Así ha sido el «triunfal» regreso de ‘Love Actually’
Con motivo del programa benéfico Red Nose Day, la BBC estrenó la minisecuela de la taquillera película. Y sí, ha habido carteles, bailes y, como era de esperar, amor por todas partes.
“Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow”, clamaba la voz en off de Hugh Grant. Una música celestial, una referencia al 11-S –por aquel entonces todavía muy presente–, la atrevida afirmación de que “el amor está en todas partes” y listo. En 68 segundos de escena inicial las glándulas lagrimales del personal se habían puesto a trabajar. Este es uno de los méritos que consiguió ...
“Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow”, clamaba la voz en off de Hugh Grant. Una música celestial, una referencia al 11-S –por aquel entonces todavía muy presente–, la atrevida afirmación de que “el amor está en todas partes” y listo. En 68 segundos de escena inicial las glándulas lagrimales del personal se habían puesto a trabajar. Este es uno de los méritos que consiguió Love Actually, la reina de la Navidad y clásico de sobremesa en el sofá, cuya taquilla en los cines no hace justicia a un éxito imperecedero. Una de las últimas películas familiares en convertirse en fenómeno global y jugar en la misma liga que los Pretty Woman o Ghost de turno. Este 24 de marzo, con motivo del Red Nose Day –una gala benéfica celebrada cada dos años que utiliza la comedia como pretexto para recaudar fondos para los más necesitados– el reparto coral del filme original volvió a reunirse. Para apoyar la causa y, según ellos mismos aseguran, para comprobar quién ha envejecido peor. A la ausencia del añorado Alan Rickman y Emma Thompson, que ya confirmó que no volvería por respeto a la memoria del que fuera su esposo en la película, se han unidos otras como las de Martin Freeman y Laura Linney. Según la prensa británica, los apenas diez minutos de metraje no solo “han valido la pena” sino que han calificado el retorno de “triunfal”. Te contamos cómo les ha ido a tus personajes favoritos una década después.
Juliet y Mark
El momento más icónico de Love Actually ha sido el encargado de abrir la secuela. Mark (Andrew Lincoln) llamó de nuevo a la puerta de Juliet (Keira Knightley) cargado con un renovado arsenal de carteles. Ella sigue felizmente casada con Peter (Chiwetel Ejiofor) que, cómo no, no se levanta del sofá cuando llaman a la puerta. En la película original, Mark afirmaba en sus cartulinas que si Juliet no lo elegía a él, en el futuro estaría casado con alguna supermodelo. Pues dicho y hecho. El motivo de la visita a su amor platónico es presentarle a su esposa, nada menos que la mismísima Kate Moss. Un cameo muy aplaudido en las redes sociales que pone un brillante fin a esta historia.
Aurelia y Jamie
Igual de bien les ha ido a la pareja formada por el novelista (Colin Firth, con su característico jersey de cuello alto) y la que fuera su empleada doméstica (Lúcia Moniz). Ahora ella habla un perfecto inglés, mientras que el portugués de él sigue siendo tan terrible como cuando se presentó delante de toda su familia para declararle amor incondicional. Nos reencontramos con ellos dentro de un coche, como tantas veces en la primera película. Pero los asientos traseros ahora están ocupados. Viajan tres niños, sus hijos, y con un cuarto en camino.
Sam y Daniel
En Love Actually, Sam (Thomas Brodie-Sangster) era un colegial que quería tocar la batería para impresionar a su compañera de clase, virtuosa cantante y amor platónico, Joanna. Su padre, Daniel (Liam Neeson), un reciente viudo que debía adaptarse a su nueva vida. Al final, ambos reconducían su relación sentados en un banco de la calle, cuando el pequeño Sam declaraba eso de “que el amor nos cosa a leches”. Varios años y palmos después, el niño es un veinteañero que sigue sentado en ese banco, charlando con su padre. Dándole una vuelta a los estereotipos, Joanna pide permiso a Daniel para casarse con su hijo. Con un abrazo grupal, el bueno de Neeson da su bendición a la pareja.
Billy Mack
Del excéntrico rockero interpretado por Bill Nighy nos cuentan poco, pero lo suficiente para certificar que sigue haciendo de las suyas. Confiesa que su manager en la primera película, con quien mantenía una relación amor-odio, murió de un infarto al corazón, dejándole un gran vacío en el suyo. Actualmente dice preparar una nueva canción benéfica (una versión titulada Give me all your loving) y haber tenido sexo con una de las Kardashian. Entretanto, el personaje de Rowan Atkinson (Mr. Bean) sigue envolviendo regalos con su peculiar entrega y delicadeza, ahora, en una juguetería.
El primer ministro y Natalie
No podía faltar. La vuelta del primer ministro interpretado por Hugh Grant era uno de los momentos más esperados de la secuela y no ha defraudado. Casado con Natalie (Martine McCutcheon), la que fuera encargada de llevarle el té, sigue manteniendo intacta su pasión por el baile, aunque actualizando el Jump (for my love) por el Hotline Bling de Drake. Tanto que termina cayéndose por las escaleras del 10 de Downing Street, lesionándose. El primer ministro cierra el filme con un discurso en el que se hace eco de varios personajes de la cultura pop actual (Usain Bolt, Metallica) y que resulta más oportuno que nunca cuando intenta trascender. En una semana trágica para el país británico debido al atentado en Westminster, afirmaciones como “dónde vemos tragedia, vemos también valentía”, conmovieron a un público que pedía a Grant como candidato real al puesto. El discurso concluyó así: “No solo el amor romántico está en todas partes. La mayor parte de la gente, cada día, en todo el mundo, tiene suficiente amor como para ayudar a otros seres humanos con problemas. El bien va a ganar. En realidad, estoy seguro de ello”.