Una alianza de oro cuesta el doble que hace un mes: por qué en tiempos convulsos la joyería es una inversión
La guerra en Ucrania ha disparado el precio del oro a su máximo histórico en cuestión de días. Una revalorización del metal que ha agitado las joyerías y los establecimientos de compraventa, donde ya acusan el aumento de demanda.
Pocas horas después del primer ataque de Putin sobre Ucrania los efectos de la guerra ya se palpaban en la cuna joyera española. El aumento de valor del oro (moneda de cambio universal) en tiempos de crisis y conflicto ha sido una constante a lo largo de la historia. Recurso limitado, de brillo y color único, su precio alcanza estos días su máximo histórico en el mercado: de los 50.000 euros que ronda el kilo habitualmente, ha llegado hasta los 57.000. Esto se traduce por una subida de precio de un 12% aproximadamente en la materia prima para los joyeros pero también en una revalorización de l...
Pocas horas después del primer ataque de Putin sobre Ucrania los efectos de la guerra ya se palpaban en la cuna joyera española. El aumento de valor del oro (moneda de cambio universal) en tiempos de crisis y conflicto ha sido una constante a lo largo de la historia. Recurso limitado, de brillo y color único, su precio alcanza estos días su máximo histórico en el mercado: de los 50.000 euros que ronda el kilo habitualmente, ha llegado hasta los 57.000. Esto se traduce por una subida de precio de un 12% aproximadamente en la materia prima para los joyeros pero también en una revalorización de las joyas ya existentes. “Una alianza de boda costaba antes unos 180 euros, ahora ronda los 300. Ha pasado de ser un artículo costoso a uno de lujo», explicaban representantes del sector joyero de Córdoba al programa Hoy en Día de Canal Sur. La provincia andaluza es la mayor productora de joyería del país, llegando a procesar en las empresas que componen su Parque Joyero hasta el 60% del oro que se comercializa al año en España.
“Se ha notado muchísimo la subida de valor en un mes”, cuenta por teléfono a S Moda Raquel, empleada de un establecimiento de compraventa de oro del centro de la ciudad. “Sin guerra ni pandemia, el precio del oro rondaba aquí los 28 o 29 euros por gramo. Si ya en la pandemia se puso entre los 30 o 32 euros, estos días hemos alcanzado el precio máximo de venta: el día del bombardeo de la central nuclear de Zaporiyia llegó hasta los 36 euros, el valor más alto que hemos tenido nunca. Como su precio cambia cada día varias veces, ahora lo tenemos entre los 35 y 36 euros el gramo”.
Esa fluctuación en el mercado del oro, que ha afectado también al gas, la gasolina o el aceite, ha causado movimiento entre los ciudadanos de a pie. La agitación, atestigua Raquel, es palpable en el negocio. “Viene bastante gente tanto a comprar como a vender. Hay un poco de todo: los que vienen a vender joyas u objetos de oro aprovechando que el precio es más alto y otros que nos dicen que no quieren tener el dinero en el banco y que quieren un lingote o invertir en oro”. En el caso de adquirir un lingote, el establecimiento se encarga de la gestión: “El cliente solicita de cuántos gramos lo quiere y paga por él según el precio del oro del momento. Nosotros lo tramitamos y a los 15 días lo entregamos”, explica la trabajadora.
Mientras las criptomonedas caen, el oro que acompañó a los faraones al más allá se revaloriza. Esto se explica por su cualidad como moneda universal: siempre es intercambiable por cualquier divisa y su precio se regula con un valor único, que se marca en dólares, en el mercado internacional. Así como por el valor del propio metal en sí, sus cualidades estéticas, su propiedad maleable y divisible, la imposibilidad de deterioro y su existencia limitada. Según los cálculos del World Gold Council (la máxima autoridad mundial del oro), se han extraído de la tierra unas 201.296 toneladas de oro, de las cuales, un 46% figura en joyas. Y quedan otras 53.000 toneladas en reservas subterráneas que están identificadas pero de las que las posibilidades de extracción cada vez son menores: en 2020 se extrajeron 3.000 toneladas y el consejo advierte que, de continuar este ritmo, en menos de 20 años se podría acabar con ellas.
Precisamente Rusia posee la segunda mayor reserva de oro del mundo por detrás de Austria. Una cantidad de este metal estimada en unas 2.300 toneladas, que el Financial Times ha valorado en unos 142,000 millones de dólares, y que Putin puso empeño en atesorar como posible blindaje internacional tras la invasión de Crimea -multiplicándolas por seis en los tres últimos lustros- pero que ahora está en jaque. Este jueves 24, los países del G7 anunciaban que se restringirán las ventas de oro del país como medida para que este pueda evitar las sanciones internacionales y así financiar su guerra.
Un llamamiento que, desde el activismo, ya había reclamado la Global Gold Transparency Initiative (iniciativa globlal por la transparencia en el mercado aurífero) dirigiéndose específicamente al sector joyero con una carta abierta en la que reclamaban la verificación de la procedencia del oro para no contribuir con ello a que la financiación de la guerra contra Ucrania. “El sector de la joyería representa el 36.8% de la de la demanda mundial de oro, solamente superado por el oro de inversión (46.4% de la demanda mundial)”, expresaban advirtiendo sobre la posibilidad de que Rusia saque y comercialice su oro a través de las cadenas de suministro de la joyería.