Opinión

Ensayo y error

«Los ambientes encorsetados en los que todo es siempre igual para que nada cambie solo favorecen el adocenamiento y la grisura. La ciencia, por ejemplo, nos enseña que muchos de los grandes avances de nuestro tiempo son fruto de errores». 

Existe una teoría según la cual no importa lo que hagas bien porque solo se te recordará por lo que hagas mal. Esta teoría, que algunos utilizan como un supuesto vehículo a la excelencia, como una exigencia extrema que no permite fallar, es, en realidad, una teoría para la mediocridad. Quien inculca ese miedo cuenta —quizá no conscientemente— con que el mensaje paralizará cualquier riesgo, cualquier gana de innovar o experimentar y, por lo tanto, de avanzar. No hablo del moderno culto al fracaso azuzado por charlas TED y billonarios desaprensivos creadores de startups en Silicon Valley,...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Existe una teoría según la cual no importa lo que hagas bien porque solo se te recordará por lo que hagas mal. Esta teoría, que algunos utilizan como un supuesto vehículo a la excelencia, como una exigencia extrema que no permite fallar, es, en realidad, una teoría para la mediocridad. Quien inculca ese miedo cuenta —quizá no conscientemente— con que el mensaje paralizará cualquier riesgo, cualquier gana de innovar o experimentar y, por lo tanto, de avanzar. No hablo del moderno culto al fracaso azuzado por charlas TED y billonarios desaprensivos creadores de startups en Silicon Valley, sino de cometer fallos y errores, de negar en sí mismo el propio proceso de aprendizaje. Estos ambientes encorsetados en los que todo es siempre igual para que nada cambie solo favorecen el adocenamiento y la grisura. La ciencia, por ejemplo, nos enseña que muchos de los grandes avances de nuestro tiempo son fruto de errores. 

Es muy difícil ser deportista de élite sin contar con fallar todo el tiempo, con hacer una mala temporada y superarla, con una lesión, un bajón emocional, un tropiezo. Con no ser la mejor. Este es quizá el aprendizaje más complicado que nos toca, y es mejor no escuchar a los del error y comprenderlo pronto. Easy, queridas: no pasa nada.

En este número exploramos la idea de crear una misma las condiciones adecuadas para escapar de esas teorías castrantes. Hablamos de superación, y de deporte, pero no solo. Ana Peleteiro, medalla de bronce en triple salto en Tokio 2020, habló a Natalia Junquera de asuntos clave de la cultura deportiva de nuestro país (¿racismo, clasismo?), pero también sobre los vientres de alquiler, sobre el acoso en redes, sobre la maternidad en el deporte… La atleta, al contrario que muchos deportistas que prefieren mantenerse al margen temerosos de que entrar en los temas polémicos pueda ser perjudicial para su carrera, ha decidido utilizar su voz para hablar de lo que considera importante. 

Eva Santolaria, Valle en Compañeros, cuenta cómo decidió apartarse de una fama que no le interesaba. Gal Gadot, nuestra mujer de portada, explica a Carlos Megía cómo y por qué decidió montar su propia productora. Ahora protagoniza un thriller de acción en Netflix en el que interpreta el papel que ella ha decidido.

Salgo ahora mismo de una entrevista con una joyera interesantísima que leerán en un próximo número, pero me ha dicho que ella siempre empuja a su equipo a pensar más, a crear más, a atreverse más. ¿Su secreto? Que respeta un legado pero lo adapta a hoy, que está creando un nuevo ADN, que no mira qué hacen los demás. Ese es el espíritu de este número.

Archivado En