¿Dónde están las columnistas?

La polémica por el congreso de León que olvidó poner a una sola periodista en su cartel ilumina la situación de las mujeres en los medios.

Una polémica ha conseguido lo impensable estos días: hacerse hueco en la maraña de informaciones sobre el 1-O y alterar las redes con algo que nada tiene que ver con el procés, Piolín, la Guardia Civil ni las camisetas de Harry Potter de Gabriel Rufián. El pasado fin de semana, el Congreso de Columnismo de León hacía púbico el cartel de su tercera edición, que se celebrará del 18 al 20 de octubre. Un “cartelazo”, según definió su codirector, Jorge Francés, a Eldiario.es –Francés, que había acep...

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Una polémica ha conseguido lo impensable estos días: hacerse hueco en la maraña de informaciones sobre el 1-O y alterar las redes con algo que nada tiene que ver con el procés, Piolín, la Guardia Civil ni las camisetas de Harry Potter de Gabriel Rufián. El pasado fin de semana, el Congreso de Columnismo de León hacía púbico el cartel de su tercera edición, que se celebrará del 18 al 20 de octubre. Un “cartelazo”, según definió su codirector, Jorge Francés, a Eldiario.es –Francés, que había aceptado hablar con S Moda, declinó hacerlo tras ver las preguntas–. Ahí había opinadores de distintas facciones políticas, varios grupos mediáticos y diversas generaciones, cubriendo todo el espectro que va de la nueva derecha digital a la vieja progresía del papel: Raúl del Pozo, Manuel Vicent, Juan Cruz, Sergio del Molino, Juan Soto Ivars, Alberto Olmos, Antonio Lucas, Cristóbal Villalobos, Ricardo F. Colmenero, Jesús Nieto Jurado, Hughes, “y muchos más”. Lo que no había era mujer alguna.

Durante varios días, se sucedieron las críticas y las chanzas, como la de una tuitera que cuestionaba que el congreso presuma de ignorar “al 70% de la profesión periodística” y otras menos reproducibles que hablaban de campos de hortalizas. Aquello se entendió como la consagración del cipotudismo, el equivalente a lo que fue el homenaje a Góngora de la Generación del 27 pero para jóvenes, y no tan jóvenes, representantes del periodismo, sección canallitas.

El miércoles, el congreso ofreció un segundo avance de ponentes en el que sí aparecen cinco mujeres: Lucía Méndez, Edurne Uriarte, Karmentxu Marín, Cristina de la Hoz y Elsa González. Además, el encuentro emitió un comunicado en el que manifiestan su “rotundo rechazo” a lo que califican de “polémica injusta e inesperada” y denuncian “el acoso y las presiones recibidas por unas infundadas acusaciones de machismo”. En el escrito, justifican el hecho de que no hubiera mujeres en el primer cartel por razones de “agendas y disponibilidad”. ¿Por qué, entonces, no se esperó a cerrar las confirmaciones antes de dar a conocer el cartel y evitar ese efecto 100 % masculino, digno de aparecer en el tumblr Boys Clubs, que recoge instituciones de todo tipo en las que no hay representada ni una sola mujer?, ¿Si ya se había contactado antes de la polémica, por ejemplo, con Lucía Méndez, columnista estrella de El Mundo o con la histórica de El País Karmentxu Marín, no valía la pena esperar dos días? Francés explicó a Eldiario.es: Hemos pecado de inocentes. Estábamos tan contentos con el cartelazo que hemos conseguido en esta segunda edición, que quisimos dar un avance”. En realidad, las dos cosas son indicadoras de una visión (o miopía) sexista: organizar un evento sin una sola mujer y hacer un cartel así y ni siquiera darse cuenta de que hay un pequeño problema de desequilibrio de géneros.

El nuevo cartel del Congreso de Columnismo.

Si bien los ponentes del congreso de León no son representativos del periodismo de opinión en España, lo lamentable es que la columna, esa institución con tanto peso específico en el periodismo de aquí –y que no se da en otros lugares– sigue siendo, mayoritariamente para los hombres. El colectivo catalán On Són Les Dones (Dónde Están Las Mujeres) se dedica desde hace un par de años a contabilizar las firmas femeninas en los espacios de opinión de los medios. Su informe de julio de 2017 concluye que el 77% de los artículos de tesis (columnas y tribunas) publicados en los cuatro principales periódicos de la zona (La Vanguardia, El Periódico, Ara y El Punt Avui) estaban escritos por hombres. Los medios digitales pidieron el 70% de sus piezas opinativas a hombres, mientras que en las tertulias de la radio la proporción es de 6 ó 7 hombres por cada diez interventores y en la privada, 3 ó 4. En las televisiones privadas, ellas ocupan el 25% de las mesas redondas y en las públicas, aunque hay mayor esfuerzo de paridad, jamás se ha llegado al 50-50. La asociación Clásicas y Modernas hizo en 2013 un trabajo similar de recuento pero centrado en los suplementos culturales y dio con que sólo entre el 15 y el 21 % de las reseñas de libros las escriben mujeres –también se hizo patente que se informa mucho menos sobre obras escritas por mujeres, pero esta es otra historia–.

Al margen de cuánto se escribe está la cuestión del qué se escribe. Está muy extendida en periódicos de todas las adscripciones ideológicas la práctica de enviar dos reporteros a cubrir la misma información: él para la parte seria, ella para “la crónica de color”. O de relegar las firmas femeninas “a las secciones de sociedad, moda o salud”, como señala Emilia Landaluce, columnista de El Mundo que se ha visto de alguna manera salpicada por la polémica de León. Ella estuvo presente en la edición pasada, según los directores, como “una de las estrellas”, según ella como invitada en un acto menor y paralelo celebrado en un bar. Participó en un diálogo con Ruben Amón e Ignacio Ruiz-Quintano y asegura que en ningún momento se sintió “incómoda”. Al contrario que otra de las participantes del año pasado, Lorena G. Maldonado, que contó su experiencia en un artículo titulado “Cuando fui un trozo de carne en un congreso de columnismo”. Un estudiante asistente dijo que se había matriculado en Periodismo “por lo buena que está Maldonado” y Ricardo F. Colmenero, periodista de El Mundo que repite este año, lo celebró apreciando también los pechos de una asistente. Todo muy edificante.

Landaluce cree que lo que ha sucedido este año “no ha sido tanto machismo como torpeza. Me consta que contaban con excelentes firmas femeninas y prefirieron poner a otros nombres en el cartel”. “En el periodismo –añade– hay tanto machismo como en cualquier sector. Sólo hace falta ver los cuadros de mando de las redacciones y el destino al que se abocana las periodistas jóvenes… y luego estamos las columnistas como yo, que qué monas. Tenemos tanto carácter y somos tan graciosas”.

Por si a jefes de medios y organizadores de congresos les faltan ideas, en Magnet elaboraron hace unos días un cartel alternativo –con Leila Guerriero, Rosa Montero, Ángeles Caballero, Aloma Rodríguez, Soledad Gallego-Díaz ¡y muchas más!– y acabaron con una lista de 52 opinadoras, de todos los campos y estilos, desde la sorna viral de Beatriz Serrano en Buzzfeed al rigor político de Máriam Martínez-Bascuñán en El País.