Clara Galle: “Soy una firme defensora de no perder las cosas sencillas; son las que más feliz me hacen”

Aunque es su día libre y la cita es temprano, Clara Galle (Pamplona, 22 años) se conecta a la llamada de Zoom puntual y sonriente, sin atisbo alguno de divismo. Inmersa en el rodaje de la nueva serie adolescente de Netflix, Olympo, tiene, por fin, por delante unos días para desconectar. “En cuanto dejemos de hablar, apago el móvil. Si alguien quiere saber de mí, que venga a mi casa o a dar un paseo, pero necesito contacto de verdad. De lo que te vas a acordar es del helado que comiste en un paseo improvisado con tu amigo, no de la foto que subiste”, asegura. Metódica, disciplinada y cercana, pese a estar destinada a ser una de las actrices de su generación no quiere ser víctima de la presión por lograr el éxito. “No dejo que eso me agobie. Cuando dicen que la serie puede ser ‘la nueva Élite’, comprendo que hablamos de una serie que ha sido un exitazo en España y que al igual que pasó con La casa de papel, ha abierto muchísimas puertas a sus intérpretes. Sin embargo, la trama no tiene nada que ver. La historia tiene lugar en un centro de alto rendimiento y habla de disciplina, fuerza, voluntad… ¡Ojalá llegue tan lejos como Élite!”, dice con ilusión Galle, que lleva entrenando desde abril para dar vida a su papel en la serie, cuyo rodaje comenzó en agosto.

Se habla de usted como de “la actriz del momento”. ¿Le genera cierta incomodidad?

Confieso que es la primera vez que me lo dicen y no considero que lo sea. Siento que somos muchas las actrices de mi edad, y con algunos años más, que estamos teniendo papeles increíbles. Por si fuera poco, somos ya unas cuantas las que estamos metiendo un pie en lo internacional. Lejos de sentir presión, me siento muy acompañada. Es bonito ver cómo nos inspiramos las unas a las otras. Me siento motivada cuando veo que mis compañeras también están consiguiendo sus metas.

¿Nota una gran diferencia entre una producción internacional y una nacional?

Soy muy nueva en la industria, y no tengo tanto con lo que comparar. Las diferencias las veo sobre todo en los actores, en la forma tan inspiradora en la que actúan y trabajan. Me imaginaba que iban a ser muy workaholics, pero yo lo soy también. Hago mil esquemas y fichas, y de repente he sentido no estar sola con mi locura de organización.

Comenzó como embajadora de Tous. ¿Cómo es la relación que tiene con la marca?

Tous ha estado presente en mi familia: mi madre siempre llevaba un medallón de la marca que reza “mamá” y tiene un mordisco de cuando mi hermano era un bebé. Mi primer trabajo fue en un spot de la firma, que fue una de las primeras que quisieron confiar en mí. Es superfácil trabajar con ellos, y a la hora de crear contenido me dejan mucha libertad.

Domina varias disciplinas cuyo vínculo es contar. ¿Desde qué prisma lo hace?

Desde mi experiencia. Los personajes que escojo, aunque sean historias externas o ajenas a mí, hacen que siempre termine encontrando esas piezas dentro de mí.. Me gusta focalizarme en lo sencillo, hablar de algo pequeño, coger la lupa y agrandar. Soy una firme defensora de no perder las cosas sencillas; son las que más feliz me hacen.

Dijo que Ni una más, que habla de una joven de 17 años que denuncia una agresión sexual, trata un tema del que hay que hablar siempre. Lamentablemente, hay tantos casos que, en ocasiones, parece que los hemos normalizado…

Me han escrito muchas chicas, incluso gente cercana a mí, a quienes les había pasado algo parecido y no se habían dado cuenta de lo que había ocurrido hasta ver la serie. Está tan normalizado que a veces el cuerpo se puede sentir mal, pero la mente no lo entiende, y hasta que no pasa un tiempo o hasta que alguien pone un ejemplo desde una perspectiva externa de lo que le ha ocurrido nos es imposible entender que nuestro cuerpo también ha pasado por eso.

Muchas mujeres viven pensando desde niñas que es algo que quizá les pase.

Yo no pienso “¿y si me pasa?”, sino “¿cuándo me va a pasar?”. Lo he hablado con mis amigas y no pensamos en lo que haríamos si nos pasara, sino en qué vamos a hacer cuando nos pase. Es algo que está interiorizado. Estoy orgullosa de Ni una más, porque ha levantado polémica y ha servido de hogar y de refugio para muchas chicas, así como de lección y de aprendizaje para muchos hombres. Pero la ficción llega hasta cierto punto y este cambio tiene que pasar.

¿Ha aprendido a decir no en el trabajo?

He aprendido a decir no y a poner límites. Se habla muy poco del sindicato de actores, que ha de ir haciéndose más fuerte, como en Hollywood, donde gracias a su fuerza, se han podido alcanzar ciertas condiciones. Últimamente en las producciones hay muchísimas escenas de intimidad. He hablado con compañeras que comentan lo habitual que es que de repente metieran una escena de sexo que no estaba en el guion sin avisar. Hay que hacer del lugar de creación un espacio seguro, bonito y con buen ambiente.

Al zambullirse en un papel, ¿cuándo regresa Clara? O es usted ahora una amalgama de todos esos papeles.

Ahora se ríen de mí en el set porque estoy siempre en mi personaje, pero muchas veces me sirve hacerlo, porque creo que los personajes que me parecen atractivos son los que tienen conflictos o partes de su personalidad que yo, como Clara, o no tengo o no me atrevo a sacar, porque no las tengo del todo bien gestionadas.

En Olympo se plantea la duda de hasta dónde están dispuestos a llegar los personajes. Como actriz, ¿hasta dónde lo está usted?

Estoy dispuesta a sorprenderme a mí misma

Estilismo: Bea Machado. Maquillaje y peluquería: Rebeca T Figueroa (Another Agency) para Armani Beauty y Authentic Beauty Concept. Producción: Cristina Serrano. Asistente de fotografía: Diego Pérez. Asistente de estilismo: Diego Serna.