Jimenas, la antítesis de la moda rápida, que triunfa con sus sandalias y accesorios ‘made in Alicante’

La hebilla joya que decora estos diseños de lujo asequible es el hilo conductor de una firma con un objetivo claro: poner en valor la artesanía española

Algunas de las propuestas de Jimenas.

“Estamos quitando espacio a lo humano para rodearnos de cosas”, dice la diseñadora Tania Pardo al otro lado del teléfono. Puede resultar paradójico que Pardo, fundadora de la firma de zapatos y accesorios Jimenas, critique lo material, el acumular por acumular, el consumismo que nos incita a tener más cosas de las que necesitaremos en varias vidas, pero lo cierto es que su discurso encaja a la perfección con la filosofía de su marca made in Spain. Los diseños de Jimenas son la antítesis de la moda rápida, están hechos para durar y llevarse día tras día. “A mí me gusta que se usen mucho las cosas, que no tengas un bolso guardado porque tienes otro que te pones más. Mis modelos son para usar muchísimo”, sentencia esta diseñadora nacida en Suiza, de familia gallega y afincada en Madrid.

La idea de crear su propia firma llegó después de muchos años trabajando como diseñadora en otras marcas, la última de ellas Hoss Intropia. Cuando aquella firma cerró en 2019 (un año después la adquirió el grupo textil Tendam y se relanzó en 2021), Pardo encontró la oportunidad perfecta para hacer lo que llevaba tiempo soñando. “Estaba esperando en una entrevista de trabajo para una marca de calzado hecho en España que está en Madrid. Miré a mi alrededor y vi a las diseñadoras, al equipo de marketing... era un equipo pequeño. En ese momento algo me hizo click y me dije ‘tú esto lo puedes montar, vienes de tener un equipo de ocho personas y lo llevabas tú sola y esto lo puedes montar’”. Hizo la entrevista pero ya sabía que iba a dar el paso para construir su marca de moda. Era el otoño de 2019 cuando los preparativos previos al lanzamiento empezaban a rodar. Nada hacía presagiar lo que ocurriría en 2020. Aquel año para olvidar fue desastroso en muchos aspectos, sin embargo impulsó la creatividad y las ganas de muchas personas que, en la quietud del confinamiento, se dedicaron a lanzar sus propios proyectos. No fue el caso de Jimenas. La marca se había fraguado antes de la crisis sanitaria y Pardo no quería que se vinculara de por vida a aquel año fatal. Por eso, paró todo, se puso a trabajar como estilista autónoma – “trabajé muchísimo, hice cash para lanzar la marca y me vino fenomenal porque pude lanzarla más fuerte”– y retrasó el nacimiento de la firma al año siguiente. Eso sí, la pandemia le hizo dar un nuevo rumbo: “Cuando estaba en Hoss fabricábamos todo el calzado en España pero la parte de accesorios era fuera, sobre todo en la India. Para mí lo más fácil era hacer lo mismo que ya sabía, pero estando sentada en el sofá viendo la televisión con todo el horror que estábamos viviendo, todo el mundo volcándose… me hizo pensar que tenía que hacerlo 100% made in Spain y que todo, hasta el último cordón, fuera hecho aquí”. Y así fue.

Sandalis de Jimenas hechas en Alicante.

Unas pieles de Yves Saint Laurent convertidas en cinturón

Jimenas fabrica en el levante español. En concreto, en Alicante y Valencia. Después de mucho planificar, pensar y dibujar, de descartar lo que no convence y elegir lo que sí puede funcionar, se distribuyen los diseños entre los diferentes fabricantes. “Hay algunos especialistas en sandalias fina, otro en zapatillas, en sandalia plana, alpargatas…”, explica acerca del proceso y añade: “Asigno un modelo con su ficha técnica a cada uno, con los colores, las calidades que he escogido en las ferias, las hormas… y ellos se ponen a hacer el desarrollo. Entre tres y seis semanas me llega el primer prototipo”. Cada detalle se manufactura en España, también las hebillas joyas que funcionan como hilo conductor de la marca y cuya historia se remonta tres décadas atrás en Suiza: “Las hebillas salen de un anillo que mi padre regaló a mi madre hace más de treinta años. Vivíamos en Suiza, mi madre lo vio en un escaparate de un joyero artesano, Gilbert Albert, y le encantó. Se lo dijo a mi padre al llegar a casa y en un aniversario él se lo regaló. Años después mi madre me lo regaló a mí el día de mi boda”, cuenta nostálgica acerca de estas hebillas, realizadas en Alicante y presentes en “los zapatos, los bolsos y los cinturones”.

Si bien la fabricación se localiza en la Comunidad Valenciana por una cuestión de facilidad logística, la intención de Jimenas es abarcar poco a poco más áreas geográficas. Dentro de la marca, se ha lanzado el proyecto Origins: Artesanías del Mundo, una iniciativa con la que Pardo busca visibilizar las distintas tradiciones artesanales de cada país. A esta categoría pertenece el bolso Le Planito, elaborado con paja natural en la isla de Cebú (Filipinas) por mujeres artesanas. “Pretendo acercar artesanías y expertos maestros artesanos de otras partes del mundo pero con cosas que no se puedan hacer aquí. Por ejemplo, la fibra que se utiliza para esos bolsos no se puede encontrar en España. La idea es hacer mis diseños con las técnicas artesanas de cada lugar del mundo”. Además de este bolso realizado a más de 12.000 kilómetros de distancia de la ciudad de Pardo, hay otras piezas exclusivas de edición limitada de las que solo se hacen un número determinado de diseños. “Algunos modelos más especiales son ediciones limitadas y solo hay, por ejemplo, 100 unidades”, cuenta sobre un modelo de negocio enraizado en la visión de la diseñadora de “transmitir una forma de compra diferente”. En una industria de la moda atiborrada de novedades constantes y sin dar solución a la problemática de los residuos textiles, la diseñadora propone una moda con la que “volver un poco al pasado, a nuestros abuelos, que tenían sus zapatos buenos en el armario y tenían un armario para marido y mujer en la mayoría de casos y les sobraba espacio”. El carácter exclusivo de otras propuestas tiene que ver con el material con el que se trabaja: “Hay ediciones limitadas basadas en pieles que llevan un montón de tiempo hechas, algunas tienen 40 o 50 años. Como hay muy poco stock las grandes marcas no pueden hacer nada con ello. Por ejemplo, de una piel antigua de Yves Saint Laurent saqué unos cinturones, pero no sabía cuántos exactamente iban a salir. El mismo día que los lanzamos se agotaron todos”, puntualiza.

Bolso color vino de Jimenas.

Junto a estas piezas, están los modelos de continuidad. Entre ellos, las exitosas sandalias Figue, un diseño de pala cruzada con pulsera en el tobillo, o las zapatillas Enriqueta, agotadas en cada reposición. En ambos casos, se identifica el estilo de Jimenas a simple vista, ajeno a las estridencias pero sin resultar previsible ni demasiado simple. Amante de esa estética depurada característica del lujo silencioso, su creadora asegura que sus diseños “siempre son un pelín diferentes, tanto en calzado como en bolsos. Son como un básico pero tienen su punto”. Y esa concepción de básico va de la mano de otro sustantivo clave a la hora de hablar de piezas duraderas: la versatilidad. “Tengo un bolso que se llama Le Cubito que tiene tres posiciones, lo puedes llevar colgado como una bandolera, en la mano como una cesta o en la muñeca. Me gusta mucho hacer modelos que sean versátiles y diferentes, que cuando la gente lo vea diga ‘llevas un Jimenas’”.

Las ventas de Jimenas se concentran, como ocurre hoy en día con casi todas las firmas independientes, en el canal online. De momento, no tienen tienda física propia y no es un “objetivo a largo plazo”. Sí venden en tiendas multimarca: “Tenemos 21 puntos de venta multimarca a lo largo de la geografía española y solo llevamos 3 años”, apunta Pardo. España es su principal mercado, aunque la internacionalización está en el horizonte. “Tenemos clientas de Estados Unidos que como no mandamos allí compran a través de amigos en Europa para conseguir nuestros modelos, es una cosa loquísima”, cuenta la fundadora de Jimenas, con planes para asentar la marca primero en Europa y después en Norteamérica. Pero como todo en esta firma, las cosas se hacen sin prisa. De momento, el equipo se está ampliando – “la primera empleada entró hace dos años y la segunda en septiembre del año pasado” – y los números van saliendo, multiplicando casi por cinco los beneficios respecto al primer año. La cosa promete y mucho.

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