¿Víctima o asesina? Carole Baskin, la controvertida villana del fenómeno ‘Tiger King’

El éxito de la serie documental de Netflix sobre el submundo de la cría de grandes felinos ha reabierto el caso sobre la desaparición del segundo marido de la animalista, convertida en la diana del odio y las sospechas de los espectadores.

Carole Baskin, propietaria del santuario de grandes felinos 'Big Cat Rescue'.Netflix

Es el gran fenómeno audiovisual del último mes en todo el mundo. Si hay pocas cosas en la ficción que casi puedan asombrarnos más hoy que la actualidad en sí misma, Tiger King es una de ellas. En apenas quince días, Joe Exotic, Travis Maldonado, Doc Antle y el resto de insólitos personajes que hacen su aparición en el esperpéntico documental de Netflix se han convertido en celebridades referenciadas por estrellas como Jared Leto o Kim Kardashian. Sin embargo, hay una figura que, term...

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Es el gran fenómeno audiovisual del último mes en todo el mundo. Si hay pocas cosas en la ficción que casi puedan asombrarnos más hoy que la actualidad en sí misma, Tiger King es una de ellas. En apenas quince días, Joe Exotic, Travis Maldonado, Doc Antle y el resto de insólitos personajes que hacen su aparición en el esperpéntico documental de Netflix se han convertido en celebridades referenciadas por estrellas como Jared Leto o Kim Kardashian. Sin embargo, hay una figura que, terminado el visionado, sigue despertando controversia –y toneladas de odio– en las redes. Carole Baskin, una activista millonaria que muchos tildan de asesina sin escrúpulos y otros, pocos, de víctima de un ataque falaz y deliberado contra ella. ¿Homicida o mártir? (Los siguientes párrafos contienen spoilers).

Joseph Maldonado-Passage, conocido como Joe Exotic, es la gran estrella mediática de la primavera.Netflix

Tiger King cuenta la historia de Joseph Maldonado-Passage, más conocido como Joe Exotic, el excéntrico dueño de un zoológico de carretera de grandes felinos que es condenado por el intento de conspiración de asesinato de su gran némesis durante las últimas dos décadas: Carole Baskin. Ella es la propietaria de un santuario para estos animales en Tampa (Florida) que ha hecho de su objetivo vital el desenmascarar las prácticas de explotación y compraventa de tigres, leones y demás felinos por parte de Exotic y otros como él. Liderando un lobby animalista, consiguió que los centros comerciales de todo el país que contrataban al empresario y a sus cachorros como reclamo comercial dejaran de hacerlo. Una enemistad implacable enconada que se tradujo en una guerra mediática y judicial millonaria que se ha alargado durante años, culminando en una condena de 22 años de cárcel para Exotic por maltrato y tráfico animal e intento de asesinato tras contratar –sin éxito– a un sicario para que acabara con la vida de la animalista.

La serie también pone en tela de juicio las supuestas buenas intenciones de la activista. No solo por la dudosa ética del negocio detrás de su santuario y las condiciones en las que residen allí los animales, sino por algo mucho más turbio: la desaparición jamás resuelta de su segundo marido, el empresario Jack ‘Don’ Lewis, y su posible participación en ella. Y al igual que el éxito de otros documentales del género conocido como true crime como Making a Murderer o The Jinx provocaron la reapertura de casos abiertos con décadas de antigüedad, solo quince días después de su estreno Tiger King ya ha seguido el mismo camino. El pasado 30 de marzo, Chad Chronister, sheriff del Condado de Hillsborough, confirmó la revisión de los hechos y la búsqueda de nuevas pistas que lleven a aclarar la desaparición del empresario el 18 de agosto de 1997.

Carole conoció a Don en enero de 1981. Ella tenía 20 años y él 42, estaba casado y tenía hijos. Ella también. El día que se conocieron Carole se había peleado con el que entonces era su marido (“tuve que tirarle una patata desde la cocina hasta el comedor para poder salir por la puerta”, recuerda) y vagaba por las calles llorando hasta que un coche se detuvo a ayudarla. Era Don. Aunque se negó un par de veces a subir, la tercera vez que volvió a pasar por su lado la convenció con una extraña propuesta. “Tenía una pistola en el asiento del copiloto y me dijo: ‘Puedes apuntarme con ella, necesito hablar con alguien’. Así que cogí la pistola, lo encañoné y fuimos hablando por la ciudad”, recuerda a cámara entre risas.

Acabaron pasando aquella noche juntos y poco después, Don abandonó a su mujer y a sus hijos para empezar una nueva vida junto a Carole. La pasión de ambos por los grandes felinos les unió y juntos crearon Wildlife on Easy Street, una reserva para estos animales. Sin embargo, los problemas pronto hicieron acto de presencia. A las constantes infidelidades de Don (al que, por cierto, su propia hija describe como “adicto al sexo”) se sumaron las discrepancias sobre cómo gestionar el parque. Ella quiso renegar de la compraventa de felinos, pero él lo veía como un gran negocio e incluso empezó a pensar en trasladar la reserva a Costa Rica, país en el que tendría manga ancha legal para mercadear con tigres, panteras y compañía y en el que, por cierto, vivía una de sus amantes. Conocidos y trabajadores de la asociación recuerdan que la relación entre ambos empezó a deteriorarse por motivos ecónomicos: él era multimillonario y ella, además de ser muy ambiciosa, despilfarraba su fortuna.

El gran giro de la historia llega, sin embargo, con la misteriosa desaparición de Don. Tiempo antes de esfumarse sin dejar rastro, el empresario había pedido una orden de alejamiento contra Carole porque tenía miedo a que lo matara. Fue denegada por falta de pruebas más allá de las amenazas verbales. La propia exmujer de Don, Gladys Lewis Cross, recuerda ante las cámaras el último día que lo vio. “Me dijo que estaba harto, que se iba a divorciar porque Carole era una de las peores personas que había conocido y que era muy peligrosa”.

Don planeaba transportar coches a Costa Rica el día que desapareció, el 18 de agosto de 1997. En el documental Carole lanza la hipótesis de que quizá pudo tener un accidente de avión (tenía varios y volaba sin dar parte porque había perdido el carné) hacienco hincapié en cómo días antes de la desaparición se comportaba de forma errática y manifestaba pérdidas de memoria. No se llegó a encontrar más que su furgoneta abandonada en el aeropuerto, sin saber cómo llegó hasta allí. Tanto la familia primigenia de Don como otros de los amigos y personajes cercanos a la pareja que aparecen en el documental señalan a Carole, a quien el empresario apodaba al comienzo de su relación como su “ángel”, como posible sospechosa de su desaparición. «Es un ángel enviado del infierno. Y algún día te darás cuenta», le previó su exmujer.

Baskin ha defendido su inocencia ante las furibundas acusaciones de Exotic.Netflix

Mientras los criminales condenados del documental han sufrido el clásico proceso de romantización de otros villanos de la ficción, Baskin es atacada en las redes sociales sin escrúpulos ni pruebas fehacientes, confinada al arquetipo de femme fatale. Mucho más calculadora, fría y carente del carisma caótico de Tiger King, lo cierto es que los espectadores se han cebado con la inesperada antagonista del documental. En una encuesta realizada por Buzzfeed, que pidió a sus lectores que calificaran de “inocentes” o “culpables” a los personajes que aparecen a lo largo de los episodios, Baskin fue la que mayor reprobación generó, con más de 225.000 votos clamando por su culpabilidad en los hechos. Hasta diecisiete puntos porcentuales por encima de Exotic y del resto de criminales condenados que desfilan por los siete capítulos.

Una vez terminado el visionado son muy pocos los que deciden situarse en el #teamBaskin, y varios medios culpan a los responsables de la obra de haber alentado este retrato pernicioso. “En una serie que está llena de criminales, líderes de sectas, polígamos, maltratadores de mujeres, maltratadores de animales y egomaníacos crueles, la única que no es tratada con ninguna simpatía es Baskin”, afirma la periodista Willa Paskin en el artículo de SlateTiger King escogió al villano equivocado’. The Independent, que ha calificado el documental de misógino, considera que “en cada entrevista sobre la desaparición de su esposo, Baskin se ve obligada a defenderse todo el tiempo de las acusaciones contra ella, una posición que siempre sugiere culpabilidad”. La prestigiosa asociación en defensa de los animales PETA también ha salido en defensa de Big Cat Rescue asegurando que el trabajo “no retrata de forma fehaciente” su labor o instalaciones.

La teoría más extravagante es la defendida por Joe Exotic, que asegura que Carole mató a su marido, alimentó a los tigres con sus restos y enterró los huesos en la fosa séptica de la reserva. Llegó a componer una canción y grabó un videoclip en el que la señalaba como asesina. Los rumores incluso apuntaron a que había introducido su cuerpo en la máquina de carne para después alimentar a sus felinos, oscura teoría de la que ella misma habla y reniega –entre risas– en el documental. ¿La gota que colma el vaso de las conspiraciones? El hermano de Carole trabajaba con el sheriff en aquella época y algunas voces afirman que fue su encubridor.

En declaraciones a S Moda, Susan Bass, directora de relaciones públicas de Big Cat Rescue, sostiene que “el abuso y la explotación de los grandes felinos ejercidas por criadores y exhibidores –que debería haber sido el mensaje primordial de Tiger Kingse pierde trágicamente en el sensacionalismo de este pseudodocumental”. Aunque Carole Baskin ha rechazado la petición de entrevista por parte de este medio, Bass traslada un comunicado firmado por la activista en la que tilda de “calumnias” las insinuaciones sobre su involucración en el caso de desaparición de su segundo esposo “con la única intención de atraer espectadores”.

Baskin señala que aceptó participar porque sus responsables le trasladaron que buscaban hacer con estos animales una especie de Blackfish, un celebrado documental sobre las consecuencias del cautiverio de las orcas en los parques temáticos. “No hay palabras para describir lo decepcionada que estoy”, añade. “Ella sabía que no solo estábamos hablando sobre los grandes felinos. Nosotros no la coaccionamos”, replicó Eric Goode, uno de los codirectores del documental, en una entrevista en Los Angeles Times, dejando claro que las supuestas preocupaciones medioambientales de Baskin solo eran pura fachada: “No tengo dudas de que ella no tenía ningún interés en ver a un animal salvaje en su hábitat natural».

La activista posa junto a su tercer y actual marido, el exbanquero Howard Baskin.Netflix

Como posible móvil del crimen está, por encima de todos, el económico. El testamento, que en un principio no pudo ejecutarse al no haber confirmación de su muerte, se hizo efectivo cinco años y un día después del día de su desaparición, momento en el que Carole hizo oficial la defunción (en estos casos hay que esperar un mínimo de un lustro). Ella fue la mayor beneficiaria de la fortuna, dejando a las hijas de Don apenas un 10% de la misma según explican ante las cámaras. Un dinero con el que pudo poner en marcha y mantener su santuario actual Big Cat Rescue. En 2004 se casó con su tercer marido y defensor a ultranza en la actualidad, Howard Baskin. Las fotos de la boda, en las que él posa a sus pies vestido de tigre y atado con una correa al cuello tienen tan poco desperdicio como el resto de la macabra historia que rodea la vida de Carole.

A raíz de la repercusión generada, también han salido a la luz otros hechos concernientes a la figura de Baskin no recogidos en el documental. Según desveló el escritor Robert Moor, autor de una serie de podcasts sobre Joe Exotic, entre la desaparición de Lewis y su tercer matrimonio Carole tuvo otra pareja, Jay Baykal. En 2002, Baykal interpuso una orden de alejamiento contra la activista y entre los hechos narrados en la denuncia este describe una conversación que podría arrojar más luz sobre el caso. Cuando este le preguntó a su novia de por aquel entonces qué pasaría si Don Lewis apareciera de repente, ella se limitó a contestar que “los muertos no hablan”. Debido a las medidas de aislamiento tomadas con los internos en la prisión federal de Oklahoma, Joe Exotic, que según el Mirror podría haberse contagiado de coronavirus, todavía desconoce que millones de personas comparten ahora sus teorías sobre Baskin.

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