Ocho ideas para beberse el verano sin alcohol

En verano salimos más que nunca, por eso buscar alternativas a las bebidas alcohólicas nos pueden salvar de muchas resacas indeseadas.

El verano, esa época del año en la que más tiempo pasas en terrazas de todo tipo o en bares con aire acondicionado. Esos días en que llueve sol como miel y que nos decimos “como en casa no hay quien se duerma con este calor, pues vámonos a la calle”. Llega la hora de pedirse algo. Y claro, no es plan de beber cosas con alcohol todo el rato… Quieres cuidarte, quieres reducir un poco la ingesta o simplemente no puedes beber alcohol por asuntos de salud. No te preocupes que hay vida más allá de los refrescos de cola y de naranja con burbujas, o del triste botellín de agua.

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El verano, esa época del año en la que más tiempo pasas en terrazas de todo tipo o en bares con aire acondicionado. Esos días en que llueve sol como miel y que nos decimos “como en casa no hay quien se duerma con este calor, pues vámonos a la calle”. Llega la hora de pedirse algo. Y claro, no es plan de beber cosas con alcohol todo el rato… Quieres cuidarte, quieres reducir un poco la ingesta o simplemente no puedes beber alcohol por asuntos de salud. No te preocupes que hay vida más allá de los refrescos de cola y de naranja con burbujas, o del triste botellín de agua.

Vino sin alcohol

Hace tiempo que el vino sin alcohol es una opción. Otra cosa es que lo tengan en bares y restaurantes, o que sea usual pedirlo en una velada con amigos. Pero, como todo, al tiempo. La nueva generación de vinos sin alcohol son más “reales” que los que conocíamos hasta ahora: Grupo Matarromera ha patentado un nuevo sistema de producción de vino sin alcohol que consiste en un proceso de deconstrucción molecular, extrayendo el alcohol pero conservando los aromas propios del vino. El resultado: un caldo de la tierra con unas propiedades organolépticas similares a lo que consideramos vino, y sus propiedades beneficiosas para la salud (polifenoles, antocianos y antioxidantes), pero sin alcohol. WIN es la marca bajo la que producen estos vinos, de los que tienen blanco, rosado, tinto, espumoso, frizzantes y hasta un tinto crianza. De momento los encuentras en todas las grandes superficies. Y están ricos.

Tinto de verano sin

¿Hay algo más veraniego que un buen tinto de verano? Con su hielito, su rodajita de limón, su pajita para beberlo… Las principales casas comercializadoras de esta bebida (La Casera, Sandevid…) tienen en el mercado sus versiones sin alcohol, tanto de la modalidad tinto con gaseosa como la de limón. 0,0% de alcohol, unas 18 Kcal por cada 100 ml, y nada de grasa. Un modo de que esa tarde de piscina tomando tinto de verano sin parar no te pase factura al día siguiente…

La mítica cerveza sin

Aunque nos olvidemos de ella, la cerveza sin ahí está, siempre disponible y siempre fresquita para que nos la tomemos. No hay bar que no la tenga. Es cierto que el sabor no es exactamente el mismo que el de la cerveza con alcohol, pero si empiezas con sin desde el principio, ni te enterarás. Además siempre tienes la opción de pedir una clara de sin: te sabrá a cerveza con limón o casera, y no estarás ingiriendo alcohol si no es lo que te apetece. Que no hace falta renunciar a una cervecita, vaya.

Ginger ale

Cada vez se está poniendo más de moda y prolifera más en todo tipo de establecimientos de hostelería. Ni qué decir tiene que en supermercados ya está instaladísimo. Es una bebida con orígenes británicos hecha a base de agua, jengibre, azúcar y limón. Ese sabor característico del jengibre como a jabón es lo más característico de su paladeo. Es una bebida muy habitual en coctelería o para beber en combinados (muy común con whisky), pero sola es una gran opción. Además tiene numerosas cualidades terapéuticas para malestares comunes como los estomacales o catarros.

Ginger Ale, una buena opción para refrescarse sin alcohol.

Bitter kas

A veces nos parece de abuelas. Otras veces se nos hace raro pedirlo. Pero una vez que te animas, esta bebida que como su propio nombre indica tiene un toque amargo, y que cuenta con un intenso color rojo, encaja a la perfección sobre todo con momentos de aperitivo de la comida o de la cena, o con ratos al sol. Bien cargado de hielos y con una rodajita de naranja o de limón es una alternativa al vermut, por ejemplo. ¡Y te ahorras los 13º de alcohol que te ibas a meter entre pecho y espalda haciendo lo de siempre!

Tónica

La tónica es el refresco que resulta de verdad un refrigerio. Un sabor amargo característico que apetece beber a sorbos, que llena la boca, y que deja un retrogusto muy gratificante con la canícula. Básicamente es agua carbonatada aromatizada con quinina. A la tónica se le acusa de tener muchas calorías (34 por cada 100 ml), pero que eso no sea un problema: hoy en día ya hay tónicas ligt también en el mercado. Para paladares a los que no les guste tanto ese sabor amargo, y aunque no sea lo mismo, un agua con gas te puede hacer una función parecida.

Smoothies

Para quienes no sepan de qué estamos hablando, es un preparado a base de zumo de frutas naturales mezclado con un lácteo, o helado, o simplemente hielos. Si bien es una opción algo más pesada que bebidas de textura más puramente líquida, tienen un público cada vez más amplio. Una advertencia para quienes piensen que tomarse uno de estos les resuelve parte de su ingesta diaria de frutas: tomar la fruta en jugo no equivale exactamente al consumo de una pieza al uso. Propiedades tan fundamentales como la fibra o el ácido fólico se quedan fuera al consumir la fruta en estado líquido. Eso sí, vitaminas tienen.

Horchata

Terminamos esta lista de sugerencias con una cosa de lo más autóctona. La horchata es al verano en bebidas dulces lo que el gazpacho a los entrantes salados. Lo más aconsejable es tomarla en alguno de los puntos de producción artesanos que hay diseminados por todo el territorio nacional. Si no se tiene ninguno a mano pero sigue apeteciendo ese gusto dulzón a chufa, no hay problema: cualquier bar tendrá un botellín de horchata que servirte con unos hielitos.

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