Las mejores tiendas low cost para imitar una alfombra roja

Las grandes cadenas se suman a la fiebre por los vestidos de fiesta y ofertan prendas con las que emular a las celebridades.

A estas alturas, no hace falta decir que detrás de la alfombra roja hay un potente negocio. Para las actrices, que acaban siendo imagen (si no lo son ya) de las firmas que visten, y para las propias marcas, que, si se posicionan en la intérprete adecuada con la pieza idónea, pueden ver aumentar la venta de sus productos asequibles (de bolsos a cosmética) sensiblemente. Lo que no esperábamos es que aumentara la venta de vestidos, no de fiesta, sino directamente de gala. Piezas que a veces imitan a la Alta Costura, trajes largos para ocasiones muy contadas a precios asequibles. Al parecer, el ...

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A estas alturas, no hace falta decir que detrás de la alfombra roja hay un potente negocio. Para las actrices, que acaban siendo imagen (si no lo son ya) de las firmas que visten, y para las propias marcas, que, si se posicionan en la intérprete adecuada con la pieza idónea, pueden ver aumentar la venta de sus productos asequibles (de bolsos a cosmética) sensiblemente. Lo que no esperábamos es que aumentara la venta de vestidos, no de fiesta, sino directamente de gala. Piezas que a veces imitan a la Alta Costura, trajes largos para ocasiones muy contadas a precios asequibles. Al parecer, el común de los mortales ya no sólo quiere imitar el peinado o el estilo casual de las celebridades. Como ellas, también quieren sentirse especiales y exclusivas por un día. Aunque sea yendo a la discoteca.

Al menos, esto es lo que se concluye de un reciente artículo publicado por The Guardian. No se trata de que haya aumentado el número de bodas, bautizos y comuniones. Tampoco de que la tradición americana del baile de graduación se haya importado en varios países europeos. “Si antes el vestido negro era la opción adecuada para una noche en la ciudad, ahora el deseo por las piezas más glamurosas se está convirtiendo en un boom a explotar por las grandes cadenas”, afirman.

El tema ha surgido a raíz de la nueva línea de fiesta que Asos empezará a comercializar a partir de marzo, aprovechando este regreso a los vestidos de baile y las piezas de gala. “Esta temporada, las ventas de los trajes largos hasta los pies de nuestra colección Salon, han aumentado un 95%, y en enero las prendas más sofisticadas un 51%, más incluso que en la temporada navideña. Así que sabemos que vamos por el buen camino”, afirmaba una portavoz de la compañía al hilo de este nuevo lanzamiento.

Vestido de Asos

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Sin embargo, Asos no es el único que ha visto la oportunidad de comercializar estilos exclusivos a bajo coste. Hace tiempo que H&M y Topshop desplegaron su artillería mediática para vestir a las protagonistas de la alfombra roja. El primero convenció a Michelle Williams y Helen Hunt (o a sus estilistas) para que lucieran sendos vestidos en los Bafta y los Oscars de hace dos años, respectivamente. El segundo se convirtió en uno de los nombres más repetidos en la última gala del Met. Vistió a Kendall Jenner, Jourdan Dunn o Zoe Kravitz. Desde entonces, ambas marcas lanzan colecciones periódicas con vestidos largos y lujosos a precios que rara vez superan los doscientos euros. Incluso en su colección permanente pueden encontrarse algunos de ellos.

El Met también ha sido objeto de negocio para bolsillos más abultados. Los transgresores (y a veces impracticables) vestidos que llevaron las famosas en la gala de 2013, dedicada al punk, pudieron comprarse horas después en la web Moda Operandi. Debe haber un mundo ahí fuera en el que clientas anónimas compran piezas que sólo pueden mostrarse en contadísimas ocasiones, porque muchos de los modelos se agotaron.

Vestido de H&M

H&M

Aunque el modelo de negocio que demuestra esta fiebre por emular las alfombras rojas es Rent the Runway, la tienda online (con algunos corners físicos en Estados Unidos) que permite alquilar prendas de fiesta vistas en las pasarelas. Mediante una suscripción mensual de unos cincuenta euros, los usuarios tienen acceso a más de cincuenta mil prendas de lujo para lucirlas en eventos especiales. El negocio, fundado en 2009, va tan bien que cuenta con cerca de cuatro millones de miembros, y acaba de aumentar su financiación en 40 millones de euros.

Existen negocios un tanto extraños, como The Celebrity Dresses, la tienda online con sede en Hong Kong que clona (literalmente) los trajes vistos en las alfombras rojas, del Prada de Lupita N’yongo en los Oscars a la mayor parte de los looks de Taylor Swift. Otros, como las grandes cadenas británicas Next y River Island, llevan dos años incluyendo piezas de gala en sus colecciones. La primera, incluso, ofrece servicios para bodas a bajo precio. La enseña nórdica Bestseller ha anunciado que este otoño lanzará Studio 75, una línea asequible basada en los atuendos de gala. “Queremos ser accesibles pero ofrecer algo distinto. Las tiendas que distribuyen nuestra marca nos han estado demandando este tipo de producto”, cuenta una de sus portavoces. En una época en la que las imágenes de alfombra roja se convierten en trending topic, en la que Instagram ejerce como diario visual de las ricas y famosas y en el que las listas de las mejor y las peor vestidas pueblan los medios de comunicación, era cuestión de tiempo que la calle demandara su propia red carpet.

Vestido de Halston disponible en Rent the Runway

Rent the Runway

Vestidos de fiesta y ceremonia de J. Crew.

J. Crew

Michelle Williams, vestida de H&M en los BAFTA de 2012.

Getty

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