Los cocineros se cargan el mito del gordito feliz
De Chicote a David Muñoz o Jordi Cruz: los chefs sucumben a las dietas y el gimnasio para presumir de figura
El último ha sido Alberto Chicote. Junto con el programa Te lo vas a comer (La Sexta) ha estrenado una figura de 30 kilos menos. Una cosa y la otra forman parte de “una evolución natural”, explica el cocinero a S Moda. Pasar de Pesadilla en la cocina a este nuevo formato de corte periodístico, basado en quejas y denuncias relacionadas con la comida. Y presentar Dietas a examen o colaborar con campañas como Diabetes por tu corazón, de las farmacéuticas Boehringer Ingelheim y Lilly, y aplicarse sus propios consejos. “Aunque los últimos kilos se noten más que ...
El último ha sido Alberto Chicote. Junto con el programa Te lo vas a comer (La Sexta) ha estrenado una figura de 30 kilos menos. Una cosa y la otra forman parte de “una evolución natural”, explica el cocinero a S Moda. Pasar de Pesadilla en la cocina a este nuevo formato de corte periodístico, basado en quejas y denuncias relacionadas con la comida. Y presentar Dietas a examen o colaborar con campañas como Diabetes por tu corazón, de las farmacéuticas Boehringer Ingelheim y Lilly, y aplicarse sus propios consejos. “Aunque los últimos kilos se noten más que los primeros esto no es cuestión de dos días”, defiende: “Nada de dietas milagrosas, ha sido hacer ejercicio y un cambio de alimentación”.
No se trata de un tema de imagen –su carrera “no lo necesitaba”–, sino “de salud”. Chicote sigue la senda de otros colegas de profesión, como David Muñoz, que le da duro a los maratones y ahora al yoga con Cristina Pedroche, o David de Jorge, que perdió más de 130 kilos frente las cámaras de Robin Food. “No tiene nada que ver con que seamos cocineros”, sostiene Chicote: “formamos parte de la sociedad y como ésta hemos cambiado nuestros hábitos”.
El paradigma del cocinero menguante sería Jordi Cruz, sostiene la asesora de imagen Sara Largo, por ser uno de los primeros. “A mí nunca me llamaron guapo antes de Masterchef”, contó él mismo en el sofá de Chester, donde abundó en su pasado de “gordete gracioso”. Aquella famosa portada de Men’s Health de 2014 en la que se quitó la chaquetilla para presumir de torso desnudo le supuso machacarse cuatro meses en el gimnasio.
“Eres un narcisista”, le espetó Risto Mejide a propósito de aquello. “Soy muy competitivo. Yo que venía de lechón me apetecía ponerme en forma”, contestó él, que desde aquel Men’s Health con el que perdió nueve kilos mantiene los buenos hábitos. “Entreno, me cuido, tengo una alimentación divina y todo lo que hago lo hago para mí”. Tras la portada vino su anuncio del “pan runner” de Santa Gloria, supuestamente diseñado “para los que hacen deporte de forma regular, quieren reducir su consumo de hidratos de carbono o simplemente quieren cuidarse”, según se publicitaba.
¿Qué ha sido del cocinero entrado en carnes? “El cocinero que te da de comer y comer no vende, la gente prefiere comer poco pero exquisito y sano”, resume Sara Largo. A su juicio, no hay duda de que los kilos de más del chef van en contra de su restaurante. A esto se le suman compromisos publicitarios que requieren proyectar cierta imagen y que “a la mínima que tienen renombre se expone a los cocineros como una celebrity, les llaman para eventos y salen en televisión como un actor de cine o un cantante”, reflexiona la asesora. “Se ha puesto el foco en la persona”, tienen una mayor exposición mediática y, hartos de verse, se cuidan más.
Instagram ofrece una caricatura del fenómeno. Cocineros calientes como el peruano Franco Noriega, exmodelo y nadador olímpico en los Juegos de Atenas, que con su fórmula de dar recetas sanas sin apenas ropa se ha convertido en toda una celebridad (613.000 seguidores). Llegó incluso a ser entrevistado por Ellen DeGeneres, sin mayor mérito gastronómico que regentar un pequeño restaurante en Nueva York, Baby Brasa, con capacidad para 12 personas. Inmerso en los últimos tiempos en su carrera musical, su hit Me aceleras no ha conseguido de momento hacerse tan viral como aquel tutorial donde explicaba como hacer un pudding de chia en calzoncillos.
O el turco Salt Bae (16,5 millones de seguidores) que, aunque no esconde sus pectorales, es más dado a marcarlos bajo ceñidas camiseta de algodón. Estrellas como Rihanna, Cristiano Ronaldo o Leonardo DiCaprio se han rendido a su peculiar forma de salar la carne, echándola desde las alturas. Aunque ganó fama mundial gracias a un vídeo, ya retirado de sus redes sociales, donde servía todo un festín a Nicolás Maduro, puro incluido, en un almuerzo durante una escala en Estambul. Se criticó que lo hiciera mientras millones de venezolanos pasan hambre.