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Del traje de terciopelo al zapato joya: las prendas y accesorios infalibles para una cena de empresa

Cita inamovible en ese exhausto calendario de celebraciones, el evento anual con nuestros compañeros de trabajo a veces conlleva un quebradero de cabeza para nuestro armario. Sin un 'dresscode' definido y a veces marcado por la falta de tiempo, esta selección de prendas versátiles son aptas para combinarlas con otras más informales de diario y así ir directa desde la oficina sin pasar por casa.

Un kimono nocturno. Acertar con el largo idóneo (ni muy corto ni muy largo) de un vestido de fiesta es el gran dilema que se presenta en una celebración entre compañeros y jefes. Este kimono de Mango en tejido floral y con un diseño cruzado tiene un corte midi tan elegante como resolutivo, que encajará bien como pieza en solitario o junto a un pantalón de pernera. El faldón de flecos le aporta un aire festivo que es pura tendencia.
El bolso ‘allover’. Si la falta de tiempo impide pasar por casa  al final de la jornada laboral bastará con poner atención en los accesorios para dar una vuelta elegante a un estilismo de oficina. Un pantalón de cuero y un jersey oversize en el mismo tono adquirirán una nueva vida (nocturna) si añadimos un allover bag, el mini bolso que integra el asa al cuerpo del objeto. Este diseño de &Other Stories se basa en una red de strass que brilla por sí sola.
Un ‘slip dress’. Coronado como la prenda-tendencia del verano 2021, el uso del vestido lencero se ha dilatado a todas las estaciones. Esta prenda íntima y vaporosa popularizada en los 90 por diseñadores como Calvin Klein o Helmut Lang y su mayor embajadora, Kate Moss, sabe ubicarse en cualquier contexto nocturno, incluso, en una cena de empresa. Los coletazos del revival por el estilo noventero que aún perduran recomiendan llevarlo junto a una americana oversize y sandalias de pulsera. Para un efecto más distendido, solo precisa un mini pullover que cubra la parte superior en el mismo tono. En la imagen, vestido satinado de Lefties.
Un gran lazo. Otoño-invierno 2022 será recordado como la temporada en la que nuestro cabello se vio invadido por prendedores, barrettes, pinzas y demás adornos. Los maxilazos son una opción divertida y con estilo para redondear un atuendo sobrio durante la cena de empresa. En la imagen, modelo Pop Bow de Becomely en tafetán. Disponible en color rosa empolvado, gris perla, dorado y azul brocado.
Un traje de terciopelo. Esta versión invernal del tuxedo que popularizaron Bianca Jagger e Yves Saint Laurent en el armario femenino durante los años setenta es una sólida alterativa al vestido convencional de los eventos de empresa. Esta temporada añade una novedad: se lleva solo, sin camisa de por medio, para dejar la propia piel en primer plano con solo la ayuda de un croptop de cuero, como la propuesta de Zara en verde navideño.
Un pendiente XXL. Los 80 fueron la década del más es más, con incipientes hombreras, cejas infinitas y maquillajes dramáticos. Las mujeres de Wall Street adaptaron ese exceso a su propio código estético y diseñadores como Jean Paul Gaultier, Versace o Chanel respondieron a sus deseos con todo tipo de accesorios sobredimensionados, en especial pendientes de gran tamaño con perlas, aros, formas infantiles o botones dorados. Un complemento que no pasa desapercibido y embellece al instante cualquier estilismo. En la imagen, pendientes de metal con forma de corazón y cristales incrustados en color plata de Bimba Y Lola.
Una falda midi de paillettes. Asistir a una cena de empresa o un brindis informal no quiere decir que tengamos que renunciar a tejidos propiamente de fiesta como las lentejuelas o los brocados. Todo es cuestión de cómo se combine. En la última edición de la Semana de Moda de Nueva York las faldas cubiertas de paillettes coordinadas con blazers y camisas masculinas fueron sus absolutas protagonistas en esa otra pasarela alternativa que se crea en los desfiles: el street style. El diseño Magalia de Sézane es un buen ejemplo de la versatilidad que puede alcanzar esta pieza en un evento, si añadimos un jersey entallado y unas botas en la misma gama cromática.
Un zapato joya. El salón RV de Roger Vivier en raso y con hebilla de cristales Swarovski es ya un clásico entre invitadas a bodas y bautizos como noches de etiqueta o reuniones en la oficina. En el tono verde lima que Alexa Chung catapultó como su calzado todoterreno de gala para este otoño, darán una nota de color a un traje chaqueta oscuro o un vestido de punto. Toda una inversión que promete ser tendencia durante mucho tiempo.
Americana con lazada. El protagonismo absoluto y en solitario de la chaqueta masculina evoluciona hasta fórmulas nocturnas como este batín cruzado, que no precisa de ningún elemento más en la delantera. Diseñada en suave terciopelo negro con puños abiertos por Massimo Dutti es capaz de transformar un sencillo vaquero recto en una prenda festiva a tener en cuenta.
Top de cadenas. Otro comodín con el que trasformar una camisa de diario en un look infalible cuando anochezca. Arriesgado sí, pero su estado de plena tendencia permite apostar por ello. Esta cadena corporal de H&M que se adapta a cada silueta por el cierre ajustable aporta un toque extra de luz en forma de tiras de strass.
Una camisa 'oversize' satinada. Las siluetas holgadas permiten aligerar códigos de vestimenta sin restar elegancia. En el caso de una camisa que juegue con tejidos fulgentes como el satén o el lúrex aportará además un toque de estilo al superponerla sobre prendas más marcadas, como un vestido de cóctel o unos shorts con brocados. En la imagen, camisa satinada de Sandro.
Unas botas doradas. Si Barbarella se enfundó un par como emblema de su uniforme galáctico, este hito de la moda sixties es capaz de convertir  cualquier prenda en un atuendo de fiesta. El modelo Juliette gold de Mint&Rose, fabricadas en piel por artesanos con media caña y tacón retro, tiene una holgura suficiente para llevarlas bajo pantalones de traje o junto a unos vaqueros de efecto lavado si queremos que el estilismo resulte más relajado. También resultan infalibles con prendas de punto o un maxivestido de satén. Las fórmulas son infinitas.
Un bolso rockero. Si por el contrario nuestro estilismo se pasa de formal (como un vestido de terciopelo o satén) un pequeño bolso de piel de aire rockero es la manera de restar seriedad sin perder su esencia nocturna. El modelo Thunder, la gran novedad en la familia Mercules para este otoño-invierno, incorpora estrellas y tachuelas de metal sobre un asa de cadena y cierre de solapa. Su tamaño juega al despiste; cabe mucho más de lo que parece. Disponible en seis tonos.
La guinda: el fajín multiusos. Sobre un traje de pantalón, a modo de croptop bajo una blazer o para ceñir prendas fluidas como un vestido lencero o una falda midi. Atentos a este complemento ‘multitask’ porque puede convertir cualquier estilismo anodino en el rey de la fiesta en cuestión de segundos. En la imagen, cinturón Gate de Loewe en piel de ternera.

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