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El polo de rugby conquista el otoño: cómo combinarlo con gracia

Con dos siglos de existencia a sus espaldas, esta prenda de calado deportivo salta a la pasarela y se transforma en el ‘street style’ con nuevas formas de llevarlo

El deporte está de moda. Tomemos esta frase al pie de la letra o en sentido figurado, pero la realidad es que dentro y fuera del armario estos dos campos generan estimulantes sinergias a su paso. Si unas simples mallas pueden convertirse en un símbolo casi enfermizo de estatus, el deporte rey consigue una vez más que su camiseta renazca como prenda culto, mientras el sufijo anglosajón core que designa una tendencia en alza se vuelve indisoluble de deportes como el baloncesto o el ballet.

Este otoño, es el turno de la estética rugby, reconocible por sus polos de calado retro con amplias franjas verticales y un discreto cuello en blanco, que arrasan entre celebridades y editoras de moda por todo el planeta. Su diseño primigenio que surgió en la década de 1830 en la Escuela de Rugby de Inglaterra, evolucionó en paralelo al propio deporte con tejidos más resistentes y duraderos, pero dejando a su paso una versión más relajada que los campus universitarios de alto nivel han adoptado como suya hasta el presente.

Su fuerte presencia en Semanas de la Moda y los paseos matutinos de famosas como Taylor Swift o Hailey Bieber (la versión ‘ vestido’ de la diseñadora londinense Talia Byre es la más codiciada) hizo saltar la alarma sobre un fenómeno que ha reforzado la propia pasarela. De refrescantes propuestas como la del británico Charles Jeffrey bajo su firma Lovelyboy que trastoca las rayas en sentido perpendicular, o el polo-body de Coperni, a otras más clásicas, pero que se renuevan en la forma de llevarlo bajo superposiciones, como propone la firma danesa Baum und Pferdgarten.

En ese ideario de cómo llevar la prenda a un plano más terrenal que suele dibujar el street style, encontramos las claves para decidirnos definitivamente a tener esta camiseta como comodín de vestimenta los próximos meses. La primera regla reside en no condicionar su uso a un look preppy o deportivo. Sacar a esta prenda de su zona de confort si la combinamos con bermudas de cuero y una gabardina para ir a la oficina, o incluso con faldas midi de lentejuelas o terciopelo en una velada nocturna, son maneras redondas de abordar la tendencia.

Como defiende la pasarela este otoño, en la superposición reside el secreto de un estilismo con nota. Bajo vestidos tipo babydoll, unido a varios polos y camisas masculinas, o mezclando tejidos como peluche y piel encerada, potencia su valor al relajar el look en su conjunto. Los accesorios en pequeñas dimensiones y llamativos colores también contribuyen a personalizar esta cómoda prenda en cualquier momento del día.

En un contexto más relajado, se lleva con unas tallas de más –bien con pantalones de pernera infinita o junto a otro hit de la temporada, el pantalón capri– y calzado ultra cómodo, ya sean deportivas, chanclas o incluso mocasines. En la cara opuesta, se empeña en que enseñemos abdomen bajo un diseño croptop que dilatará el estío unas semanas más, junto a esa prenda viral del año pasado, la bermuda vaquera conocida como jort.

Sandro

Polo Ralph Lauren

Marc O’Polo

Claudie Pierlot

Róhe

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The Tiny Big Sister

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