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Los bordados tradicionales conquistan la primavera: la técnica resucita bajo formas inesperadas y originales

Las labores en hilo que acompañaron a nuestra vestimenta desde pequeñas eclipsan tanto a colecciones de pasarela como marcas de autor nacidas en las redes sociales. Reciclar todo tipo de tejidos heredados en prendas sostenibles o recuperar antiguos oficios que ponen en valor la factura artesanal son razones de peso para tenerlos en cuenta esta primavera. Además de su belleza innata, claro.

Andión Clothing. Esta marca gallega es culpable de la filia que ha desatado Instagram por los bordados y los tejidos heredados. Su proyecto 2nd Life anima a que recuperemos tesoros antiguos como sábanas, colchas, fundas de almohada o servilletas para darles una nueva vida en forma de delicadas blusas y vestidos. “Las clientas nos pueden enviar esos tejidos que a veces tenemos guardados en una cómoda durante años y nunca utilizamos. Tras un valoración les hacemos una propuesta basada en nuestros modelos originales”, explican. El coste y el tiempo de fabricación varía en función de la labor, pero el resultado merece la pena: tendrás una joya única y personalizada que seguro pasará de generación en generación. En la imagen su Bárbara Blouse fabricada a partir de un mantel antiguo de lino.
Cavia. El vestido Wendy diseñado por la marca italiana de upcycling conjuga las mangas globo tan apetecibles cuando llega el buen tiempo con la labor de punto que decora el cuello marinero. Cada bordado está realizado a mano por artesanas de Italia con hilos reciclados en colores pastel.
Rouje. Bordados, encajes y todo tipo de pequeños adornos son indisolubles del universo de Jeanne Damas y su marca parisina. A su estilo basado en vestidos fluidos y sandalias a medio quitar, que actualiza la imagen de una pletórica Isabelle Adjani en los años ochenta, se suma una línea de delicadas cestas decoradas con bordados que son tejidos a mano por costureras de Madagascar.
Chloé. Gabriela Hearst es fan declarada del bordado inglés, reconocible por las costuras que forma sobre perforaciones ovaladas a modo de ojales. La directora creativa lo incorpora en su colección PV22 para la firma francesa junto a prendas relajadas, como esta camisa de algodón orgánico y lino bordada con hilo de cerámica. Como colofón, una hilera de botones de porcelana fabricados a mano con la técnica nériage que mezcla varios colores de arcilla.
Amrose. El empeine de las zapatillas slip-on sirven de lienzo para las historias en crochet que tejen sus mujeres artesanas de todo el mundo. El modelo Sparkling Love relata, sin duda, un encuentro de amor en un día soleado con vivos colores y punto en relieve.
Gucci. En esa gabinete de curiosidades que es cada colección de Alessandro Michele nunca faltan tapetes y bordados de hilo rescatados del baúl de la abuela. Este top de punto de seda y algodón rosa perteneciente a la colección Ouverture recuerda a los jerséis vintage de los años cuarenta por el cuello y los puños acanalados.
Marine Serre. La diseñadora francesa apuesta también por dar una segunda vida a la herencia textil que nos dejaron nuestras abuelas, con una cápsula de vestidos y camisolas fabricados a partir de antiguos manteles y servilletas de té. Los tejidos datan de los años sesenta y son reciclados en talleres de Francia. El objetivo es mantener intacta su hilera de bordados florales y motivos geométricos pero sobre un diseño contemporáneo.
Rixo. Los bordados de flores son a menudo un viaje a nuestra infancia, ya que suelen ir unidos a siluetas naíf y detalles propios de la ropa de muñeca, como los cuellos bobó, las mangas globo o el canesú. Esta camisa de la firma británica reúne todos estos ingredientes junto a un delicado bordado inspirado en las mantelerías de la Toscana.
Sézane. Las labores de hilo no son solo cosa de vestidos y blusas. En los años setenta hicieron furor los shorts decorados con dibujos de hilo en los costados. El modelo Carmen recupera esta tendencia en todo su esplendor bajo el color buganvilla, uno de los tonos insigne de la marca francesa.
Miu Miu. Este verano, en el imaginario de Miuccia Prada, no todo son faldas y pullovers en su mínima expresión. También tiene cabida un jardín de flores bordadas a mano, tanto para camisas y jerséis livianos como en accesorios. Su bandolera Confidential lleva bordadas vibrantes amapolas con hilo y cuentas doradas sobre tela de cáñamo.
Rixo. Los bordados y el tejido vaquero hacen buenas migas, sobre todo si añadimos a la fórmula una silueta retro como la de reloj de arena. El vestido Ellen rescata esta figura clave de los años cuarenta junto a bordados florales en la solapa y ribetes de encaje cosidos a mano en Turquía.
Sea New York. Este collar de quita y pon fabricado en algodón dice inspirarse en los que solía llevar la jurista Ruth Bader Ginsburg, una seña de identidad de su estilo hasta su fallecimiento en 2020. El calado de la tela tela está rematado por una técnica similar al punto tagliato, que refuerza el agujero con ribetes de hilo.
Gucci. El icónico Jackie 1961, presentado por primera vez en el desfile de ese mismo año como un modelo unisex, regresó hace un par de primaveras con nuevos colores y formatos. El diseño favorito de Jackie Kennedy emula ahora el despertar de los jardines en esta época del año con un manto de flores bordadas sobre un tejido de efecto paja. Disponible en tiendas Gucci.
La Veste. El éxito de las prendas diseñadas por María de la Orden y Blanca Miró que se agotan en apenas unos días se debe en parte a su manera de reinterpretar las labores de toda la vida con nuevos colores y patrones. La camisa Blackboard añade a la tela de cuadros rústicos el nombre bordado y un bonito pespunte en torno al cuello y la pechera.
Josephine. La labor de pasamanería elaborada con bordados trenzados y galones puede transformar un anodino vestido en un diseño de autor. La greca artesanal que adorna el vestido Greek está realizada con mucho mimo por costureras de Madrid, haciendo de esta prenda mediterránea y relajada ese uniforme que no te querrás quitar en todo el verano.

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