claras en cuanto a las prácticas y al uso de preservativos (masculino y femenino) es fundamental para minimizar el riesgo de infección. “Cualquier práctica sexual tiene un riesgo porque hay un intercambio de fluidos. Evidentemente, el riesgo es diferente dependiendo de la práctica, de las posibles infecciones que puedan tener las personas participantes y también de las diferentes cargas de infección que puedan tener y de la vulnerabilidad que tú tengas en ese momento”, elabora.
Por otra parte, Molero defiende la necesidad de deconstruir los conceptos previos que asocian el placer sexual a lo espontáneo y no a lo planificado. “Cuando tú quieres que algo salga bien, lo programas. Un viaje, una fiesta… Lo importante es que voy a hacer algo que me va a producir placer y programarlo y hablarlo para que salga bien no debería estar reñido con el disfrute. Incluso solo planificándolo ya estás estimulando el deseo”, asegura.
Dentro de esta planificación, algo recomendable es también que todas las personas que vayan a participar en un trío o sexo en grupo se hagan pruebas previas para descartar ITS, pero esto no significa que entonces ya no haga falta protegerse. Laura Cámara, enfermera especialista en ginecología y obstetricia, sexóloga y experta en salud sexual, explica que te puedes hacer una prueba hoy, tener un contacto y que la semana que viene aparezca una lesión genital que no saldrá en las pruebas sanguíneas. “Si realmente estamos haciendo ese tipo de prácticas de forma habitual, está bien seguir unos controles más a menudo, lo podemos decir en centros especializados de ITS o en nuestro centro médico. Esto está genial, pero además hay que protegerse. No todas las ITS se detectan con un análisis. Por ejemplo, el herpes genital no aparece en un análisis sanguíneo”, asegura.
Las ITS son reales y van en aumento
Protegerse (y proteger) contra ITS es necesario porque no solo existen, sino que van en aumento. Según un informe de 2016 del Ministerio de Sanidad, por ejemplo, los casos de sífilis, infección gonocócica y clamidia llevan creciendo sin pausa desde 1995. Carlos San Martín Blanco, del Grupo de Trabajo de Sexología de SEMERGEN, explica que este aumento “preocupante” está directamente vinculado a la falta de protección. “Le hemos de alguna manera perdido el miedo al VIH, un miedo que disparó las prácticas de sexo seguro en la década de los noventa. Poco a poco, en las últimas dos décadas, al hilo de que la percepción que se tiene sobre la propia enfermedad y sobre el resto de ITS ha ido siendo cada vez más amable a nivel social, ese miedo se ha ido perdiendo”, alerta. Además, la falta de educación sexual y el acceso cada vez más temprano a la pornografía, donde la preocupación por las ITS brilla por su ausencia, contribuyen a que cada vez más jóvenes mantengan relaciones sexuales sin protección.
Por otra parte, más allá del VIH y, últimamente, del virus del papiloma humano (VPH), se habla muy poco de las ITS y de sus consecuencias. “Estamos minimizando enfermedades como la sífilis o la gonorrea, que en un plazo muy corto de tiempo han multiplicado por dos su prevalencia. Además, son enfermedades que pueden tener un carácter sistémico. Pueden afectar a muchos órganos y pueden tener consecuencias. La sífilis, en sus fases terciaria y cuaternaria, puede llegar a provocar la muerte. Sin ponernos catastróficos, yo creo que es importante saber de qué estamos hablando”, indica.
En el caso del sexo con más de una persona, donde el riesgo aumenta al aumentar el número de posibles infecciones, Laura Cámara cree que muchas veces, especialmente si se trata de algo puntual, no se tiene en cuenta la protección. “Si ya a veces la protección se nos olvida en las relaciones más comunes de dos personas, cuando estamos en una relación así, algo con lo que hemos fantaseado, que se sale un poco de la norma, puede que la protección no la tengamos tan presente”, opina. En realidad, asegura, a este tipo de relaciones deberíamos acudir “con un arsenal de preservativos y barreras de látex”.
La posibilidad de una infección de transmisión sexual, además, puede no solo hacer que no se disfrute tanto de la experiencia, sino también empañar su recuerdo, especialmente si finalmente se produce un contagio. “Las ITS normalmente son bastante asintomáticas, pero pueden tener complicaciones severas que te pueden afectar a tu vida futura. Sintomatología crónica, infertilidad, dolores crónicos de tipo pélvico y abdominal…”, explica Francisca Molero. Para la doctora, “el placer (no solo sexual) es fundamental para el desarrollo humano, tiene que ver con la motivación por la vida”. Que ninguna ITS te lo robe.