Por qué el mundo ya no necesita a las estrellas de cine

El actor Andrew Garfield ha sorprendido con unas declaraciones en las que se desmarca de tal denominación y condena sus efectos en la sociedad. ¿Ha prescindido Hollywood de sus caras visibles?

El rendimiento en taquilla de los últimos estrenos ponen en duda la histórica atracción comercial de las estrellas de cine.Getty (Getty Images)

Las estrellas de cine están en peligro de extinción. Lo dicen los hechos, los números y los propios afectados. “El mundo no necesita estrellas de cine”, afirmó Andrew Garfield en su visita al late night de Stephen Colbert, al ser presentado como tal entre los vítores ratificadores del público asistente. ...

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Las estrellas de cine están en peligro de extinción. Lo dicen los hechos, los números y los propios afectados. “El mundo no necesita estrellas de cine”, afirmó Andrew Garfield en su visita al late night de Stephen Colbert, al ser presentado como tal entre los vítores ratificadores del público asistente. “Se ofrece una proyección idealizada de perfección, en términos de belleza o de carisma, que no es cierta. Soy muchas cosas. Los seres humanos estamos hechos de luz y de oscuridad. No me considero una estrella”, explicó el intérprete de Hasta el último hombre. La negativa de Garfield es sintomática porque si alguien reúne méritos para ser considerado como tal es él. Méritos cinematográficos (nominado al Óscar y actor protagonista de Scorsese o Fincher), taquilleros (rostro de dos películas de la saga Spider-Man), estilísticos (considerado uno de los jóvenes mejor vestidos) y hasta sensacionalistas (la relación con su homóloga femenina en cuanto a proyección, Emma Stone, ha copado titulares durante años). ¿Qué ha cambiado para que las figuras del séptimo arte ya no sirvan como reclamo para llenar las salas?, ¿por qué ni los llamados por decreto al olimpo del cine quieren entrar en él?

Andrew Garfield criticó el término ‘estrella de cine’ en el programa de Stephen Colbert.Getty (CBS via Getty Images)

Basta con echar un vistazo al podio de los intérpretes mejor pagados del año para comprobarlo: Mark Wahlberg, Dwayne ‘The Rock’ Johnson y Vin Diesel. Tres héroes del cine de acción, tres rostros de franquicias millonarias con más o menos carisma –a Johnson le sobra–, pero que nadie pronunciaría primero si le preguntaran por el nombre de alguna estrella de cine actual. Sí, sin duda siguen atrayendo nuestra atención en la alfombra roja pero los taquillazos hace tiempo que dejaron de estar garantizados por los miembros de la conocida como ‘lista A’. George Clooney o Will Smith, máquinas expendedoras de entradas en otro tiempo, han encadenado batacazos consecutivos como los de Tomorrowland, ¡Ave, César! o Money Monster (en el caso de Clooney) y La verdad duele o Belleza oculta por parte de Smith. Jennifer Lawrence, la actriz joven más querida por el público a tenor de su éxito en sagas como Los Juegos del Hambre, tampoco ha conseguido que Passengers o mother! interesen a la audiencia mayoritaria. La última película de Angelina Jolie y Brad Pitt como pareja protagonista, el drama romántico Frente al mar, apenas logró unos paupérrimos tres millones de euros en todo el mundo. Diez años antes, Sr. y Sra. Smith recaudó más de 450 millones.

¿Qué ha cambiado durante esta década para que se haya producido tal devaluación del metro cuadrado de estrella en el mercado? Los Angeles Times, en un artículo titulado Por qué la estrella de cine ya no brilla tanto como la franquicia, considera que la respuesta es “simple”. “Hollywood ha pasado de una economía basada en la estrella a una economía basada en el personaje. El actor que aparece al comienzo de los créditos ya importa menos que el nombre de su personaje o el de la franquicia”. Con esta reflexión se entiende el hecho de que uno de los intérpretes mejor pagados del mundo, Robert Downey Jr., fracase cuando se despoja del traje del superhéroe y apuesta por filmes de presupuesto medio como El solista. El público quiere ver a Tony Stark y Katniss Everdeen, no a quienes que les encarnan. Con esta reflexión se entiende también que, objetivamente, una de las actrices más importantes del mundo sea Zoe Saldana. Sus películas han recaudado más de 5 mil millones de dólares gracias a su aparición en franquicias como Avatar, Star Trek o Guardianes de la Galaxia. Sin embargo, el estatus de la de Nueva Jersey en la meca del cine está a años luz del de las Lawrence, Stone o Watson.

“Hollywood ha pasado de una economía basada en la estrella a una economía basada en el personaje».Cordon Press

“La ausencia es presencia”, afirmaba el –revolucionariamente– ortodoxo pontífice interpretado por Jude Law en la serie El joven Papa. Una de las muchas revoluciones a las que somete al Vaticano este Papa imaginado por Paolo Sorrentino es la negativa a mostrar su rostro. Un secretismo que multiplica la curiosidad y fascinación por su figura y que se convierte, al contrario de lo que podría parecer, en la mejor estrategia de marketing para su santidad. Esta paradoja podría aplicarse también a la fascinación que siempre han despertado las estrellas de cine. El aura de divinidad y hermetismo, de posición a la que aspirar, que rodeaba históricamente a las caras visibles de Hollywood se ha visto dañada por la aparición de las redes sociales, que las humanizan y acercan a sus seguidores. Lo que para muchos puede ser un elemento positivo, también desmonta la mitología de ‘ser inalcanzanble’ antes mencionada.

Y en el terreno de lo digital, los intérpretes tradicionales han encontrado a sus mayores enemigos: los youtubers e instagramers. Ahí están las imágenes protagonizadas por personajes como ElRubius, recibido por una multitud digna de otro tiempo en su llegada a los aeropuertos de Buenos Aires y Ciudad de México. Ellos son las nuevas estrellas del entretenimiento y la industria de Hollywood no está dispuesta a dejarlos escapar. La revista The Hollywood Reporter informaba el año pasado de las estrategias de los estudios tradicionales, dispuestas a financiar proyectos de largometraje para algunos referentes estadounidenses de la plataforma como Tyler Oakley y Lilly Singh. “Estas películas vienen con una audiencia ya creada. Está preparada, hambrienta y dispuesta a apoyar a sus creadores favoritos”, afirmaba Sam Toles, jefe de contenido global y distribución de Vimeo. En España, Movistar Plus acaba de anunciar la adaptación para televisión del cómic de ElRubius, Virtual Hero, que se convertirá también en la primera serie de anime nacional.

Pero mientras que los youtubers mutan en ciners, todavía hay una excepción a la regla que sigue desafiando a las circunstancias enumeradas, alejada de las grandes franquicias de superhéroes y reinando en taquilla sin apenas sobresaltos: Leonardo DiCaprio. El mundo puede haber prescindido de las estrellas de cine, pero sigue necesitando al ganador de un Óscar por El renacido. Quizá su fijación obsesiva por intentar superarse en cada nuevo trabajo sea un espejo en el que mirarse. Con la lógica de tener a un gran intérprete como protagonista, sus filmes suelen basarse en el personaje, no en la acción que ocurre alrededor de él. Para el cineasta David Fincher, que acaba de estrenar en Netflix la serie Mindhunter, es ahí donde reside el problema. «No hay tiempo para los personajes en las películas. Fíjate en Todos los hombres del presidente: todo es personaje. Ahora las películas van de salvar el mundo de la destrucción. No hay muchas escenas en las películas, incluso las que yo consigo hacer, donde alguien reflexione sobre el porqué. Mayormente es una cuenta atrás», explica en una entrevista con The Financial Times. La cuenta atrás para salvar de la extinción a los actores también ha empezado.

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