La zapatilla fea es el nuevo bolso
El lujo ha convertido la ‘sneaker’ en el arma para demostrar que es capaz de adaptarse a la cultura (delirante) de su tiempo
Las zapatillas de etiqueta dominan hoy un goloso segmento cuyo crecimiento global se estima en cerca del 2% anual, de aquí a 2021. Hasta un 83% de los compradores de moda se muestra dispuesto a pagar más de 300 euros por unas deportivas. Un 78% asegura, además, que por ese precio se pueden considerar una inversión (informe de tendencias de consumo de The Boston Consulting Group, con datos recogidos en una decena de países). «Las firmas de lujo se han percatado de que la cultura del momento se movía en dirección contraria a ellas. Así que no les ha quedado más remedio que pillar la ola...
Las zapatillas de etiqueta dominan hoy un goloso segmento cuyo crecimiento global se estima en cerca del 2% anual, de aquí a 2021. Hasta un 83% de los compradores de moda se muestra dispuesto a pagar más de 300 euros por unas deportivas. Un 78% asegura, además, que por ese precio se pueden considerar una inversión (informe de tendencias de consumo de The Boston Consulting Group, con datos recogidos en una decena de países). «Las firmas de lujo se han percatado de que la cultura del momento se movía en dirección contraria a ellas. Así que no les ha quedado más remedio que pillar la ola y abrazar lo que está pasando, a un nivel urbano», aduce Brian Trunzo, editor sénior de WGSN.
Sin hacer demasiada arqueología (Yohji Yamamoto y su exitosa asociación con Adidas en Y-3, a principios de 2000), podría decirse que todo comenzó en 2013, con las Ozweego de Raf Simons: todo el maximalismo de unas Reebok o unas Skechers de los primeros 90, a los pies de la sacrosanta vanguardia conceptual. En portales como Net-a-porter se agotaron en cinco minutos, inaugurando la era del feísmo chic que, a partir de entonces, preconizan ufanas casi todas las enseñas. «En dos años hemos pasado del rígido minimalismo a diseños delirantes y hasta monstruosos», sigue Trunzo, para quien las zapatillas están tomando el relevo a los bolsos.
Una ojeada a los pinreles de algunos de los directivos-celebridades del momento da una idea de este inusitado símbolo de estatus. Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, es fan fatal de las Low-Top de Lanvin, marca favorita también de su homólogo en Google, Sundar Pichai. Por su parte, Jack Dorsey, de Twitter, escoge las Island Dunk de Rick Owens, y Susan Wojcicki, de YouTube, las New Balance W890v4. Lo curioso es que tamañas personalidades de Silicon Valley han devenido en referentes estilísticos entre la comunidad deportiva, que persigue esos modelos.
Plataformas del alcance de Hypebeast, Drop Date, Modern Notoriety, Highsnobiety, la versión digital de Complex o webs específicamente femeninas como Hypebae y Girls on Kicks vertebran en la actualidad al universo sneakerhead –como se conoce a la facción más fanática de rastreadores y coleccionistas compulsivos–. Pero también ha surgido un particular mercado de segunda mano valorado en 1.000 millones de euros que, desde el año pasado, lideran las deportivas que propone el mundo de la moda: la Triple S de Balenciaga copa ya el 52% de los canales de reventa de modelos de lujo, a un precio superior a los 1.000 euros, informa la fintech StockX, la bolsa de valores de las sneakers.
Le siguen la Louis Vuitton x Supreme Sport (cerca de 900 euros) y, de nuevo, Balenciaga y su Speed Trainer (unos 800 euros). Y ¿cómo se ha llegado a esto? La comunidad sneakerhead es tan permeable al insidioso culto a la celebridad como cualquier otra. Con clientes, amigos y aliados como dj Khaled, dj Clark Kent, A$AP Rocky, Drake, West o Rihanna, a la moda de alta gama le ha resultado fácil influir/inspirar en el territorio antes copado por deportistas de élite. Aunque también es cierto que los diseñadores que han ocupado los puestos creativos de las grandes firmas en los últimos tiempos han demostrado una especial sensibilidad urbana. «Esta tendencia tendrá que madurar en los próximos años. De hecho, lo que ahora mismo todo el mundo trata de averiguar es cuán mainstream y popular podrá llegar a ser», comenta Brad Lacey, director global de diseño de la división de estilo de vida de New Balance.
Pues, por lo visto, en las presentaciones de las colecciones para el próximo otoño-invierno, la cosa va para largo: las emblemáticas Cortez de Nike de Comme des Garçons, la revisión de las no menos mastodónticas Buffalo de Junya Watanabe, los modelos posapocalípticos de John Galliano para Maison Margiela... «¡Tenemos suficientes zapatillas como para que estrenes un nuevo par cada día hasta 2026!», anuncia la selecta boutique online Farfetch.