Clara Bilbao sobre cómo creó el vestuario de ‘Patria’: “La ropa tenía que contar que pasaban años y el odio entre las familias seguía igual”
La serie se estrena este fin de semana en el Festival de San Sebastián. Hablamos con la mujer que diseñó el ropero de la adaptación audiovisual de la novela de Aramburu con la intención de “recrear el terror cotidiano”.
Clara Bilbao debía de ser una de las pocas personas que no había leído Patria, el superventas de Fernando Aramburu, cuando le ofrecieron hacerse cargo del vestuario para la versión televisiva de la novela que HBO estrena el 27 de septiembre. Antes de dar una respuesta lo leyó y dijo que sí, “hay que hacer este proyecto porque explica parte de la vida de este país“...
Clara Bilbao debía de ser una de las pocas personas que no había leído Patria, el superventas de Fernando Aramburu, cuando le ofrecieron hacerse cargo del vestuario para la versión televisiva de la novela que HBO estrena el 27 de septiembre. Antes de dar una respuesta lo leyó y dijo que sí, “hay que hacer este proyecto porque explica parte de la vida de este país“, dice que pensó. Se sumaba así al proyecto más esperado del año una de las directoras de vestuario más reconocidas de nuestro país, ganadora de tres premios Goya.
Clara se marchó joven del País Vasco, donde nació hace 48 años, pero aún toda su familia vive allí. Por eso no es metafórico que Patria ha sido como reconstruir un viejo álbum, ya que así montó el proyecto de vestuario de la serie, pidiendo a tíos, primos y amigos fotos de los años en los que transcurre la historia, una primera década (del 85 al 95) y después el 97 y 2007 y 2011.
La historia de Patria, por si quedó otra persona por leerla, es la historia de dos familias que viven en un pequeño pueblo de Gipuzkoa. El Txato (José Ramón Soroiz), un pequeño empresario, y su mujer Bittori (Elena Irureta) son íntimos amigos de Miren (Ane Gabarain) y Joxian (Mikel Laskurain). El asesinato del Txato a manos de Joxe Mari, el hijo mayor de Miren y Joxian, es la punta del iceberg de las amenazas, el aislamiento, la soledad, la sospecha, la desconfianza y sobre todo el miedo que se vivió en el País Vasco mientras ETA mataba con el apoyo de una parte de la sociedad. Clara lo resume así: “Explica la violencia a todos los niveles, explica en qué queda la cosa en todas las partes, cómo define a las familias, a las personas, a los pueblos, a los países“.
Las imágenes de Patria rememoran con intensidad un tiempo cercano y repetitivo al que sin embargo nos hemos desacostumbrado. Bittori y Miren cuando aún eran amigas paseando por San Sebastián y de pronto en el Boulevard una manifestación, los beltzas (ertzainas antidisturbios), barricadas, cócteles molotov, carreras, pelotazos. Ellas avanzan con sus abrigos beis y marrón. Todo tiene un toque gris muy real. “El reto más importante de esta película es que estamos hablando de una época que todos hemos vivido y recuerdas la ropa que llevábamos“, explica Clara. Otra dificultad: que la ropa de los años ochenta y noventa tiene mucha información, es ropa marcada que, como cuenta la directora de vestuario, “fácilmente te transporta a otra época, pero corres el riesgo de solapar los textos. La última cosa que quería es que estuvieses escuchando una conversación de Bittori y el Txato y de pronto te estuvieses fijando que la camisa se parece a la de tu madre. Para mí eso era trágico porque lo que cautiva de Patria es la intimidad“.
La ropa tuvo un significado muy concreto en aquellos años en el País Vasco. Una camiseta de rayas, un pantalón de montaña, un polo de piqué, un jersey atado al cuello, todo decía algo. La simbología, tan sencilla de entender para los vascos, no lo es tanto para quien no lo es. HBO es internacional por eso suprimieron algunos de esos códigos, pero sí se ha utilizado la ropa para reflejar otra particularidad de aquella época: “El vestuario tenía que contar que pasan años y el odio entre las familias sigue igual, contar que las cosas cambiaron muy poco durante muchos años“, dice Clara.
Así que la historia se construye a través de actuaciones contenidas de actores vascos. A través de miradas, silencios, frialdad e intimidad, pero también a partir de detalles que aportaron esos mismos actores. Clara pone como ejemplo el pañuelo que Bittori lleva durante toda la serie: “Elena Irureta ha construido un personaje desde un pañuelo en el cuello porque se lo ha visto a su madre, a su abuela, se ha ido creando con su propio punto de vista del personaje“.
Hay más prendas importantes, por ejemplo el arrantzale, palabra que significa pescador en euskera, y con la que también se conoce al jersey de gruesa lana azul marino, abierto con cremallera y cuello alto tan típico en el País Vasco. Lo utilizaban mucho los hombres en aquellos años, tanto que han logrado transportar a Clara a otro lugar, “hemos utilizado muchísimos arrantzales, me he dado cuenta de que todos en mi familia lo tenían. He estado conviviendo cada día en este rodaje con mi abuelo Julián, mi abuelo Alfonsín, mis tíos, porque mis personajes iban así vestidos como ellos“.
Para otras escenas tuvieron que confeccionar prendas ya que necesitaban varias iguales. Es el caso del jersey de pico que luce Bittori cuando dormita en el salón de su casa y oye el disparo que mata a su marido. Sale a la calle, llueve. “Tenía que ser ropa normal y corriente, un vestuario poco expresivo y que al mismo tiempo encajara con la lluvia y encontrar a una señora frágil y fuera de su sitio en la calle tirada con un cadáver, eso representa todo lo que es Patria, esa secuencia“.
Esas palabras de Clara Bilbao describen con increíble precisión el horror de la cotidianidad del mal. Los recuerdos de un zapato bajo un coche carbonizado, una sábana bajo la que asoma la manga de un jersey o aquel paraguas de cuadros tirado en el suelo y unas bolsas de periódicos. Como ella lo dice: “Simbólico y a la vez tan normal“.