Ni Zara ni Shein: cómo Vinted pasó a ser la tienda online que más vende en Francia
Según el último barómetro del Instituto Francés de la Moda, la plataforma lituana supera en volumen de ventas a gigantes como Amazon. ¿Cómo una web de segunda ha devorado a la moda rápida?
Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que comprar ropa implicaba todo un ritual: salir a la calle, entrar en una tienda, pasar (a menudo traumáticamente) por el probador, pagar en un mostrador (en el que hasta interactuábamos con otro ser humano) y volver a la calle, ya con nuestra prenda en una bolsa. El capitalismo nos dio este rito y el capitalismo nos lo quitó: según el Informe de la moda online en España 2024, de la consultora Kantar y el portal Modaes, estamos viviendo ya el inevitable ‘sorpasso’ del comercio textil online al físico.
No se trata solo de que la tienda online haya desplazado a la física: por primera vez, la venta online de prendas de segunda mano ha pasado por encima a la moda de estreno. Ha sucedido precisamente en Francia, ese país que rima con tendencia, pero también con revolución. Según informa Le Figaro, la empresa que más ropa vende en Francia es la plataforma de segunda mano Vinted. Según un barómetro de consumo del Instituto Francés de la Moda (IFM), la aplicación, de origen lituano se sitúa en lo más alto del podio de marcas textiles del mercado galo en el primer trimestre de 2025, tanto online como en tienda física, por delante de Amazon y Kiabi, de Shein y de Zara. En total, la segunda mano representa el 10,9% del volumen, e incluso el 16,3% entre los jóvenes (de 18 a 34 años). Este resultado supone la consagración para Vinted y un más que significativo beneficio (en 2024 a nivel mundial, 77 millones de euros).
En Francia, a finales de 2024, Vinted ya contaba con 23 millones de usuarios en Francia a finales de 2024, casi un tercio de la población. El boom del mercado de segunda mano es una tendencia global impulsada, en parte, porque las ventas entre particulares escapan de las guerras arancelarias. Según el último análisis de ThredUP, en 2029, el mercado de ropa usada moverá más de 300.000 millones de euros en todo el mundo. Los optimistas saludan la tendencia como un alivio para los vertederos del Global South. Los escépticos, creen que es el enésimo lavado de cara en clave verde al desaforado consumismo occidental.
Cómo ahorrar mil euros en un año
Según explica a S Moda, Eve Taraborrelli, responsable de comunicación para Francia en Vinted, es importante contextualizar. ”Este éxito se debe a varios factores: en primer lugar, parece que los franceses son especialmente propensos a consumir productos de segunda mano, ya que, en general, son sensibles a las cuestiones relacionadas con los hábitos de consumo, el poder adquisitivo y el medio ambiente. La gran variedad en la oferta de Vinted también ha influido, ya que les permite encontrar fácilmente los artículos que necesitan, pero también ahorrar dinero. En marzo de 2023, realizamos una encuesta según la cual los franceses ahorraban una media de 90 € al mes en la plataforma, es decir, unos 1080 € al año. No es una cantidad insignificante, ¡sobre todo en un contexto de fuerte inflación!“. Y añade un matiz crucial: “Lo más revelador es que el 40% de nuestros miembros en Francia ya tiene su armario compuesto mayoritariamente por segunda mano. No es solo una opción económica, sino identitaria”.
Nuestro país también se rinde al second hand market, aunque la fuerza identitaria se manifiesta de otras formas: “En España, por ejemplo, las cámaras digitales están entre los productos más vendidos, y las búsquedas de ‘trajes de flamenca’ se disparan un 400% en primavera”, señala Taraborrelli. Búsquedas vernáculas aparte, para los españoles, especialmente los más jóvenes, el ahorro es el principal motivo para comprar de segunda mano, seguido de la preocupación medioambiental, según un estudio realizado por Milanuncios en colaboración con Mazinn. El informe La verdadera mirada de la GenZ hacia la economía circular desvela que el 87 % de los jóvenes declara comprar productos de segunda mano y el 90 % se preocupa por el impacto de sus compras.
Pero no todo es tan idílico como parece. Pol Fàbrega, responsable de Sostenibilidad en Wallapop, la plataforma de objetos de segunda mano que, cada mes, visitan 19 millones de personas solo en España, advierte: “Aunque existe una sensibilidad creciente hacia la sostenibilidad, el factor económico sigue teniendo gran relevancia”. De hecho, los españoles perciben un ahorro medio del 60% al comprar artículos reutilizados, una cifra que explica en parte el éxito de estas plataformas. “En el caso del interés sobre la categoría de moda y accesorios, concretamente, sabemos que en los últimos cuatro años las búsquedas en Wallapop se han incrementado un 166%”, destaca Fàbrega.
Fàbrega añade que, “de acuerdo con los datos de La Red del Cambio 2024, en España, Italia y Portugal, el 65%, 64% y 70%, respectivamente, de los consumidores afirman comprar o vender productos reutilizados de forma habitual. Si comparamos estos datos con otros estudios externos de consumo circular en Europa, son niveles similares a Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia o Países Bajos, donde entre el 60 y 70% de las personas participan en este tipo de consumo frecuentemente”.
Por su parte, la creadora de contenido Naira Regúlez (conocida en Instagram por sus perfiles @recoolez y @theatypicalproject, donde aboga por la moda vintage y el consumo sostenible experta en marketing) lanza una reflexión incómoda: “Parte de este auge viene de que ‘está de moda’ comprar usado. Las modas pasan; necesitamos que esto sea una decisión cultural”. Y es que, aunque el mercado de segunda mano crece a un ritmo del 127% anual, no está exento de contradicciones. ¿Es realmente un chollo comprar un Levi’s 501 usado por 150 euros cuando antes en cualquier tienda de segunda mano costaba menos de 20 euros? ¿Es sostenible enviar un bolso de lujo desde la otra punta de Europa para “alargar su vida útil” generando una huella de carbono en el proceso?
La paradoja de la haulificación
La periodista Yawen Yuan señala en Dazed la enorme contradicción que supone el éxito del vintage entre los jóvenes: el 68% de los Gen Z compra de segunda mano impulsados no por el ahorro o la ecología, sino por los hauls, esos vídeos (mimados por el algoritmo de las redes sociales, especialmente TikTok) en los que los influercers abren frenéticamente sus pedidos online y presumen del bajo importe que han pagado por sus prendas: la voracidad consumista es la misma, solo que donde dije Shein digo Vinted o, para presupuestos más elevados, Vestaire Collective o The RealReal, la plataforma que puso en venta prendas de los guardarropas de Kate Moss o Julianne Moore.
“La gente se ha dado cuenta de que sumar lo sostenible con la calidad de las prendas vintage da como resultado una forma de consumo más sensata (casi siempre), más económica (con muchísimos matices) y más divertida. Es un asunto sobre el que el consumidor se ha dado cuenta de que tiene valores añadidos: es más sostenible, en ocasiones más barato y puedo dormir un poco más tranquilo”, concluye Naira Regúlez.
Es pronto para saber si el éxito de la segunda mano en Francia es una señal de un cambio de paradigma en el que la ropa ya no es solo un símbolo de estatus, sino de inteligencia o si, simplemente, se trata de otro ritual creado y adulterado por el neoliberalismo.