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Los nombres que luchan por una moda más sostenible

Estos son los rostros de la lucha por el cambio a un modelo de producción y consumo de ropa que respete los recursos del planeta y a las personas sin renunciar a crear moda.

Orsola de Castro, pionera en promover una agenda para el cambio.  Orsola de Castro es una líder de opinión en moda sostenible reconocida a nivel internacional, entre otras cosas porque cuando, tras el derrumbe de Rana Plaza en 2013, fundó, junto a Carry Somers, Fashion Revolution, una campaña global con participación en más de 100 países alrededor del mundo que lucha por una moda sostenible, puso sobre la mesa un discurso que entonces todavía resultaba único: son necesarios los salarios justos, la transparencia en la cadena de producción y un cambio de paradigma que “Compra menos. Elige bien. Hazlo durar”. Ahora está implicada de lleno en Girl Move Academy, un movimiento para que mujeres de menos de 25 años de todo el mundo influyan en la agenda global.
Enrique Silla, el hombre que transformó los vaqueros para siempre. Cuando este empresario valenciano fundó Jeanología en 1994 ya lo hizo con la idea de transformar la terriblemente contaminante industria textil del vaquero. Para ello patentó tecnologías que permitían reducir el consumo de agua y eliminar residuos, tan revolucionarias en su día que desde Levi Strauss a Fast Retailing acudieron a sus servicios. Veinte años después, se abren nuevos retos para un emprendedor que tras la pandemia despidió a 50 trabajadores, pero que sigue produciendo el 35% de los 5.000 millones de jeans que el mundo genera cada año. Está convencido de que el siguiente paso en el sector textil es producir únicamente lo que se venda.
Clean Clothes Campaign, los vigilantes de la peor cara de la moda. Clean Clothes Campaign no es, a pesar de su nombre, estrictamente una campaña, sino una asociación compuesta de 235 agrupaciones que se fundó en 1989 en Holanda, con la intención de unir a sindicatos locales y organizaciones de activistas en los países donde la industria deslocaliza su producción. Su trabajo ha sido esencial para que a finales del año pasado se aprobara por fin el Acuerdo internacional para la salud y la seguridad en la industria textil y de la confección, que responsabiliza a las marcas que subcontratan en talleres de economías heterodoxas de lo que ocurra en ellos para que, así, no puedan crear estructuras opacas.
Elizabeth Cline, la voz que une la ética con el deseo de vestir bien. Una de esas voces a las que la prensa internacional recurre una y otra vez cuando necesita una opinión altamente cualificada sobre el estado actual del fast- fashion, Elizabeth Cline no solo fue la primera autora que hizo un estudio académico concienzudo de las prácticas abusivas de la moda rápida en Overdressed, sino que además se ha atrevido a asegurar que es perfectamente lícito, moral y posible querer vestir bien, siempre que los compradores de ropa tengamos en cuenta las condiciones en las que son fabricadas las prendas. De eso va su último libro, El armario consciente. Porque no todo van a ser mensajes agoreros.
Rosa Esteva, la silenciosa defensora del lujo sostenible.Rosa Esteva es desde hace décadas la cabeza pensante detrás de Cortana, una de las firmas españolas que mejor representa el lujo reposado en el que la sostenibilidad de las materias primas es leitmotiv. El año pasado, después de poner en marcha un taller de investigación sobre el futuro de la industria textil en Mallorca, Esteva, que en dicho taller experimentó con diferentes fibras animales y vegetales producidas en la isla, decidió cultivar su propia plantación local de lino, que ha ubicado junto al hotel Es Racó, propiedad de su familia. La producción llegará a los telares de la firma el año que viene.
Regina Polanco, la experimentación (y el éxito) con tejidos naturales. Esta joven emprendedora mexicana fundó en 2014 su propia firma de athleisure. Al buscar tejidos funcionales para las colecciones que quería lanzar, vio una clara falta de opciones naturales en el mercado textil, lo cual la impulsó a crear, junto con laboratorios europeos, unos tejidos especiales llamados Pyratex, creados con fibras de alga o bambú. Si hasta el momento de su aparición las firmas de ropa deportiva que buscaban versatilidad la encontraban en tejidos sintéticos o en tratamientos aplicados al tejido posteriormente, los de Polanco nacen de una investigación exhaustiva sobre componentes naturales y además aportan propiedades antibacterianas y antioxidantes. La empresa de Polanco, que entró en 2019 en una incubadora de la japonesa Asics, sigue creciendo.
Dan Widmaier, el mago que consiguió imitar a la naturaleza. Este químico graduado en la Universidad de Washington emprendió en 2009 un proyecto, Bolt Threads, con el que pretendía crear la siguiente generación de materiales para la moda. No solo lo consiguió, sino que hoy en día es una empresa con más de 100 empleados que proporciona fibras para los tejidos con los que se han confeccionado, por ejemplo, prendas para las colecciones de Stella McCartney. El gran hallazgo de Bolt es la capacidad de reproducir las funciones de organismos vivos que tejen. Por ejemplo, en 2017 dejó boquiabierto al mundo cuando su laboratorio, tras extraer la secuencia de ADN de sus telarañas, consiguió hacer una copia exacta de seda de araña, uno de los materiales más versátiles de la Tierra. Su último gran avance es el Mylo, un material hecho a partir de champiñones que se fabrica con menos residuos que la piel sintética convencional y además no está basado en petróleo, pero es un material sustancial, cálido, flexible y suave, igual que el cuero tradicional de origen animal.
Ellen MacArthur, dio la vuelta al mundo y es reina de la circularidad. ¿Cómo se convierte una regatista que ha navegado alrededor del globo sin escalas en una de las mayores defensoras de un nuevo modelo económico mundial? La historia de Ellen MacArthur es tan curiosa como razonable: el tiempo que pasaba sola en el barco y la necesidad de racionar metódicamente la comida con la que contaba le hizo darse cuenta de algo tan poco evidente para quienes rigen los destinos del mundo como que los recursos son limitados. En 2010 creó su propia fundación a la que aporta fondos para convencer a los gobiernos de todo el mundo de que el sistema debe cambiar: hay que darle varias vidas útiles a todos los materiales.

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