K-Way, la firma francesa que comenzó vendiendo millones de chubasqueros de nylon plegables y hoy desfila en Milán y viste a Zendaya
Fundada en París en 1965 y creadora del chubasquero más ‘cool’ de la historia de la moda —plegable, funcional y en nylon de colores—, K-Way es hoy una marca transversal y disruptiva que ha conquistado todos los rincones del mundo
“Somos una firma deportiva. Y así queremos seguir. Que nuestro producto guste y haya gente que lleve un K-Way a la montaña, pero también a una fiesta, a cenar fuera o al colegio, es otro tema. Pero nosotros somos una marca outdoor”. Así de tajante se muestra Lorenzo Boglione, Country Manager de K-Way para España. Atiende a S Moda por videoconferencia desde su oficina de Turín (Italia), sede de BasicNet, el grupo italiano del que también es directivo y que es dueño de la firma francesa desde 2004. Además, este conglomerado de marcas —posee también Kappa, Superga o Sebago—, cotiza en la Bolsa de Milán y tiene presencia en 140 países. En el caso concreto de K-Way se vende en 27 países y cuenta con 112 tiendas propias y corners.
Y sí, K-Way es una firma deportiva. Pero sus coloristas prendas realizadas en tejidos tecnológicos y con diseños contemporáneos triunfan tanto entre los pijos y pijas parisinos como entre globetrotters y amantes del deporte al aire libre, además de enamorar a celebridades como Zendaya o Lady Gaga. Y son el ejemplo perfecto de cómo posicionarse en el top ten de las firmas más atractivas.
Pero existe una pieza fundamental en la marca, su verdadero best seller: el chubasquero Le Vrai. Fue inventado en 1965 por el fundador de la firma, el francés Léon-Claude Duhamel, de la forma más casual. Sentado un día lluvioso en una mesa del famoso Café de la Paix de París, observó cómo los transeúntes corrían algunos empapados, otros con los engorrosos paraguas… Y también a una madre que iba con dos niños pequeños provistos con chaquetas en nylon rojo y que le dio la clave: necesitaban una prenda impermeable que, además, fuera ligera y fácil de transportar.
Así nació este básico genial que destacó desde el primer momento porque se plegaba hasta guardarse en su propia bolsita cerrada con un elástico que presenta los tonos de la icónica cremallera tricolor de la firma. Por cierto, que a pesar de que su franja naranja, azul y amarilla sea surasgo más distintivo, surgió por simple casualidad cuando el fundador intentaba encontrar los colores que combinaran bien entre ellos. Y en vista de que resultaba complicado decidirse dada la infinidad de posibilidades, los escogió al azar.
El chubasquero o cortavientos Le Vrai, que así se llama, es un producto que, a pesar de resultar muy sencillo, esencial y básico, fue pionero en su momento. Como explica Boglione, “nació en los años 60 cuando se comenzaba a conocer el nylon y también se estaba descubriendo el outwear. En aquella época ir a la montaña o a un camping no era tan habitual”, reconoce. Al principio fue creado como una pieza funcional, pero en los 80 se puso de moda como prenda urbana formando parte, por ejemplo, de la vestimenta de “tribus urbanas” de la época como los break dancers. En España, el pasado mes de marzo colaboró con la feria de arte urbano UVNT Art Fair, celebrada en Madrid.
Boglione asegura que se han vendido millones de piezas de este chubasquero a lo largo de la historia de la marca –el grupo se muestra reacio a aportar datos económicos desglosados por firmas–, y lo define como una obra maestra del mundo de diseño (y cuyo precio no supera los 120 €, añadimos). Un concepto nada descabellado si tenemos en cuenta que en países como Francia o Italia se habla de tener “un K-Way” como quien habla de otras firmas icónicas del mundo del diseño y el marketing como Nutella, Lego, Barbie o Kleenex, casos ejemplares de haber alcanzado la gloria en el mundo del marketing y que se reconocen por nombrar al producto por la marca. Pura metonimia, y uno de los recursos más empleados en el mundo de la (mejor) publicidad.
De París al mundo
Casi 60 años después de su creación –en 2025 habrá eventos y colaboraciones muy sorprendentes, también es España–, la firma francesa es conocida y reconocida en medio mundo. Y a pesar de los sólidos códigos estéticos que maneja y su ADN original e inalterable, K-Way posee otro valor en alza. Y es su increíble capacidad para crear colaboraciones y asociaciones casi de de culto con otras marcas. Así ha ocurrido con enseñas de lujo como Saint Laurent, Fendi, Marc Jacobs o Comme des Garçons . Y también con etiquetas más asequibles como Sézane, Soeur o Santini, reconocida en el ámbito del ciclismo. Además, K-Way se ha unido este año al Orient Express, el equipo francés que participará en la Copa América de vela.
España, un mercado no fundamental pero sí emergente
El pasado mes de octubre K-Way aterrizó en Madrid con la inauguración de su boutique en pleno barrio de Salesas, una de las zonas comerciales imprescindibles para el ‘pijerío’ moderno y cosmopolita y, ahora también, para los cachorros de las grandes fortunas venezolanas y mexicanas, principalmente, asentadas en la capital. España no es un mercado fundamental, “pero sí importante”, afirma Boglione, quien adelanta además que habrá grandes inversiones para que la marca se consolide en nuestro país. No obstante, la de Madrid es la segunda tienda de la firma a nivel nacional, ya que existe una previa en San Sebastián. Prueba irrefutable, por otro lado, de que la enseña francesa sigue triunfando también en entornos más deportivos y outdoor.
“¿Nuestro público objetivo? ¡Todos los clientes!”, reconoce Boglione. “Queremos ser un producto transversal y que lo lleve desde un niño de 6 meses hasta un señor de 85 años”. Como reza uno de los slogans de la firma, “Whatever your style, whatever the occasion”. O lo que es lo mismo, “con cualquier estilo, en cualquier ocasión”.
Una historia de éxito global “nada extraordinaria”
Otro aspecto que sorprende de K-Way es que el relato oficial huye de la excepcionalidad en favor de la normalidad. A pesar de su fenomenal éxito a lo largo de seis décadas y de su reciente estreno en la seamna de la moda de Milán con la presentación de su línea más premium R&D (Research & Development), Lorenzo Boglione, también director general de la firma, define la historia de la marca como común y nada extraordinaria. “Muchas firmas han empezado de una manera y han acabado de otra muy diferente. Desde Louis Vuitton y sus objetos de viaje a Levi’s y su ropa de trabajo, pasando por el calzado anatómico y sanitario de Birkenstock, hay muchos ejemplos de historias de éxito en la moda con orígenes más cotidianos”.
Otra particularidad de K-Way es que es una firma gala, sí. Pero su gran influencia italiana genera cierta confusión. “Es francesa, pero la vendemos y diseñamos en Italia”, reconoce su máximo responsable, quien prefiere, por otro lado, no airear nombres conocidos asociados a la marca. Pero mención especial merece que Zendaya, icono de la Generación Z, optara por una prenda K-Way en su reciente gira mundial de promoción. La joven actriz, que ha recorrido medio mundo presentando Challengers, su película más reciente, lució el vestido Shasy Scuba de la colección F/W 24-25, presentada en Milán, durante una rueda de prensa en Sidney. Un hito para la empresa si tenemos en cuenta que el estilista de la joven actriz, el todopoderoso Law Roach, quiso que la estrella de Euphoria llevara este estilismo junto a otros de firmas de lujo como Loewe, Louis Vuitton, Thom Browne o Vivienne Westwood.
Preguntado por nombres de españoles a los que querría ver vestidos de K-Way, Lorenzo Boglione prefiere ser cauto y discreto. “Estamos trabajando en ello”, pero reconoce que le hace ilusión que Zinédine Zidane, “medio madrileño”, según él, sea cliente habitual de la firma. “Pero ver con un K-Way a alguien como Carlos Alcaraz también nos haría mucha ilusión”, apostilla la ejecutiva de cuentas de la firma en España. ¿Habrá suerte? Tiempo al tiempo.