Nicola Brognano: el desconocido artífice del milagro Blumarine

El diseñador de la firma italiana, un completo desconocido hace solo dos años, es favorito de nombres como Dua Lipa o Bad Gyal. Conquista con sus referencias, que elogian la nostalgia ‘dosmilera’.

Chaqueta de lana manga larga, top de punto, vestido de seda, pantalón 'cargo', cinturón con logo y zapatos de charol rosa, todo de BLUMARINE.Adriana Roslin

El de Nicola Brognano fue un nombramiento silencioso. No solo porque el joven diseñador era un desconocido para el gran público (venía de trabajar a las órdenes de Giambattista Valli y de ganar el premio Who’s On Next con su marca homónima) ni porque la marca de la que se iba a hacer cargo, Blumarine, llevaba una década casi en el olvido, enterrada por la estética minimalista y discreta de los últimos años; también, y sobre todo, porque dicho nombramiento se produjo días antes de que se decretara el confinamiento, y el diseñador tuvo que esperar hasta el año siguiente para estrenarse sobre una...

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El de Nicola Brognano fue un nombramiento silencioso. No solo porque el joven diseñador era un desconocido para el gran público (venía de trabajar a las órdenes de Giambattista Valli y de ganar el premio Who’s On Next con su marca homónima) ni porque la marca de la que se iba a hacer cargo, Blumarine, llevaba una década casi en el olvido, enterrada por la estética minimalista y discreta de los últimos años; también, y sobre todo, porque dicho nombramiento se produjo días antes de que se decretara el confinamiento, y el diseñador tuvo que esperar hasta el año siguiente para estrenarse sobre una pasarela. Pero le bastaron un par de colecciones para estar en boca de todo el mundo. La clave habría que buscarla en una estética y unas referencias que llegaron en el momento oportuno.

Top de mariposa, falda de terciopelo, medias con logo, bolso de pelo y zapatos, todo de BLUMARINE.Adriana Roslin

Su primera colección sobre una pasarela se la dedicaba a Britney Spears. Como buen hijo de los primeros años de los noventa, Brognano fue uno de esos adolescentes que idolatró a las celebridades del cambio de siglo: Paris Hilton, Lindsay Lohan o la propia Spears con aquellos brillantes y ajustadísimos vestidos, muchos de ellos firmados precisamente por Blumarine. “Además soy de Calabria, y en el sur esa estética sexy y romántica aún hoy sigue funcionando. Crecí viendo revistas en el taller de confección de mi madre, y en esos años la marca era famosa por las campañas de Carla Bruni o Eva Herzigova con aquellas piezas atrevidas y poderosas”, comenta vía Zoom refiriéndose a las icónicas fotografías que la firma le encargaba a Helmut Newton o Ellen von Unwerth.

Chaqueta de cuero, minifalda, medias con logo, cinturón con logo y collar, todo de BLUMARINE.Adriana Roslin

Herzigova, de hecho, cerró su último desfile, como si literalmente no hubiera pasado el tiempo. Porque si hay algo que define su trabajo (y su éxito) al frente de la casa italiana es, precisamente, su buen uso de la nostalgia. “Puede ser una herramienta innovadora y, al mismo tiempo, lograr que la gente se sienta identificada con lo que ve”, afirma. Incluso para aquellos que no la vivieron; a la generación Z no le hace falta haber presenciado de primera mano los tiempos en que Mariah Carey se ponía un microtop en forma de mariposa para sentirse identificado con la estética Y2K de los primeros años dos mil. “Ellos no vivieron la época en la que la moda era algo sexy y divertida, para ellos es algo nuevo. Además, creo que es el momento adecuado. Ahora muchas mujeres, de cualquier edad, quieren usar la moda como algo poderoso”, comenta. Cuando aún el mundo hablaba de vestir igual en casa que en la calle y antes de que las tiendas se inundaran con pantalones cargo, tiros bajos, microtops, cinturones dorados y abrigos rosas, Brognano ya se había atrevido a debutar con la propuesta. “Muchos elementos, la rosa, la mariposa (ambos emblemas de la firma), los abrigos con cuellos de pelo… estaban en el archivo, pero no quería hacer algo vintage, quería una nueva aproximación, porque los conceptos de poder o de sensualidad han cambiado”, explica. Para lograrlo, llamó a Lotta Volkova, la estilista que orquestó parte del éxito de Demna Gvasalia y que mejor sabe capitalizar la irreverencia que demandan las nuevas generaciones (basta con ver su trabajo en Miu Miu) y decidió rodearse de una nueva generación de mujeres fotógrafas, como Harley Weir o Petra Collins, que apartaran esta moda sexy de la histórica mirada masculina.

Camisa de seda, pantalón ‘cargo’, collar de perlas y tafetán, cinturón de charol y zapatos, todo de BLUMARINE.Adriana Roslin.

Lo demás llegó de forma orgánica en tiempo récord. “Los looks de Euphoria pertenecen al archivo y tienen más o menos 20 años; yo me encargué de seleccionarlos”, explica. “Esa es la prueba de que la nostalgia funciona entre los jóvenes. Porque salir en la serie nos hizo ganar una visibilidad increíble”. Que supieron rentabilizar: los jerséis cortos que luce el personaje de Maddie han vuelto a ser reeditados y Chloe Cherry, la actriz que interpreta a Faye, participó en su último desfile. Después llegaron las nuevas musas del Y2K.

Donde hace 20 años estuvieron Spears, Carey, Aguilera o Lohan, ahora están Dua Lipa, Bad Gyal, las Jenner o las Hadid, copando titulares con estilo nostálgico, proporcionado en buena medida por Blumarine. “Lo visten de forma desinteresada, y son ellas las que hace que la marca llegue a la gente; al final esta es una firma históricamente ligada a lo pop, pero luego hay que vender”, dice Brognano. Y ese es, quizá, el quid de la cuestión.

En el último año, Vinted o Depop, las dos plataformas predilectas para la moda de segunda mano, se han llenado de prendas de la marca. En TikTok se multiplican los vídeos-tutoriales inspirados en sus colecciones, “pero somos una marca mediana en crecimiento, no podemos llegar a todas partes”, comenta Brognano. Las tiendas de fast fashion replican su estética y la convierten en viral y Blumarine se queda a medio camino. De ahí que en su última colección el diseñador haya decidido darle prioridad al logo, “y tratar de evolucionar a otros estilos sin perder la esencia. Lo bueno de este momento es que las clientas, especialmente las interesadas de forma genuina por la moda y por las posibilidades que ofrece, quieren representar distintos roles con la ropa. No hay un uniforme único y eso hay que aprovecharlo al máximo”.

El diseñador Nicola Brognano.Adriana Roslin

Estilismo: Paula Delgado

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