Debra Shaw: «Yo soy la prueba viviente de que se está derribando el edadismo»

Fue una leyenda de las pasarelas en los años noventa y en el periodo de máximo esplendor creativo de Alexander McQueen y de John Galliano. Después, desapareció. Ahora, su carrera ha vuelto a despegar cuando ni ella lo esperaba.

Debra Shaw con bodi de encaje negro y mangas de plumas negras de GUCCI.NICO BUSTOS

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Debra Shaw admite que cuando llegó a París hace más de 20 años con el dinero que ganó en el concurso de modelos que le dio su primera oportunidad soñaba con cantar en clubes, como Billie Holiday, y no tenía ningún interés en llamar a la puerta de las agencias para intentar que la contrataran: «Yo nunca había salido de Estados Unidos, así que todo lo que hice fue visitar monumentos, ir a museos, contemplar la arquitectura, me sentía culpable, pero es que estaba fascinada», dice con tono risueño al otro lado de la videocámara del móvil sentada en el pórtico de piedra de un café que visita habitualmente. Acaba de regresar a la capital francesa, donde residía con su esposo francés hasta que estalló la crisis del coronavirus, después de pasar el confinamiento y los meses posteriores junto a su familia en Nueva York, y lo que se ha encontrado después de esa prolongada ausencia le gusta: «Me había imaginado que estaría todo muchísimo más triste y no es así. Hay una energía muy optimista, como si la gente estuviese disfrutando mucho la nueva libertad». También le ha llamado la atención comprobar que el ambiente parisino ahora se parece mucho al que se encontró en aquella primera visita: «Es como si la ciudad hubiese vuelto a los años noventa, en el sentido de que no hay turistas y todo el mundo es de aquí».

Debra Shaw con vestido de gasa de DIOR.NICO BUSTOS

En ese mundo a las puertas de la globalización fue en el que se abrió paso. Y quizá precisamente porque la movían inquietudes culturales, en su segunda incursión en la ciudad ya estaba decidida a dejar atrás la Filadelfia donde aprendió a desfilar en un centro cívico. Su padre, un fontanero, y su madre, una profesora de escuela que en sus ratos libres tocaba el órgano en el coro de la iglesia, siempre la animaron a hacer lo que quería. Cuando se volcó en el oficio se convirtió en una figura de culto, favorita de diseñadores con enorme vocación artística como Alexander McQueen, del que fue musa y en cuyos desfiles protagonizó momentos que forman parte de la historia de la moda, como aquella ocasión en la que sacó su lengua a través de una máscara gótica adornada con un crucifijo o esa vez que encarnó a una muñeca conceptual que hacía una coreografía imposible sobre una joya escultórica de Shaun Leane. Shaw, que ha desfilado para grandes como Yves Saint Laurent, Chanel o Dior, fue pionera en encarnar la diversidad de la que ahora tanto se habla, pero a principios de los 2000 su carrera entró en declive. «Ocurrió cuando los diseñadores dejaron de hacer personalmente el casting de modelos y empezaron a intervenir más los estilistas, que en esa época buscaban chicas muy pálidas. Luego se produjo otro cambio. Fue cuando se pusieron de moda, digamos, los ‘grupos culturales’. Primero entraron las brasileñas, después las rusas, más tarde las del Este… en ese guion no tenían mucha cabida las afroamericanas».

Debra Shaw con vestido mini de lentejuela y organza de CAROLINA HERRERA.NICO BUSTOS

Hacia 2007 decidió reciclarse como consultora de modelos para diseñadores como John Galliano, pero poco a poco se fue retirando de la industria para dedicarse a negocios inmobiliarios, de los que aún se ocupa. Su verdadero regreso no se produjo hasta 2015 cuando por primera vez en mucho tiempo Vogue Portugal le ofreció la oportunidad de hacer una portada: «Ahí empezó una segunda etapa en mi carrera. Para mí significó un renacer muy poético y muy bonito. Yo soy la prueba viviente de que entre las muchas barreras que se están derribando una de ellas es el edadismo. Muchas compañeras de más de 40 me han escrito para decirme que verme a mí les ha hecho plantearse volver también». Shaw sabe bien lo importantes que son los referentes: «Si yo no hubiese visto a modelos negras desfilar jamás habría pensado que yo también podía hacerlo» y ahora, además de aparecer de nuevo en las páginas de las revistas, es coach para grandes agencias: «Les enseño el oficio propiamente dicho, pero también las preparo psicológicamente, no solo en el aspecto de hacerlas sentir seguras con su peso, su aspecto, quiénes son realmente, sino también en enseñarles a gestionar bien su dinero y a ahorrar, que es muy importante. Ganas tanto dinero tan rápido en esta profesión que es muy importante que entiendas que tienes que invertir en algo».

Debra Shaw con vestido de chifón con volantes de ALBERTA FERRETTI; y sandalias de DOLCE & GABBANA.NICO BUSTOS

A pesar de que conoce perfectamente los muchos prejuicios que aún existen en el sector, ella encuentra muchos motivos para el optimismo: «Lo creamos o no los que nos dedicamos a esto tenemos una responsabilidad enorme. Le decimos a la gente qué ponerse, cómo maquillarse, cómo presentarse ante el mundo. Tener ese privilegio me parece muy bonito». En cualquier caso, Shaw no renuncia a sus otras inquietudes, las que no tienen nada que ver con la moda. De hecho, es cantante ocasional en una banda de jazz. Una de sus canciones, Success, habla de cómo es un triunfo el simple hecho de haber intentado vivir conforme a los principios en los que uno cree.

Debra Shaw luce un vestido de tul con rosas bordadas de BLUMARINE.NICO BUSTOS
Debra Shaw con vestido largo, top ‘balconette’ y braga con lentejuelas mini, todo de DOLCE & GABBANA.NICO BUSTOS
Debra Shaw con vestido ‘midi’ de crepé con volantes de tafetán de ENCINAR.NICO BUSTOS
Debra Shaw con vestido de chifón con efecto deshilachado y detalle de top de rejilla de VALENTINO; sandalias negras de DOLCE & GABBANA.NICO BUSTOS
La modelo lleva abrigo de lentejuelas y jersey de cuello alto de lana, ambos de PRADA.NICO BUSTOS

* Estilismo: Juan Cebrián. Modelo: Debra Shaw (Oui Management). Maquillaje: Carole Hannah (Airport Agency). Peluquería: Tie Toyama (Calliste Agency). Manicura: Eri Narita. Producción: Ines Armandine (Artlist Paris). Técnico digital: Lorenzo Touzet. Asistentes de fotografía: Federica Falcone y Lorenzo Profilio. Asistente de estilista: Paula Alcalde.

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