‘Modern loss’, un sitio contemporáneo donde llorar a nuestros muertos
La historia de un proyecto digital en el que homenajear a nuestros seres queridos y buscar apoyo para superar el vacío que dejan en nosotros.
La imagen que Rebecca Soffer tenía de un “huérfano” estaba más próxima a la de un personaje de la Inglaterra victoriana de Charles Dickens que a la de una treintañera de Nueva York. Pero entre 2006 y 2010, en ese breve intervalo de cuatro años, su madre falleció en un accidente de tráfico y su padre de un ataque al corazón. Ella era, de pronto, una huérfana.
Gabrielle Birkner había comenzado su carrera periodística redactando obituarios para un periódico local. Una tarde, en la redacción, se enteró de que dos personas habían sido asesinados durante un asalto a su casa. Eran su padre ...
La imagen que Rebecca Soffer tenía de un “huérfano” estaba más próxima a la de un personaje de la Inglaterra victoriana de Charles Dickens que a la de una treintañera de Nueva York. Pero entre 2006 y 2010, en ese breve intervalo de cuatro años, su madre falleció en un accidente de tráfico y su padre de un ataque al corazón. Ella era, de pronto, una huérfana.
Gabrielle Birkner había comenzado su carrera periodística redactando obituarios para un periódico local. Una tarde, en la redacción, se enteró de que dos personas habían sido asesinados durante un asalto a su casa. Eran su padre y su mujer. Cuenta que durante meses no dejó de llorar ni de contar su historia a quien quisiera escucharla. Se hizo voluntaria en una asociación de apoyo a familiares de víctimas de homicidio y durante mucho tiempo escribió y escribió sobre su pérdida.
No lo sabían pero en la misma ciudad, dos mujeres de edades similares y con biografías parecidas sentían el estigma de la orfandad, el dolor por sus muertos y, a menudo, las ganas de no sonreír cuando alguna persona con mejor intención que acierto lanzaba esa intentona de consuelo con el socorrido pero amargo “todo pasa por alguna razón”. En esas estaban cuando un amigo común las presentó. Gabrielle, Rebecca y otras mujeres comenzaron a organizar una cena mensual llamada "Women With Dead Parents (WWDP)". Y con el tiempo, esas cenas y las conversaciones que tenían lugar allí, se convirtieron en un rato de tregua sin las preguntas, el morbo, los sentimientos de culpa o la condescendencia habitual de los otros, los que todavía eran hijos de alguien vivo.
Tras la experiencia de aquellos encuentros, Rebecca y Gabrielle abrieron la web Modern Loss. Querían compartir con más personas su tránsito por el dolor y abrir una ventana de comprensión ante las diversas reacciones que la muerte de un ser querido provoca en nosotros. Allí escriben sus relatos madres, hijos, hermanos, amigas, compañeros, jefas, tíos o enamorados. Personas que desean sofocar su sufrimiento o rendir un homenaje. Recordar o empezar a olvidar la pena. Seguir viviendo o morirse también en alguna etapa del duelo.
El duelo, un proceso por el que todos pasamos
Las anteriores reacciones tienen lugar durante lo que los expertos llaman proceso de duelo. La psicóloga Mónica Pereira sintetiza así las fases de ese tiempo embargado por el que las emociones de cada persona fluctúan “en un primer momento sufrimos un shock, un impacto que nuestro cerebro no sabe digerir. Puede durar minutos, horas, días, semanas o meses, hay personas que incluso se quedan enganchadas a esa etapa. No ocurre siempre, pero tras el shock puede llegar un enfado. Es la necesidad de buscar un fallo, un error, el porqué que explique la pérdida. La tercera etapa es la de asumir lo que ha pasado y suele ser la más larga. Y finalmente se produce lo que llamamos reorientación, comenzamos una vida sin el ser querido cerca”, explica Pereira por teléfono para S Moda.
La experta valora positivamente la labor de una web como Modern Loss, “sobre todo porque en la sociedad actual se han perdido los recursos para afrontar el duelo. Ya no toleramos el dolor o la tristeza y diría que casi no se nos permite exteriorizar estos sentimientos que, tradicionalmente, han sido la fórmula de sobrellevar y compartir en sociedad y en familia, el dolor. De manera que la escritura o la lectura, el homenaje, la normalización de la tristeza por la pérdida son herramientas que nos ayudan a superarlo sin el tabú ni la presión de tener que estar bien por imperativo social y en ese sentido, una ventana en internet para compartir con otros nuestro luto me parece una idea extraordinaria”, explica.
Solo una regla: no ha pasado por una razón
No importa la condición de ese luto. En Modern Loss no hay juicios ni reglas, aunque la sonrisa acaba asomando al leer recursos que tratan de quitarle solemnidad a las tristísimas pero también tragicómicas intendencias que acompañan, por ejemplo, un funeral. Las 9 cosas que nadie te dice sobre esparcir cenizas, 6 maneras en las que una familia puede resolver la herencia de un ser querido y seguir hablándose, Cómo se dice adiós en los distintos países del mundo o Citas memorables sobre la pérdida. Otro post memorable es el que escribió la asistente de Philip Seymour Hoffman tras la muerte del actor. Una pieza con la que cualquiera se puede sentir identificado. Además, en la web también han publicado la carta que Sheryl Sandberg COO de Facebook publicó un 30 días después de la repentina muerte de su marido. Una lectura obligada para todos, los que hayan pérdido recientemente a alguien querido y los que no.
Las usuarias, en su mayoría mujeres jóvenes, no buscan la chanza cínica ni sofisticar un dolor universal y primitivo pero cuya manifestación también tiene mucho de cultural. Solo se les pide que hablen de su pena con honestidad, y suelen hacerlo en clave contemporánea y eso, a menudo, rebaja la intensidad habitual de las historias que se publican. Porque como saben sus fundadoras, escribir sobre cómo se ha hecho frente a una pérdida o leer cómo lo han hecho otros, alivia. “Es bueno saber que no estamos solos”, dicen.
No lo están. Quizá todos podamos reconocer la utilidad de su brillante idea, incluso sin haber pasado antes por esa web. Deseando hallar en palabras propias o ajenas el bálsamo que nos ayude a asistir a la última frontera biológica de un ser querido. Esperando ese consuelo íntimo de escribir o leer sobre la muerte en busca de un paliativo que no sea el tiempo, sabiendo que en esos trances el tiempo tarda en llegar.