Así funciona una fábrica de imágenes de moda
Visitamos la Digital Factory de Vente Priveé en París, en la que se producen unas 15.000 fotos cada día.
Podría parecer que la fotografía de moda empieza y termina con el trabajo de estrellas como los omnipresentes Mario Testino y Terry Richardson. Pero muchas de las imágenes que alimentan a esta industria son realizadas por especialistas que trabajan en el anonimato. Para conocer a algunos de ellos hemos visitado la ...
Podría parecer que la fotografía de moda empieza y termina con el trabajo de estrellas como los omnipresentes Mario Testino y Terry Richardson. Pero muchas de las imágenes que alimentan a esta industria son realizadas por especialistas que trabajan en el anonimato. Para conocer a algunos de ellos hemos visitado la Digital Factory de Vente Priveé en París, una auténtica fábrica de imágenes de moda.
Cada día unos 16 millones de personas reciben en su correo electrónico las ofertas de esta empresa. Sobre todo prendas, calzado y accesorios de moda. La mayoría de estos productos son excedentes que las grandes marcas no han logrado vender. Entre los records de esta tienda de internet está vender en 48 segundos 2.500 relojes. Una cifra que se explica por la fórmula que usa Vente Priveé: precios más o menos agresivos y un número limitado de unidades. Dos factores que inducen a la compra impulsiva para cazar chollos. Pero esa técnica no funcionaría sin muchas imágenes promocionales y otras que muestran con detalle lo que vamos a comprar.
En estos muelles de la Digital Factory se descargan los artículos que son fotografiados.
Ramón Peco Muñoz
Unas 150 personas se dedican a nutrir de fotos a su web desde la Digital Factory, un edificio inaugurado hace poco. Acoge 60 platós de imagen y, según explica la empresa, se trata del primer complejo de producción de imágenes en Europa. En total son 80 los trabajadores dedicados a la realización de reportajes, otros 20 pertenecen al equipo de planificación y 45 al de posproducción -compuesto por retocadores, desarrolladores y clasificadores de fotos-. Aunque, como pudimos comprobar, también hay personal dedicado a tareas que van desde el planchado de las prendas a realizar castings de modelos. Además, en el área de vídeo trabaja un equipo en el que hay desde músicos hasta diseñadores de imágenes modeladas con ordenador.
Hace falta mucha organización para realizar las 30 sesiones fotográficas y las 15.000 fotos que allí se hacen de media al día. El proceso por el que un artículo es fotografiado comienza tras cerrarse el acuerdo con la marca. Entonces una muestra llega a los muelles de descarga de Digital Factory. De allí pasa a ser acondicionada para la sesión fotográfica. En el caso de las prendas de ropa un equipo se dedica a plancharlas y enviarlas a los diferentes platós. Junto a ellos está la oficina de planificación, dominada por una enorme pizarra con los horarios de las sesiones del día.
El área creativa está en la sede principal de la empresa, a unos cientos de metros de la Digital Factory.
Ramón Peco Muñoz
Antes de comenzar a hacer fotos el fotógrafo, de la propia plantilla o contratado para la sesión, elige el material que usará. Los responsables del almacén dicen que las máquinas más solicitadas son las Canon 5D Mark II, pues con ellas se puede también grabar vídeo. En los platós en los que se realizan las sesiones vemos que el equipo se compone de un coordinador, el fotógrafo, varios ayudantes y los modelos. La complejidad de estos reportajes varía en función del acuerdo al que se llega con la empresa que fabrica el artículo. De él dependen los medios que se emplearán y su duración.
Una vez que los encargados de producción tienen listo todo el tinglado necesario para hacer las fotos de catálogo -que siempre se hacen en plató- y las promocionales -que en ocasiones se realizan fuera de la Digital Factory- toca poner a prueba a los modelos, si es que la sesión los requiere.
Al preguntar si estarían dispuestos a usar maniquíes digitales en lugar de personas, como ya ha hecho H&M en sus catálogos, nos sorprenden al confirmarnos que, efectivamente, tienen planeado hacerlo. La razón que nos dan son los derechos de imagen de los modelos, pues sus fotos no pueden difundirse en cualquier país. En cualquier caso está claro que clonando un cuerpo modelado digitalmente al que se le va cambiando el rostro se ahorra mucho dinero.
De las instalaciones de la empresa llama la atención que es las prendas que se venderán están por todas partes.
Ramón Peco Muñoz
Una vez disparadas las fotos de los productos estas pasan a una red, de la que las extraen los miembros del equipo de retoque. De la enorme sala en la que se agrupan sólo nos dejan hacer un puñado de fotos. Según nos explican no quieren que su sistema de trabajo sea copiado por la competencia.
Aunque no nos dicen de que competidores se trata, quizá se refieran a las factorías de imágenes que han surgido en economías emergentes, como la de la India. Estas ofrecen desde poco más de un dólar, como dicen en este foro especializado, servicios básicos de tratamiento de imagen. Claro que teniendo en cuenta esas tarifas el resultado es posible que sea una chapuza. De hecho, nos tememos que cierto material que termina en Photoshop Disasters puede provenir de esa clase de empresas.
En cualquier caso charlamos largo y tendido con Verónica Gloria, una joven fotógrafa que retoca a diario centenares de imágenes. Sorprende la velocidad con la que mediante Photoshop trabaja en una colección de fotos de lencería. Los ajustes que realiza los aplica sólo sobre el cuerpo del modelo, del que elimina imperfecciones y suaviza las líneas corporales. Aunque cuenta que personalmente prefiere no realizar modificaciones demasiado drásticas.
Antes de ser fotografiadas las prendas son planchadas en la Digital Factory.
Ramón Peco Muñoz
El as que se guarda en la manga es el enorme repertorio de acciones automatizadas creado por el equipo. Estas permiten cambiar velozmente los tonos de la piel, eliminar arrugas o cualquier otra imperfección que se les antoje. Las prendas, por lo que podemos ver, apenas son modificadas. Algo lógico si tenemos en cuenta que las fotos del producto deben ser fieles al original.
Una vez realizado este proceso las imágenes de catálogo pasan a ser clasificadas para ser publicadas en internet. Pero las promocionales se trabajan en la sede principal de Vente Priveé. Allí un equipo creativo las usa para realizar los diseños publicitarios que acompañan a las ventas.
Charlamos con Ignacio Fernández, uno de los diseñadores de esa área. Nos explica que cada día trabaja en varios grafismos. Lo más estimulante es que se trata de productos muy diversos, por lo que es difícil aburrirse. A pocos metros Michael Fremaux, un creativo de vídeo, se encarga de montar los trailers promocionales. Ellos son los últimos eslabones en la cadena de producción de imágenes. Pues tras pasar por sus monitores estas quedan listas para ser publicadas en la red.
Ni Verónica, ni Ignacio ni Michael firman sus creaciones, tampoco lo hacen los fotógrafos que trabajan para Vente Priveé. Pero, visto lo visto, el trabajo que cada día realizan parece ser tan importante, o más, para esta industria como el de Mario Testino y Terry Richardson. Pues de ellos depende en gran medida que alguien haga ‘clic’ en el icono de compra para que la maquinaria siga funcionando.
Todas las sesiones de fotos se dirigen desde esta sala de planificación.
Ramón Peco Muñoz
Los fotógrafos con frecuencia son contratados para hacer sesiones puntuales.
Ramón Peco Muñoz