Silencio, se compra
Hasta finales de febrero se puede visitar en Londres No Noise, la última propuesta de los almacenes Selfridges, que nos anima a comprar sin distracciones tecnológicas y con mucha meditación.
“Cada loco con su tema” dice la sabiduría popular. Mientras la inmensa mayoría de las tiendas y centros comerciales apuestan por abordar enero con rebajas enloquecidas, frenesí y vorágine de “comprad, comprad, que el mundo de va a acabar”, la meca de las compras (declarados Mejores Grandes Almacenes del Mundo de 2012 en la Cumbre Global de Grandes Almacenes celebrada en París) se saca de la manga un espacio para “celebrar la tranquilidad, ver la belleza en funcionamiento y encontrar la calma entre la muchedumbre”. Es el espacio No Noise. Se trata de un espacio dentro de los ...
“Cada loco con su tema” dice la sabiduría popular. Mientras la inmensa mayoría de las tiendas y centros comerciales apuestan por abordar enero con rebajas enloquecidas, frenesí y vorágine de “comprad, comprad, que el mundo de va a acabar”, la meca de las compras (declarados Mejores Grandes Almacenes del Mundo de 2012 en la Cumbre Global de Grandes Almacenes celebrada en París) se saca de la manga un espacio para “celebrar la tranquilidad, ver la belleza en funcionamiento y encontrar la calma entre la muchedumbre”. Es el espacio No Noise. Se trata de un espacio dentro de los propios centros Selfridges de Londres, Birmingham y Manchester donde se pretende que el visitante-comprador se abstraiga de la sobredosis de información a la que habitualmente está expuesto.
Y lo logran en su Silence Room (la Sala del Silencio), epítome del minimalismo diseñada por el arquitecto Alex Cochrane: una especie de cámara isobárica pero de diseño para escapar del mundanal ruido, meditar o echar una cabezadita en un día de shopping agotador. El precio para acceder es simple y desgarradoramente antitecnológico: nada de móviles ni ningún otro tipo de dispositivos electrónicos. Y, de paso, nada de calzado, que para eso la sala está acolchada. Conste que la idea tampoco es nueva. Cuando en 1909 estos grandes almacenes abrieron sus puertas su mentor, Harry Gordon Selfridge, creó un espacio similar donde los clientes podían recuperar el resuello ante tantas ofertas despampanantes, recargar pilas y salir de nuevo al mundo exterior con energías renovadas. Para vivir su vida o para seguir comprando, nunca se sabe. El giro de tuerca en este 2013 ha sido incluir sesiones de meditación a cargo del proyecto Headspace y talleres literarios y filosóficos con The Idler. No es broma: habrá talleres sobre filosofía griega, caligrafía, cultura del café y hasta ¡lecciones de latín! Como colofón, la interpretación de la pieza 4’33” de John Cage inspirada en el silencio. Será el próximo 23 de febrero.
En un corner de The Quiet Shop podemos encontrar productos desposeídos de sus marcas.
Selfridges
Pero tanta meditación y tanta calma también tienen un claro objetivo: que el cliente ponga la mente en blanco antes de enfrentarse al otro gran pilar del proyecto No Noise: The Quiet Shop, un exclusivo corner de productos de conocidas marcas desposeídas voluntariamente de sus logos, desde cremas de La Mer a tomate ketchup Heinz o los míticos 501 de Levi’s. Productos fabricados exclusivamente para la ocasión, con el mismo empaquetado pero sin logo haciendo buena la filosofía de Naomi Klein en No Logo. Es la sección De-Branded Design. Según su directora creativa, Alannah Weston, el espacio de compra silenciosa “invita a los clientes a encontrar un momento de paz en un mundo donde son bombardeados por una cacofonía de información y estimulación”. En la maniobra de retirar logos Selfridges también se aplica la receta y han creado una edición especial de sus típicas bolsas amarillas pero sin logo. Otro de los productos que se puede adquirir en esta tienda silenciosa es la Ostrich Pillow, la almohada para echar la siesta en la oficina de la que ya hemos hablado en S Moda.
El concepto de exclusividad antilogo ha levantado, como era de esperar, gran expectación tanto en la vida real como en #nonoise en Twitter. Hay hasta quienes como el escritor William Gibson bajo el alias @GreatDismal se plantean si en un universo de compras hipermarquista los compradores estarán dispuestos a pagar un plus por productos sin logo. El proyecto No Noise estará abierto hasta finales de febrero.
Productos diseñados sin logo para la ocasión.
Selfridges
Clientas a punto de empezar una sesión de meditación.
Getty