Más de seis mil cristales de Swarovski en menos de un metro de tela: la “proeza de ingeniería” que hace brillar a Simone Biles
La estelar gimnasta estadounidense estrena en su debut en París 2024 el maillot más caro y exclusivo de la historia de los Juegos Olímpicos. Repasamos sus secretos y curiosidades
Entre los fans que acudieron a las gradas del Bercy Arena para ofrecerle su aliento y aplauso estaban nombres como Lady Gaga, Tom Cruise, Ariana Grande, Greta Gerwig, Jessica Chastain o Anna Wintour, pero ninguna estrella brilló, literal y figuradamente, más que Simone Biles. La gimnasta más laureada de la historia, ganadora de siete medallas olímpicas que se verán multiplicadas en las próximas horas, ha cumplido con las desbordadas expectativas en su debut en los Juegos de París 2024, clasificándose para la final de tres de los cuatro aparatos. La tejana de 27 años regresa al foco olímpico tras superar los episodios de ansiedad y depresión que la llevaron a retirarse de la cita de Tokio, celebrados en 2021, y que la convirtieron, a su vez, en un símbolo de la imprescindible atención de la salud mental. Establecida como estrella absoluta de la capital francesa y filón de audiencias televisivas, “más fuerte, más inteligente, más madura y más fiable que nunca” en sus propias palabras, no hay nada que no haga resplandecer a Simone Biles en la ciudad de la luz. Ni siquiera su vestuario.
Más de 6.300 cristales de Swarovski recorren el maillot negro y gris con detalles de terciopelo y destellos holográficos que Biles y el resto del equipo de gimnasia femenino de Estados Unidos –Jade Carey, Sunisa Lee, Jordan Chiles y Hezly Rivera– lucieron en su primer día de competición en los Juegos. Llamado Star Spangled Shine y decorado con estrellas que rinden homenaje a la bandera del país y reflejan las luces del pabellón en sus miles de cristales. Una prenda que ya se ha convertido en la más cara lucida por cualquier gimnasta olímpica en la historia, con un precio que ronda los 5.000 euros y que la deportista lució con todo el pelo recogido en un moño de efecto despeinado que volaba con ella en cada pirueta. El maillot pesa 360 gramos, más del doble que una camiseta de algodón estándar, y se adapta con precisión a las necesidades de las deportistas.
“En realidad son como atuendos de noche. Queríamos apoyarnos en eso para París, la capital mundial de la moda. Así que utilizamos muchos elementos de alta costura, nos fijamos en la corsetería, en la arquitectura Art Nouveau, en el glamour del viejo Hollywood de la década de 1920″, declaró a The New York Times Jeanne Diaz, directora de diseño de GK Elite. Esta empresa, líder mundial en el vestuario especializado en gimnasia y que también visten a otras nueve delegaciones, es la responsable desde el año 2000 de que las atletas estadounidenses acaparen como ningunas otras las miradas de los espectadores. Si en los Juegos de Río y Tokio batieron récords al lucir maillots con 5.000 y 6.400 cristales respectivamente en leotardos con menos de un metro de tela, en la cita parisina se han vuelto a superar con otra prenda que Biles y sus compañeras lucirán en los próximos días. Para París 2024, otro de los maillots que han preparado es el Luminous Legacy, que imita la forma de un corpiño y presume de llevar más 10.000 cristales incrustados. La réplica, disponible en la web de la firma textil y que sustituye los brillantes de Swarovski por lentejuelas, puede comprarse por 90 euros. Pero en alta competición, las tendencias han cambiado en los últimos años y los los tejidos brillantes han dejado paso a las telas mate con piedras o perlas incrustadas que con los focos del estadio producen unos destellos espectaculares con los movimientos de las deportistas.
GK Elite diseña para el equipo estadounidense hasta una decena de maillots, todos con motivos y colores patrióticos, y son las atletas las que eligen cuál visten en cada una de sus diferentes participaciones individuales. Más allá de que la moda sea más importante que nunca en una ciudad con la tradición estilística de París, lo fundamental para las atletas sigue siendo la comodidad y la libertad de movimiento. Que el ajuste sea perfecto durante un doble mortal que puede valer una medalla, por lo que Diaz define estas prendas como auténticas “proezas de ingeniería y tecnología”. En declaraciones a Vogue, la diseñadora reconoció que las gimnastas aportan sus opiniones durante el proceso de confección y que los uniformes “se mueven con el cuerpo para que su mente no piense en lo que están vistiendo”. El efecto wow, al menos con Lady Gaga, lo han conseguido. “Lo ha clavado. Qué honor estar tan cerca”, escribió la cantante, que amenizó la ceremonia de apertura de los Juegos, en su cuenta de Instagram tras presenciar el ejercicio en barra de equilibrios de Biles.