Reparar la ropa, la solución más sostenible al consumo desaforado de moda
Generamos 92 millones de residuos textiles al año. Frente al consumo rápido de prendas nuevas, la solución pasa por arreglar las antiguas. Muchas empresas de moda acaban de implementar servicios gratuitos de reparación para cambiar los hábitos de compra.
“Soy de esas personas que prefiere arreglarse los zapatos (o cualquier prenda) antes que tirarlos”, comentaba hace unos meses el Príncipe Carlos de Inglaterra en una entrevista con el Vogue británico. “De hecho, creo que los negocios de reparación tienen un nicho de mercado muy interesante ahora mismo”, continuaba. Y lo cierto es que así es: en el año en que más se ha hablado de moda y sostenibilidad, de materiales reciclados, de comprar segunda mano o de invertir en piezas duraderas, parece que se ha olvid...
“Soy de esas personas que prefiere arreglarse los zapatos (o cualquier prenda) antes que tirarlos”, comentaba hace unos meses el Príncipe Carlos de Inglaterra en una entrevista con el Vogue británico. “De hecho, creo que los negocios de reparación tienen un nicho de mercado muy interesante ahora mismo”, continuaba. Y lo cierto es que así es: en el año en que más se ha hablado de moda y sostenibilidad, de materiales reciclados, de comprar segunda mano o de invertir en piezas duraderas, parece que se ha olvidado un elemento clave en el consumo consciente: el reparar las piezas deterioradas o rotas para prolongar su uso. Porque al fin y al cabo, y como cuenta Orsola de Castro, directora de la plataforma Fashion Revolution, en su libro ‘Loved clothes last’: “No hay nada más sostenible que no consumir”.
El pasado verano, Farfecht, la mayor plataforma digital de moda de lujo, se asociaba con The restory, un negocio de restauración de prendas y accesorios de alta gama con sede en Londres. Juntos lanzaban Farfecht fix, un servicio para clientes (y no clientes) de todo el mundo. Basta con enviar el artículo y ellos te hacen un presupuesto para la reparación (unos 50 euros por restaurar un bolso de firma y unos 120 por arreglar al completo, suela incluida, unos zapatos de lujo). “Esta asociación permitirá a nuestros clientes apreciar sus piezas un poco más y, con suerte, también realizar compras más reflexivas», explicaba Tom Berry, director de sostenibilidad de la plataforma, en el comunicado posterior al lanzamiento.
Según el informe The state of fashion 2020, publicado por la consultora McKinsey & Co., cada persona consume, de media, un 60% más de ropa que hace quince años. El pasado año, un informe del Parlamento Europeo señalaba que cada persona tira anualmente unos 11 kilos de ropa al año, un total de 92 millones de toneladas de residuos textiles en el mundo, que se queman o terminan en vertederos. La solución, por supuesto, pasa por consumir menos, pero también por aprender a reutilizar lo que ya está en el armario. De ahí que, frente a las ‘ecotasas’ y leyes que regulan (o regularán) los excedentes residuales, muchas grandes empresas del sector estén iniciando proyectos para cambiar la mentalidad de sus consumidores: reparar antes que renovar.
Durante la II Guerra Mundial, el gobierno británico repartió un panfleto entre su población titulado Make do and mend que enseñana reglas básicas para reparar objetos y prendas ante la falta de aprovisionamiento. Aquel pequeño manual se volvió a publicar, actualizado, en 2013, en plena crisis económica. “De toda la vida, la gente ha arreglado sus bolsos y zapatos. La idea de consumir la novedad es relativamente reciente. La industria se olvidó de la importancia de reparar los objetos, pero nosotros nunca lo hicimos”, explica el CEO de Louis Vuitton, Michael Burke, en una entrevista a S Moda. La firma francesa lleva toda la vida reparando gratuitamente sus bolsos. En general, buena parte de la industria del lujo lo hace: Hermès tiene un equipo de 78 especialistas repartidos en distintas partes del mundo para restaurar su marroquinería, sin importar modelo y tamaño. Ofrecen más de 700 servicios de reparación diferentes. Y Brunello Cucinelli lleva décadas garantizando la duración de por vida de sus prendas. En su fábrica de Solomeo (Italia) restauran cada pieza para no tener que reemplazarla.
Pero también existen enseñas de gama más accesible implantando este tipo de servicios. Quizá la más famosa sea Patagonia, pionera en implantar programas innovadores en materia de sostenibilidad. En 2017 puso en marcha el proyecto Worn Wear, destinado a reparar gratuitamente las prendas e incluso a pagar al consumidor por llevar a sus establecimientos las piezas que ya no utilice. La francesa APC y la sueca Nudie Jeans también ofrecen el servicio gratuito de reparación de pantalones vaqueros desgastados por el uso. El gigante de la moda digital Zalando acaba de poner en marcha un programa piloto Save your Wardrobe para que los clientes tengan acceso a servicios de reparación de ropa y calzado en distintos países. Se han fijado 2023 como fecha límite para alargar la vida de 50 millones de piezas al año.
Lo cierto es que el hábito de reparar y remendar ha vuelto gracias a las nuevas generaciones. En TikTok triunfa el hashtag #sewingTikTok (cosiendo Tik Tok) donde los jóvenes muestran, a través de vídeos, su destreza renovando prendas viejas. De hecho, en la misma red social, también gana fuerza el visible mending (remiendos visibles), es decir, la idea de mostrar las costuras y los arreglos con orgullo. El concepto viene del libro Mend!: a refashioning Manifesto (Penguin Books), un manual que la historiadora Kate Sekules publicó el año pasado y que propone «visibilizar los arreglos en prendas antiguas como acto revolucionario» frente a la tiranía de la novedad, que lleva años imponiéndose desde las cadenas de moda rápida.