Giorgio Armani: «Para mí no hay estilo sin ética»
Leal a su visión y creencias, que ha mantenido durante casi 50 años de carrera, Giorgio Armani reflexiona sobre su legado y los retos a los que se enfrenta en el presente.
«No soy de los que mitifican el pasado”, responde Giorgio Armani cuando se le pregunta por su visión privilegiada de la evolución de la industria. Diseñador desde 1960, cuando entró en Nino Cerrutti, y empresario desde 1975, es uno de los poquísimos creadores que puede hablar con conocimiento de causa de la deriva de este negocio: “Antes no éramos tantos. Ahora hay más nombres (y más audiencia) aportando ideas, y eso es beneficioso. El problema es que estamos produciendo demasiado. Hay demasiada oferta y deberíamos buscar la forma de producir menos, pero mejor”. La cuestión de la sostenibilida...
«No soy de los que mitifican el pasado”, responde Giorgio Armani cuando se le pregunta por su visión privilegiada de la evolución de la industria. Diseñador desde 1960, cuando entró en Nino Cerrutti, y empresario desde 1975, es uno de los poquísimos creadores que puede hablar con conocimiento de causa de la deriva de este negocio: “Antes no éramos tantos. Ahora hay más nombres (y más audiencia) aportando ideas, y eso es beneficioso. El problema es que estamos produciendo demasiado. Hay demasiada oferta y deberíamos buscar la forma de producir menos, pero mejor”. La cuestión de la sostenibilidad siempre ha importado al diseñador italiano, pero ahora más que nunca: “Es el asunto más complejo al que nos enfrentamos”, dice. Tener el control de su propio negocio le ha permitido, entre otros logros poco conocidos, ser la primera empresa italiana en términos de diversidad laboral (según el informe anual que cada año realiza el diario Financial Times) o una de las pocas que detalla desde hace dónde, cómo y quién elaboran sus productos. Él lo llama ‘los valores Armani’, y lo define como “una visión fiel, una opinión que debe informar sobre todo lo que hacemos, del diseño a la distribución. Para mí no hay estilo sin ética”.
Usted fue uno de los primeros en abordar públicamente este tema. Incluso insta a comprar menos. ¿Qué debe hacer esta industria para enfrentarse de verdad al problema?
Sé que es complicado, pero creo que se trata de priorizar la calidad sobre la cantidad, no solo a nivel producción, sino creando una cultura y una comunicación que fomente el comprar mejor. Solo así se puede garantizar la circularidad o el bienestar de la cadena de suministro. Hoy la sostenibilidad se ha convertido, en cierto sentido, en una táctica de marketing, y debería ser todo lo contrario. Debería ser un esfuerzo común.
“El estilo Armani nunca cambia”. Esa frase es recurrente cada vez que se habla de usted. ¿Cree que es real? ¿Qué es lo que le lleva a evolucionar?
La sociedad. La moda es un reflejo de nuestro tiempo. Y siempre me he acercado a ella como una herramienta para poder expresar lo que las personas buscan. Unas veces ha sido confianza, otras ligereza y comodidad, otra empoderamiento… eso sí, siempre a través de elementos pensados para durar.
Su trabajo ha sido clave a la hora de entender el modo en que muchas mujeres visten hoy. ¿Se considera feminista?
En aquella época, cuando creé la silueta del traje de chaqueta femenino [se refiere a finales de los ochenta] únicamente pensaba en cubrir sus necesidades en el lugar de trabajo. Darles comodidad y confianza en un ambiente nuevo para ellas, al que por fin accedían. No sé si eso me convierte o no en feminista. Creo que si lo soy o no deberían juzgarlo las propias mujeres.
Fue el primero en prever los riesgos reales de la pandemia cancelando su desfile horas antes de producirse. También fue el primero en reaccionar ante la guerra en Ucrania, celebrando su show sin música. ¿Por qué lo hizo? ¿Piensa que está industria sigue estando alejada de la realidad?
Como alguien que ha pasado por todo tipo de experiencias en la vida, entiendo la importancia de hablar en el momento adecuado. Además, soy una persona expeditiva, y en momentos críticos como estos no puedo seguir con mi trabajo y mirar para otro lado. La moda debería reflejar los asuntos que conciernen a todos. Somos una industria global e influyente, así que creo que es lo mínimo que podemos hacer.
En las redes sociales se percibe un furor renovado por usted entre los jóvenes, sobre todo de sus prendas de archivo. ¿A qué cree que se debe?
Supongo que sienten esa afinidad porque siempre he sido fiel a mis ideas y a mí mismo. No trabajo para complacer a los jóvenes, tampoco lo mercantilizo. Y creo que eso les atrae, el hecho de que tenga mi propio punto de vista. Eso no quiere decir que no me sienta orgulloso de ello. Me enorgullece saber que puedan encontrar en mi trabajo algo con lo que sentirse identificados.
En estos casi 50 años, en los que ha hecho prácticamente de todo, ¿de qué se siente más orgulloso?
No soy de los que se duerme en los laureles ni de los que hace repaso constantemente. Al revés, diría que nunca estoy satisfecho del todo. Lo único que digo es que siempre he actuado con integridad y compromiso, tanto en lo profesional como en lo personal. He hecho lo que he podido, aunque a veces pienso que podría haberlo hecho mejor.
¿Se arrepiente de algo?
No, no me suele gustar arrepentirme de las cosas. Es una pérdida de tiempo. Pero si pudiera cambiar algo del pasado, sin duda habría pasado más tiempo con mis seres queridos.
¿Cómo imagina su empresa y sus marcas dentro de 10 o 20 años? ¿Cómo le gustaría que fuesen?
Como hasta ahora, manteniendo esa idea que he desarrollado siempre, de prendas duraderas que se adaptan a las distintas circunstancias. Estoy seguro de que mantendrán los ‘valores Armani’, porque los valores sólidos nunca pasan de moda.
* Estilismo Maria Giulia Riva.