De los Bronies a las Pegasisters: el extraño culto a Mi Pequeño Pony

Varios artistas ‘customizan’ al muñeco de los ochenta para una galería de Los Ángeles. Forma parte de una creciente subcultura de fans adultos.

Como juguete, y como dibujo animado, Mi Pequeño Pony siempre estuvo en la escala de lo cursi entre Candy Candy y Los Osos Amorosos. O sea, en un nivel muy, muy alto.  Los muñecos que Hasbro creó en 1980, vivieron su máximo esplendor hace dos décadas, generando un serie de dibujos y una película, tituada, poco sorprendentemente, My Little Pony: The Movie.

Ahora esas criaturas de cabeza improbablemente grande son protagonistas de un extraño culto. Una subcultura que forman, entre otros, lo...

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Como juguete, y como dibujo animado, Mi Pequeño Pony siempre estuvo en la escala de lo cursi entre Candy Candy y Los Osos Amorosos. O sea, en un nivel muy, muy alto.  Los muñecos que Hasbro creó en 1980, vivieron su máximo esplendor hace dos décadas, generando un serie de dibujos y una película, tituada, poco sorprendentemente, My Little Pony: The Movie.

Ahora esas criaturas de cabeza improbablemente grande son protagonistas de un extraño culto. Una subcultura que forman, entre otros, los bronies (de “bros” y “ponies”), hombres adultos (y en su mayor parte heterosexuales) aficionados a Mi Pequeño Pony, y las pegasisters, sus  equivalentes femeninas. Estos fans obsesivos crean tumblrs dedicados a los personajes, customizan los muñecos con todo tipo de estilos temáticos -si se busca “My Little Pony” en Etsy, la web en la que se vende y se compra objetos hechos a mano, aparecen nada menos que 4632 resultados y en Deviant Art hay registrados casi 460.000 obras relacionadas con los personajes,- y, si están veraderamente entregados a la causa, se los tatúan.

Ponis customizados de la L.A. Toy Art Gallery

L.A. Toy Art Gallery

Hace apenas un par de semanas, unos 150 bronies, muchos con aspecto de fanboys recién ecapados de una convención de comics o de una proyección con disfraces de La guerra de las galaxias, se reunieron en Anaheim, California para celebrar un festival, que incluía actividades como el recitado en voz alta de los diálogos de los dibujos animados My Little Pony: Friendship is Magic. Justus, un asistente de 18 años (que fue al festival  acompañado de su hermana pequeña, de 9) declaró a Los Angeles Times:  “Mucha gente cree que es raro pero me encanta la serie, los diálogos, el humor, los personajes. Te sube la moral, te hace feliz”.

Al contrario que otras reapropiaciones de personajes infantiles azucarados, como Tarta de Fresa o los citados Amorosos, que algunos góticos se tatúan en clave irónica, el culto al Pequeño Pony no es solo una broma. Muchos bronies se lo toman totalmente en serio. “Los primeros 30 segundos que vi de la serie me parecieron alucinantes. Podría ir sobre cualquier cosa, pero resulta que va de caballitos de pastel”, declaraba otro fan, David Cuyno, de 20 años, que asistió a la misma convención.

La cultura poni creció al calor de la web 4chan, generadora de la mayor parte de memes interneteros y tiene hits como el clásico clip de Hitler en El hundimiento, pero en clave caballito. Otro vídeo muy popular en YouTube es el que protagoniza Stephen Thomas, un estudiante de instituto que basó una presentación para su clase de Fïsica en Mi Pequeño Pony (sobre las imposibilidades físicas de las cosas que hacen los caballitos en la serie). El vídeo sobrepasó hace ya tiempo el millón de visionados.

Este mes se celebra en Los Ángeles una exposición-festival alrededor de los pequeños equinos. La L.A. Toy Art Gallery expone varios ponis de 45 centímetros de alto customizados por artistas como Angry Woebots, Blamo, Lisa Alisa o Luke Chueh y famosillos como el bloguero Perez Hilton. Además, organizará proyecciones de la serie, gincanas y todo tipo de actividades para bronies y pegasisters. Varios artistas callejeros pintarán murales inspirados en Mi Pequeño Pony y Onch Movement, la marca que está detrás del look plasticoide de Nicki Minaj, presentará su nueva línea de bisutería poni-temática.

El fenómeno ha tomado totalmente por sorpresa tanto a The Hub, el canal que emite la serie en Estados Unidos, como a la propia Hasbro, que también produce los G.I.Joe y el Monopoly. Recientemente, la empresa ha empezado a incluir guiños a sus clientes adultos en su web y a promocionarse en sitios como la Comic Con de San Diego, donde jamás habría sospechado que se escondería el público de sus muñecos, pensados para niñas de unos seis años.

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