Alvarno: «No haremos desfiles porque no nos queremos estancar»
El dúo de diseñadores cambia de rumbo con una colección cargada de sofisticada irreverencia.
“Le estaba diciendo a su mujer que no me importan las gilipolleces que me cuente”, le espeta Isabel Adjani al anfitrión de una cena en una majestuosa mansión francesa. Viste un imponente abrigo negro que, a priori, tiene poco que ver con su cresta. Es elegante, sofisticada incluso, pero su aspecto (y sus palabras) sugieren que nada en ella se ceñirá nunca a lo convencional, que sólo se puede esperar lo inesperado.
La escena pertenece a Subway, el film de culto que rodó Luc Besson en 1985 y que ha servido a Alvarno para dar forma a la mujer que inspira su colección del próxim...
“Le estaba diciendo a su mujer que no me importan las gilipolleces que me cuente”, le espeta Isabel Adjani al anfitrión de una cena en una majestuosa mansión francesa. Viste un imponente abrigo negro que, a priori, tiene poco que ver con su cresta. Es elegante, sofisticada incluso, pero su aspecto (y sus palabras) sugieren que nada en ella se ceñirá nunca a lo convencional, que sólo se puede esperar lo inesperado.
La escena pertenece a Subway, el film de culto que rodó Luc Besson en 1985 y que ha servido a Alvarno para dar forma a la mujer que inspira su colección del próximo otoño. “Esa es la actitud que queríamos reflejar”, cuentan Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, alma mater de la firma. “Una ruptura de los convencionalismos, de las rutinas, sin perder la sofisticación”. Y eso es precisamente lo que transmiten sus nuevas propuestas. En el fondo y en la forma.
Las modelos se preparan durante la creación de la campaña.
Nacho Blumen
Una antigua nave en el barrio de Carabanchel es el lugar elegido por el dúo para presentar dichas prendas y fotografiar su campaña. Alejado del centro de la capital, de los circuitos habituales de la moda y de cualquier tópico asociado a este tipo de eventos, en el lugar se respira una cotidianidad y una cercanía inusuales, más si tenemos en cuenta que se trata de una de las firmas nacionales más aclamadas.
Por allí se pasea Laura Ponte, la nueva encargada del espacio, que está a punto de transformarse en un punto de encuentro cultural y creativo. “Habrá talleres, organizaremos eventos originales, cursos…Estará abierto a todo el mundo”, afirma entusiasmada. En una esquina, el fotógrafo Pablo Curto retrata a las dos modelos protagonistas de la campaña. Llevan abrigos brocados, vestidos con pedrería y botas de New Rock, la marca predilecta de los fans del estilo gótico. Una combinación poco convencional que contrasta a su vez con las paredes industriales que conforman la escenografía.
“Este espacio resume el por qué de la colección. Queríamos que fuera aquí donde se vieran las piezas”, explican. En esta ocasión, han preferido apostar por el contacto directo y dejar de lado sus esperados desfiles.
Ellos fueron pioneros plantear alternativas al circuito oficial de la semana de la moda madrileña; transformaron lugares emblemáticos en pasarelas e hicieron ver que el continente es casi tan importante como el contenido, que la moda tiene que crear sinergias con su lugar de origen. Ahora que muchos otros han seguido este camino y que prensa y clientes marcaban en rojo la fecha de sus desfiles en el calendario, Alvarno decide romper con lo que se espera de ellos. “Había que salir de la zona de confort. No vale con hacer algo que funciona y estancarse, hay que cambiar”, apunta Álvaro.
El proceso creativo queda al descubiero con los bocetos y las muestras de cada pieza.
Nacho Blumen
Palacios, museos, embajadas y, ahora, espacios industriales en el sur de Madrid. Arnaud y Álvaro saben que la moda es mucho más que ropa -comenzaron trabajando nada menos que a las órdenes de Lagerfeld o McQueen- y por eso conciben sus propuestas como un puzzle en el que todo se ensambla a la perfección. Saben, además, que las buenas colecciones juegan con piezas aparentemente discordantes que, cuando casan, dan lugar a piezas tan novedosas como auténticas.
Por eso su colección encaja perfectamente con el ambiente que se respira en la moda internacional. Unos juegan a vestir su alta costura con zapatillas, otros a convertir prendas deportivas en objetos de lujo y el resto a crear looks innovadores tirando de opuestos. Ellos apuestan por la irreverencia, por una colección movida “por la rebeldía y el inconformismo”, como ellos mismos afirman.
Las piedras de gran tamaño son una de las claves de la colección
Nacho Blumen
Abrigos exquisitamente trabajados que se convierten en chaquetas gracias a enormes cremalleras. Combinaciones de estampados animales con brocados, sudaderas de materiales nobles cuajadas de pedrería. Puños de camisa en jerseys y mangas de seda en abrigos de pelo firmados, como es habitual, por Santiago del Palacio. No es la punk couture de Vivienne Westwood porque no bebe de los omnipresentes códigos del movimiento -tartán y tachuelas-, pero sí la costura irreverente que acierta mezclando sin pudor materiales, aplicaciones y estilos. La Isabel Adjani con abrigo de pieles y cresta en la cabeza.
“Rebelión sofisticada”, así la define Álvaro Castejón. Acto seguido, Arnaud Maillard apunta, “Es una mujer que sabe decir no, porque saber decir no es el verdadero lujo” Y eso resume a la perfección el paso más allá del que nos hablan: no a los desfiles esperados por todos, no a las presentaciones al uso y no a situarse únicamente en el plano de la sofisticación, el chic parisino y la confección detallista. Porque todo lo anterior puede comunicarse de forma con más autenticidad y energía: tocando y apreciando las prendas, observando el proceso de trabajo -los bocetos y la creación de la campaña- y trasladándose a un espacio poco habitual en un entorno poco transitado por la moda de la capital.
¿Quién necesita desfiles cuando puede examinar y palpar cada prenda?.
Nacho Blumen
Lo mismo sucede (o va a suceder) con Azzaro, la emblemática firma de la que son directores creativos desde hace un año. “Al principio, obviamente, buceamos en los archivos. Ahora queremos hacerlo a nuestra manera”, apunta Arnaud. “La mujer Alvarno se está contagiando de Azzaro y viceversa”, añade. Esa clienta arquetípica que inspira sus diseños, que siempre se ha asociado con la elegancia más exquisita, casi aristocrática -”un ideal, un sueño”, como ellos mismos la definen- y que ahora también es capaz de acaparar miradas en una cena protocolaria por su estilo impecable y su actitud irreverente.
"Estamos cambiándolo todo, de arriba a abajo, necesitamos hacer algo más. No podemos vivir cómodamente estancados”, afirman ambos. Son plenamente conscientes de que el lujo – y la moda- actual debe expresarse por caminos inexplorados. ¿Entonces tampoco habrá desfile en Azzaro, verdad? “No, haremos otra cosa que no podemos desvelar. Sólo podemos adelantar que tendrá que ver con el futurismo”.
detalle del espacio que acogió la colección del dúo.
Nacho Blumen
Las contundentes botas de la marca New Rock se combinan con vestidos-joya y abrigos con pedrería.
Nacho Blumen