Prada prepara su sucesión y nombra a un nuevo CEO
Por primera vez desde que se hicieran con el control de la compañia, Miuccia Prada y Patrizio Bertelli no ejercerán de directores ejecutivos. Será un exdirectivo de LVMH, Andrea Guerra, el que prepare la transición al liderazgo de su primogénito, Lorenzo Bertelli.
«Este es un paso fundamental que hemos decidido dar para contribuir a la evolución del grupo prada y facilitar la sucesión de Lorenzo Bertelli, el futuro líder». Así explicaban Miuccia Prada y Patrizio Bertelli el pasado martes a través de un comunicado su decisión de nombrar a un nuevo CEO para su compañía, Andrea Guerra. Su propuesta será refrendada el próximo 26 de enero durante una junta ejecutiva. Desde 1978, momento en que Miuccia heredó la marca familiar, tanto ella como su esposo ...
«Este es un paso fundamental que hemos decidido dar para contribuir a la evolución del grupo prada y facilitar la sucesión de Lorenzo Bertelli, el futuro líder». Así explicaban Miuccia Prada y Patrizio Bertelli el pasado martes a través de un comunicado su decisión de nombrar a un nuevo CEO para su compañía, Andrea Guerra. Su propuesta será refrendada el próximo 26 de enero durante una junta ejecutiva. Desde 1978, momento en que Miuccia heredó la marca familiar, tanto ella como su esposo han ejercido de directores ejecutivos convirtiéndola en una empresa billonaria que cotiza en bolsa desde 2011 y que actualmente es poseedora de Miu Miu, las pastelerías Marchesi o las firmas de calzado Church’s y Car Shoe (hubo un tiempo en que llegó a ser la dueña de Jil Sander, Helmut Lang o Alaïa).
Miuccia Prada, de 73 años, y Patrizio Bertelli, de 76, llevan varios años preparando su relevo. En 2017, el hijo mayor de la pareja, Lorenzo Bertelli, dejaba su carrera como piloto de rallies para asumir el cargo de director de comunicación del grupo. El pasado año se anunciaba que entraba a formar parte de la junta como directivo. Ese mimo año la empresa relevaba a su presidente, Carlos Mazzi y los sustituía Paolo Zannoni, ex presidente de Dolce & Gabbana y consultor de Goldman Sachs. Ahora ese puesto lo ocupará Bertelli y Miuccia renunciará a sus funciones como CEO quedándose, por el momento, como directora artística de Miu Miu y co directora artística de Prada, un puesto que comparte desde 2020 con Raf Simons. Sin embargo, el pasado mes, Simons cerró su marca homónima, que llevaba dos décadas en activo. Se especula que quizá el motivo resida en el hecho de que será el único diseñador de la firma a medio plazo.
El nuevo CEO de la compañia, Andrea Guerra, era actualmente director de los negocios hoteleros y gatronómicos del grupo LVMH y se curtió durante años como CEO del grupo de gafas Luxottica, donde gestionó con éxito las licencias de Prada y Miu Miu. Tal y como detalla Business of fashion, se especula con la posibilidad de que otro directivo de LVMH, Giorgio D’attis, actual gerente de Christian Dior en el continente americano, se una a la compañía como jefe de retail. Prada es una de las pocas grandes enseñas de moda que aún se encuentra en manos familiares. Miuccia y Patrizio controlan el 81% de las acciones de la compañía, aunque en 2020, ya cedieron la mayoría del negocio a sus hijo, Lorenzo y Giulio a través de su filial financiera, Ludo. Aunque Bertelli ha reiterado en numerosas ocasiones que su intención es que la empresa continúe en la familia, desde hace años se especula con la posibilidad de su venta al conglomerado LVMH, con quien comparte varios lazos: ambos fueron parte activa en la compra de acciones de gucci antes de que esta formara parte del grupo Kering, colaboraron en la compra de acciones de Fendi, hoy propiedad de LVMH y actualmente trabajan en la implantación de un sistema de compra por blockchain. El hecho de que ahora la cúpula vaya a estar integrada por ex directivos del holding francés ha vuelto a avivar los rumores.
En cualquier caso, la sucesión se produce cuando Prada se encuentra en un momento de bonanza tras cinco años de pérdidas. El pasado septiembre, la compañía reportaba ventas semestrales por valor de 1,7 billones de euros, un 36% más que en 2019, y se espera que supere los 4 billones anuales.