10 cosas que hacer en León esta Semana Santa

Cultura y gastronomía sirven de excusa. La ciudad acaba de estrenar Ave, y el otoño invita a conocer sus secretos y alrededores.

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La ciudad estrenó el 29 de septiembre conexión de Ave con Madrid (ahora se tardan unas dos horas y cuarto en llegar) y está lista para recibir a los visitantes que no quieran perderse su gastronomía, sus espacios culturales y sus alrededores. Os damos 10 pistas de lo que se puede hacer para exprimir al máximo la visita.

1. Descubrir el colorido medieval

Por mucho que te lo cuenten, nada es comparable a verlo ‘in situ’. Los libros de Historia del Arte recalcan que el Panteón de los Reyes de San Isidoro, en el que descansan once monarcas del antiguo reino, es “la C...

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La ciudad estrenó el 29 de septiembre conexión de Ave con Madrid (ahora se tardan unas dos horas y cuarto en llegar) y está lista para recibir a los visitantes que no quieran perderse su gastronomía, sus espacios culturales y sus alrededores. Os damos 10 pistas de lo que se puede hacer para exprimir al máximo la visita.

1. Descubrir el colorido medieval

Por mucho que te lo cuenten, nada es comparable a verlo ‘in situ’. Los libros de Historia del Arte recalcan que el Panteón de los Reyes de San Isidoro, en el que descansan once monarcas del antiguo reino, es “la Capilla Sixtina del románico”. Sus frescos, anteriores al año 1149, impresionan por sus colores y documentan la vida de la época: hay un calendario agrícola e incluso aparece un mastín leonés. En la Colegiata también puede verse el Cáliz de Doña Urraca, de ágata y oro, pieza que el libro ‘Los reyes del Grial’ (Reino de Cordelia, 2014) identifica como el cáliz de la Última Cena. A diez minutos a pie de San Isidoro se encuentra la Catedral de León, erigida sobre unas termas romanas. Allí son las vidrieras góticas las que crean efectos de colorido pop sobre la piedra.

2. Visitar una exposición en el Musac

El museo de arte contemporáneo más colorista del territorio nacional bien merece una visita. Es el momento perfecto para disfrutar de la exposición del fotógrafo Alberto García-Alix, que regresa a sus orígenes leoneses con Sombras del viento. Sus series Bikers y Los malheridos, los bien amados, los traidores son los ejes de esta muestra llena de retratos en blanco y negro, tipos duros, motos y recuerdos. La exposición se inauguró el 3 de octubre y permanecerá en el museo hasta el 31 de enero. En ella, el premio nacional de fotografía de 1999 repasa más de tres décadas de trabajo y, además, comparte sus obsesiones: deja que el visitante descubra algunas piezas de su colección privada de fotografías ‘vintage’.

Fotos que se pueden ver en la exposición del Musac ‘Sombras del viento’

Alberto García-Alix

3. Ir de cortos

Un clásico leonés. El corto es el equivalente a la caña madrileña o el ‘zurito’ vasco. Las rondas por el Húmedo y el Cid (también llamado el Romántico), los dos barrios que concentran los bares de tapeo (con cada consumición se pone un pincho gratis), suelen alargarse. Hay locales de toda la vida, como La Bicha (conocida por su morcilla), El Flechazo (popular por las patatas) y El Rebote (con sus croquetas), todos ellos en el Húmedo; también merece la pena La Ribera (con sus famosas patatas con salsa), en el Romántico. Además, proliferan nuevos locales que incorporar a la ruta, como Four Lions Brewery (para probar cervezas artesanas), Becook (definen su apuesta como ‘urban food’), el ‘gastrobar’ Mamá Tere, Tribeca (de aire industrial, inspirado en los locales neoyorquinos) o el recién inaugurado El Patio, un jardín oculto entre edificios.

Mamá Tere, uno de los nuevos locales de moda en León.

Cortesía de Mamá Tere

4. Hacer caso a la Guía Michelin y a ‘Time’

No todo va a ser ir de cortos. La gastronomía es uno de los atractivos de León, y eso lo reconocen hasta los expertos de la Guía Michelin, que este año también han renovado la estrella otorgada en 2009 a Cocinandos. El restaurante abierto en 2003 por Yolanda León y Juanjo Pérez ofrece un menú degustación que varía al ritmo que marcan los productos del mercado. Saliendo de la ciudad en dirección a La Bañeza, casi a una hora en coche, se puede probar la que según ‘Time’ (y ‘The Guardian’, y la edición americana de ‘Vogue’) es la mejor chuleta del mundo. Se trata de la que prepara el maestro asador José Gordón en la Bodega El Capricho, en la pequeña pedanía de Jiménez de Jamuz. El viaje merece la pena.

5. Conocer las historias que encierran sus edificios

Tras los muros de se esconden historias y vidas. Lo atestiguan dos fundaciones leonesas con apellidos propios: Sierra-Pambley y Vela Zanetti. El museo de la primera –situado frente a la Catedral– cuenta una historia de amor no correspondido: el de don Segundo hacia su sobrina Victorina, para quien construyó el edificio en el siglo XIX. Ahora se puede visitar esta casa burguesa y conocer el legado de la familia, que se volcó en la educación y tuvo vínculos con la Institución Libre de Enseñanza. No muy lejos, en la conocida como Casona del Corral de Villapérez se encuentra el museo dedicado al pintor exiliado a raíz de la Guerra Civil José Vela Zanetti, autor del mural La ruta de la libertad de la sede neoyorquina de la ONU. Y no se puede olvidar visitar San Marcos, la cárcel en la que estuvo preso Quevedo, que a lo largo de la historia ha sido convento, presidio, centro educativo, hospital y en la actualidad alberga un Parador de cinco estrellas.

6. Ver atardecer en una terraza

Las azoteas permiten redescubrir las ciudades desde nuevas ópticas. Por eso abrió sus puertas hace un año el restaurante niMÚ en la terraza del renovado hotel Conde Luna, en pleno centro de la ciudad. Se trata del hermano leonés del madrileño Bistró niMú, situado en el barrio de Salamanca. El proyecto fue diseñado por el arquitecto Mariano Sáenz de Miera y la decoración corrió a cargo de Pascua Ortega. Además de para picar algo, el espacio es perfecto para ver atardecer y contemplar cómo cae la noche sobre el casco antiguo de la ciudad.

El restaurante NiMÚ, una buena opción para ver el atardecer.

Cortesía de NiMÚ

7. Seguir el rastro de Gaudí

Muy cerca de la Catedral se alza la Casa Botines, un edificio neogótico construido en 1893 por Antoni Gaudí. El empresario Eusebio Güell fue quien recomendó a los propietarios del solar que le encargaran el edificio al arquitecto catalán para montar un negocio textil. Con sus aires de castillo medieval –foso, gárgolas, torreones y un San Jorge matando al dragón incluidos–, se encuentra en pleno Camino de Santiago. Continuando con la Ruta Jacobea hacia Galicia se pueden seguir también las huellas de Gaudí, esta vez en Astorga, capital económica de la comarca de La Maragatería. El arquitecto modernista diseñó en 1889 su Palacio Episcopal por encargo del entonces obispo, Juan Bautista Grau Vallespinó.

Casa Botines, de Gaudí.

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8. Probar el vino de El Bierzo

Ponferrada, que se encuentra a poco más de una hora de León, es una escapada obligada. Su Castillo Templario, como salido de un cuento, es el icono de la ciudad, que este año ha recordado el 200 aniversario de Enrique Gil y Carrasco, autor de ‘El señor de Bembibre’, uno de los más destacados escritores del Romanticismo. Y también Ponferrada es la base perfecta para probar los vinos de la Denominación de Origen Bierzo (ya sea por la zona alta, en los alrededores de la Basílica de la Encina, o en torno a la plaza de Fernando Miranda). Para profundizar en la vinicultura, Bierzo Enoturismo propone catas y visitas a las bodegas que abundan en la zona de Villafranca del Bierzo y Cacabelos.

Los viñedos del palacio de Canedo de Prada a tope en El Bierzo.

Cortesía de Prada a tope

9. Buscar oro en Las Médulas

El otoño es la época perfecta para visitar la comarca de El Bierzo. El programa ‘Volando voy’, de Jesús Calleja, presentó hace poco uno de los escenarios más espectaculares de la zona: Las Médulas. Desde 1997, estas minas de oro romanas del siglo I figuran en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Las formas caprichosas de esta tierra rojiza se deben a la fuerza hidráulica que los ingenieros romanos utilizaron para la explotación del yacimiento. La Fundación Las Médulas propone varias rutas para conocer la zona, entre castaños centenarios.

Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad. (El Bierzo)

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10. Estar (de verdad) en Babia

Cuentan que la expresión que ha hecho famosa esta comarca que linda con Asturias tiene su origen en que Babia era el lugar elegido por los reyes de León para descansar del ajetreo de la corte. Quienes deseen experimentar esa calma regia pueden conducir (desde la capital se tarda una hora hasta San Emiliano y veinte minutos más hasta Cabrillanes) para llegar a estos paisajes de montañas de piedra caliza, declarados Reserva de la Biosfera en 2004. La asociación Estás en Babia y la página especializada Rutinas Varias proponen diferentes rutas –a pie, en bici o de escalada– para disfrutar de la naturaleza.

Si buscas la tranquilidad, tu sitio es Babia.

Daniel Sánchez Enjuto (rutinasvarias.com)

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