Las espías ya no son lo que eran

Ni ‘Mata-Haris’ que usan su capital erótico ni chicas duras. Las nuevas espías de ficción son cerebrales, asociales y ligeramente perturbadas.

Greta Garbo fijó la imagen de la espía cinematográfica en 1931, en la película Mata Hari, sobre la bailarina acusada de espiar para Alemania en la Primera Guerra Mundial. A partir de ahí, y con una importante contribución de la saga Bond, rara era la espía de ficción que no traficaba con su capital erótico. La tradición, con gloriosa representantes como Pussy Galore (Blanche Blackwell en Goldfinger) o Xenia Onatopp (Famke Jensen en Goldeneye) , se mantuvo viva en thrillers modernos como Munich, de Steven Spielberg, en la que Marie Jose Crozee interpreta a Je...

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Greta Garbo fijó la imagen de la espía cinematográfica en 1931, en la película Mata Hari, sobre la bailarina acusada de espiar para Alemania en la Primera Guerra Mundial. A partir de ahí, y con una importante contribución de la saga Bond, rara era la espía de ficción que no traficaba con su capital erótico. La tradición, con gloriosa representantes como Pussy Galore (Blanche Blackwell en Goldfinger) o Xenia Onatopp (Famke Jensen en Goldeneye) , se mantuvo viva en thrillers modernos como Munich, de Steven Spielberg, en la que Marie Jose Crozee interpreta a Jeanette, la Asesina Holandesa, que reduce con sus encantos a los agentes del Mosad.

A la espía sexualizada le salió en las últimas décadas una alternativa: la agente pateaculos. Nikita, en todas sus encarnaciones, Evelyn Salt (interpretada por Angelina Jolie) e incluso Jinx Johnson (Halle Berry en Muere otro día) formarían parte de este canon de chicas de acción rápidas de gatillo.

Ni a unas, las seductoras, ni a otras, las que podrían retar a un pulso a Madonna, las imaginamos a) llevando un anodino traje pantalón negro ni b) albergando serios problemas de socialización. Estas dos son algunas de las principales características del nuevo modelo de espía en la ficción, el de una mujer cerebral y ligeramente perturbada, como Maya, la agente de la CIA a la que interpreta Jessica Chastain en La noche más oscura o Carrie Mathison, Claire Danes enHomeland.

Recientemente, una ex espía de verdad, Valerie Plame, a la que interpretó en el cine Naomi Watts (en Caza a la espía) celebraba este cambio de estereotipos en una entrevista. «En la cultura popular, las agentes femeninas están muy sexualizadas o son todo fisico. O usan o un vestido de lentejuelas o una pistola. Pero en realidad el arma más importante que tienes es tu intelecto», declaró Plame a The Guardian. La ex agente, que trabajaba de incógnito para la CIA hasta que el Washington Post reveló su identidad como parte de una vendetta personal en los meses que precedieron a la invasión de Irak, incluye en este tríptico de nuevas espías de ficción a Annie Walker, Piper Perabo en la serie Covert Affairs, que en España emite Fox Crime. Walker, como Plame en su día, también lleva una doble vida (su trabajo-tapadera tienen lugar en el Smithsonian de Washington).

«Todo esto son inicios para que el público empiece a acostumbrarse a la idea de que las mujeres pueden ser activos destacados en el campo de la inteligencia», opina la ex espía. De hecho, la unidad que capturó a Bin Laden habría tenido una importante presencia femenina, según dijo el ex agente Michael Scheuer, que aseguró que prefirió recultar a mujeres porque «las analistas tienen una habilidad excepcional apra el detalle, para ver procesos de comportamiento y para entender las relaciones. Y además, la verdad, pasan mucho menos tiempo contando batallitas de guerra, charlando y saliendo a fumar».

Pero los personajes de Maya y Carrie no están exentos de sus dosis de polémica. El papel que interpreta Jessica Chastain está basado en una agente real que no ha sido identificada y que habría sido clave en la caza al líder de Al Qaeda. En el filme, Maya tiene problemas para trabajar en equipo y plegarse a la disciplina de la CIA, lo que la convierte en la perfecta figura rebelde con la que el espectador quiere alinearse desde el primer fotograma. Es tan ambiciosa como inflexible. De nuevo, el Washington Post ha estado publicando informaciones sobre la agente real que inspiró el personaje de Maya. Según el periódico, cuando se comunicó a los implicados en al captura del líder de Al Qaeda que la CIA les otorgaba su máximo honor (la Distinguished Intelligence Medal), la agente hizo un «responder a todos» contestando que tan sólo ella lo merecía. «Vosotros intentantéis obstruirme. Os opusistéis. Sólo yo lo merezco», al parecer escribió. El gesto no gustó y al parecer «Maya» no ha obtenido el ascenso que esperaba. El personaje también participa de la controversia general que rodea al filme, que ha sido acusado de glorificar la tortura o por lo menos de justificarla como el método que finalmente llevó a localizar al terrorista más buscado. Si bien se muestra inicialmente incómoda con métodos como el llamado waterboarding, acaba aceptándolos, sobre todo después de la vía del «poli bueno» (en la película) tenga resultados fatales. En la vida real, Maya recibía el nombre-código de «Jen», según el libro No easy day, de Mark Bisonette, que la pinta como una fiera agente que dedicó toda su vida a vengar los atentados del 11 de septiembre y habría quedado tocada emocionalmente por el proceso.

El personaje de Carrie, en Homeland, también está moldeado en una miembro real de la CIA y, según ha explicado Claire Danes en varias entrevistas, la actriz pudo conocerla y pasó varios días observándola en su puesto de trabajo en Langley, la sede central de la agencia. Algunos medios, como el Daily Mail, han especulado con la posibilidad de que «Maya» y «Carrie» podrían  tratarse en realidad de la misma mujer. Como Maya, Carrie es mucho más clarividente que sus superiores (masculinos) y va equipada con un aura quijotesca, pero constantemente plantea la duda: ¿se está dejando embaucar por sus sentimientos (hacia Nicholas Brody)? Aunque Carrie, que padece de trastorno bipolar, es una heroína moderna y por tanto enormemente imperfecta (es tozuda, poco ética e inflexible. Y sus métodos son altamente cuestionables. En una ocasión incluso llegó a aprovecharse físicamente de la debilidad que su mentor, Saul, siente por ella, en un gesto casi incestuoso), al final de la enloquecida segunda temporada de la serie sigue conservando el favor de los espectadores. No ha llegado a unirse, todavía, al club de los Monstruos Fascinantes que forman Tony Soprano, Don Draper y Walter White.

Carrie, Annie y Maya en el fondo siguen siendo heroínas en el sentido clásico, pero al menos sus vidas y sus perfiles psicológicos se han vuelto mucho más complicados que los de la chica Bond media.

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