Ulla Johnson, la diseñadora neoyorquina que hace arqueología textil y ha inventado el concepto de «reliquias futuras»

Pionera en reivindicar la artesanía, la diseñadora ha logrado que su firma sea un éxito global sin tener que renunciar a sus valores. Este es su trabajo.

La diseñadora Ulla Johnson.CORTESÍA DE ULLA JOHNSON

En sus planes no estaba la moda (de hecho, cursó Psicología y estudios de género), pero cuando se licenció, en el año 2000, Ulla Johnson (Nueva York, 48 años) decidió hacer algo con las telas artesanales que coleccionaba de los viajes con sus padres, ambos arqueólogos. Veinte años después, con una marca ya consolidada con más de 200 puntos de venta en el mundo, lo sigue haciendo. “La base de nuestro negocio son las comunidades de artesanos, con las que trabajamos desarrollando nuestras colecciones; solemos trabajar con mujeres de Perú, Uruguay, Pakistán, India o Kenia. Durante la pandemia, que...

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En sus planes no estaba la moda (de hecho, cursó Psicología y estudios de género), pero cuando se licenció, en el año 2000, Ulla Johnson (Nueva York, 48 años) decidió hacer algo con las telas artesanales que coleccionaba de los viajes con sus padres, ambos arqueólogos. Veinte años después, con una marca ya consolidada con más de 200 puntos de venta en el mundo, lo sigue haciendo. “La base de nuestro negocio son las comunidades de artesanos, con las que trabajamos desarrollando nuestras colecciones; solemos trabajar con mujeres de Perú, Uruguay, Pakistán, India o Kenia. Durante la pandemia, que nos dificultó el acceso a ciertos países, descubrimos bordadoras y artesanas del croché en Brooklyn y las hemos incorporado al resto de proveedores”, explica.
Johnson siempre ha creído en la artesanía y la sostenibilidad (no solo ambiental, sino también en cuanto a los derechos humanos), incluso cuando nadie hablaba de ello. Cuando, a principios de este siglo, Barneys se interesó por su colección y comenzó a venderla, poniéndola en el mapa de otros templos del lujo, físicos y digitales, la diseñadora decidió ralentizar su expansión para ser madre y, en ese receso, pensar hacia dónde quería llevar su negocio.

Vestido de seda con estampado floral de Ulla Johnson.Antártica / Estilismo: Juan Cebrián

No empezó a desfilar hasta 2014, cuando su marca ya era famosa globalmente, es decir, cuando se lo pudo costear de verdad. “Ahora se le da más interés a lo hecho a mano, y es maravilloso, pero para mí solo tiene sentido la moda cuando tiene valor emocional para el que la lleva y, en lo que a mí respecta, como diseñadora, eso solo se lo puedo proporcionar si el material está hecho a mano y si en el proceso puedo dar valor y apoyar a las comunidades que lo fabrican”, dice. De ahí que, a medida que fue encontrando artesanos de distintos continentes (suele ir ella misma a conocerlos y trabajar junto a ellos, dos veces al año), decidiera subir sus precios, que ahora oscilan entre los 500 y los 1.000 dólares: “Es lo justo si quieres pagar bien a las artesanas”, afirma. Hace unos meses, lanzó un servicio en su web para que sus clientes vendan piezas usadas de anteriores colecciones con precios inferiores, “y contamos con un servicio de atención al cliente que ayuda a las clientas a encontrar prendas concretas”.

De hecho, a Ulla Johnson le gusta decir que diseña “reliquias futuras”, es decir, prendas de contenido emocional pensadas para pasar a otras generaciones. Por eso quiere mantener su firma sin inversores o conglomerados externos, crecer a ritmo lento y, en un momento en que otras marcas norteamericanas buscan su sitio en París o Milán, seguir haciéndolo todo en Nueva York, de su estudio en el Soho a sus presentaciones, normalmente en enclaves poco habituales, de Roosevelt Island al Museo de Brooklyn: “No sé qué pasará en el futuro”, explica, “pero he nacido aquí y he levantado mi negocio aquí. Nueva York es lo que me inspira y creo que la ciudad tiene mucho que ver con lo que hago. Nunca digas nunca, pero por el momento no me veo ampliando mi negocio ni trasladándolo”.

Eso, por supuesto, no quiere decir que la marca no tenga planes de futuro a medio plazo. En los últimos cinco años, Ulla Johnson ha ampliado su línea de negocio “por la demanda de mis clientas”, cuenta. Ahora no solo diseña esas prendas de estética bohemia que la hicieron famosa, también crea zapatos, bolsos, joyas y, desde esta temporada, vestidos de fiesta: “Nos lo pedían nuestras compradoras, porque las ganas de arreglarse han vuelto, aunque, en realidad, lo que ocurre ahora realmente es que ya no existe esa idea de ir ‘muy vestido’ o ‘poco vestido’. Yo misma me sorprendo al ver que decido arreglarme para pasar el día con la familia”, dice.

Vestido de tirantes con detalles de punto.Antártica / Estilismo: Juan Cebrián

Lo cierto es que ese es, en resumen, el proceso creativo de Ulla Johnson, una mezcla entre lo que su público le pide y lo que ella misma se pondría (de hecho, en su página web hay una sección dedicada a su armario): “Uso mi ropa a diario y diseño pensando en cómo me hace sentir tal o cual prenda, es mi forma de ser honesta con las clientas, creer que si es fácil de llevar para mí, también lo será para ellas”, explica, “todo lo que hago, de la silueta al estampado, las cremalleras o los bolsillos (pongo bolsillos hasta en las piezas de fiesta que se ven en pasarela), está pensado para hacer sentir bien y resultar cómodo, no me interesa lo que es solo bonito pero no es real, no quiero abrumar al consumidor”.

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