Chefs con club de fans

Los cocineros con más proyección conquistan a través del estómago… y con su presencia. Sobradamente preparados y en la treintena, suben el sexy de la gastronomía española y le garantizan un futuro con mucho picante.

Al chef Diego Guerrero dan ganas de comérselo antes de saber que cocina platos por los cuales lo dejarías para el postre. Su aspecto de figura de El Greco, la inquietud que rebosa su mirada o esa manera de entender la diversión que emana en su cocina y su conversación hacen que te quieras acercar a él y a una de sus mesas en El Club Allard. Estudió hostelería porque quería hacer algo creativo. «No sabía si estudiar Bellas Artes o incluso Periodismo, pero al final me decanté por la gastronomía», afirma. Llegó a Madrid a poner patas arriba un club privado para abrirlo al públi...

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Al chef Diego Guerrero dan ganas de comérselo antes de saber que cocina platos por los cuales lo dejarías para el postre. Su aspecto de figura de El Greco, la inquietud que rebosa su mirada o esa manera de entender la diversión que emana en su cocina y su conversación hacen que te quieras acercar a él y a una de sus mesas en El Club Allard. Estudió hostelería porque quería hacer algo creativo. «No sabía si estudiar Bellas Artes o incluso Periodismo, pero al final me decanté por la gastronomía», afirma. Llegó a Madrid a poner patas arriba un club privado para abrirlo al público como restaurante y conseguir su primera estrella en 2009. Este año ha llegado la segunda –«de verdad que nunca pensé que me fueran a dar una», cuenta–. Su incansable trabajo y la creación del huevo poché dulce lo han colocado en el Olimpo gastronómico de los dioses.

«Lo más importante para mí es que la gente se divierta e incluso se ría cuando prueba mis platos»

Diego Guerrero
Cocinero del restaurante El Club Allard. Ferraz, 2. Madrid (www.elcluballard.com).
 

Julius lleva traje de camisa, pantalón y chaleco, todo de CH Carolina Herrera; camisa de Cortefiel, botas de Balenciaga, corbata y pañuelo de bolsillo, ambos de Scalpers; reloj de Bulgari.

Pablo Zamora

Se describe como un vividor muy tragón, por eso prefiere dejar el arduo trabajo de un restaurante diario para cuando sea más mayor. «Al estar en televisión puedo llegar a mucha más gente y les puedo aportar alguna idea para preparar un menú en casa para amigos, la familia o incluso el jefe. Llego muy bien a la gente joven y en un restaurante no podría dedicarles tanto tiempo», explica. Lo más bonito que le ha pasado es que una pareja se reconciliara gracias a él. «El chico decía que era un inútil en la cocina, pero consiguió sorprenderla con una receta mía de 22 minutos. El mejor consejo que doy a todo el mundo es que te puede salir un plato fantástico si le dedicas mucha paciencia y amor». El chocolate siempre lo ha acompañado en sus romances, «tengo comprobado que ablanda a cualquiera». Cocina con la música de los Rolling Stones o ACDC «y una copita de vino si tengo que hacer algo rápido. Para llevar a cabo platos elaborados, Beethoven me llena de paciencia».

«Prefiero vivir mejor ahora y abrir mi restaurante a los 50».

Julius
Dueño de Julius Catering y presentador del programa 22 minutos en Canal Cocina.

Yayo lleva bata de laboratorio de Confecciones Fidalgo, camisa de Scalpers, chaqueta y pajarita, ambas de Purificación García; pantalón de Lacoste, zapatos de Marc Jacobs, gafas de Paul Smith para Luxotica.

Pablo Zamora

A sus 36 años ha situado la localidad gallega de Cambados en el planisferio de las estrellas Michelin sin necesidad de periscopio. Su acento cantado lo delata y su pasión por los productos del mar también. «Llevo trabajando con algas desde que empecé a cocinar. Su sabor yodado te transporta directamente a las Rías Baixas», cuenta. El flechazo con la gastronomía lo tuvo a los 18 años: «Mientras trabajaba con mi familia en el cultivo de mejillones, iba por las noches a servir las cenas en el restaurante de Pepe Solla». En dos años ya estaba montando su propio restaurante y a los tres «llegó la sorpresa de la estrella. Y es que, para un pueblo tan pequeño como el mío, es muy importante que haya lugares que atraigan un turismo gastronómico. Pero fundamentalmente soy cocinero porque me encanta comer». Y llevar una vida saludable. «Hago atletismo al nivel más alto respetando mi trabajo: corro maratones, practico triatlón y lo compatibilizo con mis hábitos alimentarios».

«La gente espera a un cocinero mayor y gordito y se sorprende al verme».

Yayo Daporta
Chef del restaurante Yayo Daporta en Cambados, Pontevedra (www.yayodaporta.com).

Jaime lleva chaquetón de Balmain, camiseta de Louis Vuitton, botines de Balenciaga.

Pablo Zamora

¿Quién está al frente de esos restaurantes madrileños de fusión llamados Asiana y Nextdoor a los que uno intenta ir y siempre están llenos? Un guapo cocinero con aspecto canalla llamado Jaime Renedo, de 28 años, que abrió su primer local a los 21. Después se hizo con el local de la puerta de al lado y ahora da de comer a 600 personas a la semana. Describe su cocina como «fusión entre la gastronomía del sudeste asiático y la peruana. Están cada una en una punta del mundo, pero en boca tienen mucho que ver en los puntos picantes, los matices ácidos y el uso de las hierbas aromáticas». Lleva toda su vida viajando. «Mi padre es diplomático y he vivido en Tokio, Nueva York, Los Ángeles y Roma. En los últimos 10 años he estado en Tailandia, Camboya, Indonesia, Malasia… ¡y lo que me queda!». Quien se siente en una de las mesas de sus restaurantes se encontrará una cocina en la que «la formalidad está de lado y prima el desenfado, como el poder comer con las manos».

«Preparando un ceviche tailandés enamoraría a una chica. Pero a mí, que me lleve a Kabuki»

Jaime Renedo
Chef de los restaurantes Asiana y Nextdoor. Travesía de San Mateo, 4. Madrid (www.asiananextdoor.com).
 

Íñigo lleva chaqueta de Armand Basi, camisa de Paul&Joe, pantalón de Tommy Hilfiger Tailores, zapatos estilo derby de Cortefiel.

Pablo Zamora

Su abuelo fue periodista –y fundador del Diario Vasco–, su padre fue reportero y él, cocinero. The Wall Street Journal lo nombró el año pasado uno de los 10 chefs europeos más prometedores, y a sus 30 años recién cumplidos va camino de abrir su segundo restaurante. «En el País Vasco hay mucha tradición gastronómica familiar y mi abuelo materno me metió el gusanillo llevándome a los mejores comedores desde pequeño», cuenta Íñigo. «También influye lo que has visto cocinar en casa. Crecer comiendo unas buenas papillas o un buen puré educa el paladar y aprendes a distinguir un producto bueno de uno malo por inercia», explica. En marzo del año pasado inauguró su actual restaurante, situado bajo el hotel Niza que pertenece a la familia Chillida. «Tres de los nietos del artista idearon su diseño, todo un lujo», dice. Defiende su cocina como «alejada de esa alta gastronomía de grandes equipos y maquinarias. A mi restaurante puedes ir todos los días a comer y no cansarte».

«Crecer comiendo un buen puré educa el paladar»

Íñigo Peña

Cocinero del restaurante Narru. Zubieta, 56. San Sebastián (www.narru.es).
 

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