La cita de Tinder le robó sus zapatos de 890 euros: cómo se popularizó la extraña silueta de los Tabi de Margiela

La historia viral que ha tenido enganchada a los fans de la moda en los últimos días involucra a los zapatos más controvertidos, a una novia engañada y a un ladrón de Tinder. También ratifica que ya no existen piezas de culto, porque hasta los diseños más feístas son ya muy ‘mainstream’.

Las redes se han llenado de memes sobre el robo de los zapatos.

Si ligar en los tiempos de las aplicaciones de citas no fuera suficientemente complicado (“encontrar pareja ya es como El juego del calamar sin los asesinatos”, decían esta semana en Icon), las mujeres también tienen que preocuparse de que no les roben sus accesorios de moda más nicho en un encuentro. Eso es lo que le pasó hace unos días a Alexis Dougé, según cont...

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Si ligar en los tiempos de las aplicaciones de citas no fuera suficientemente complicado (“encontrar pareja ya es como El juego del calamar sin los asesinatos”, decían esta semana en Icon), las mujeres también tienen que preocuparse de que no les roben sus accesorios de moda más nicho en un encuentro. Eso es lo que le pasó hace unos días a Alexis Dougé, según contaba en su cuenta de TikTok (@nextlevellexuss) para alertar a otras mujeres de Nueva York.

“Esta historia va de cómo este cabrón me robó mis Tabi mary janes, un regalo de cumpleaños que me había hecho mi padre”, explica Dougé mientras enseña las imágenes del perfil de Tinder del presunto ladrón. Se cruzaron paseando por el SoHo y poco después él le escribió por la app de citas: “Empezamos a hablar y acabamos quedando para tomar algo. Todo iba bien, parecía un chico majo, alguien con quién podría salir y acostarme. Un día después insistió mucho en volver a verme. Avanzando, volvemos a quedar, viene a casa y nos acostamos. Mientras estábamos en la cama hablamos de moda y me dijo cuánto quería tener unos Tabi y le enseñé los que tenía”. A la mañana siguiente sus preciados zapatos habían desaparecido de la estantería y el hombre se había evaporado de todas las redes sociales y hasta de la agenda del teléfono de Dougé (él mismo se encargó de borrarlo mientras simulaba buscar una playlist en Spotify).

“Dame tus Tabi de Margiela”, dice el meme del momento.instagram @thekimbino

La historia era carne de Reddit, así que rápidamente se viralizó en sus foros y en el propio TikTok, donde el vídeo ya supera las 700.000 reproducciones. Las redes hicieron su magia y varios usuarios identificaron al ladrón fashionista. Pero aquí es donde la historia se retuerce (aún más): “Me llamó e intentó hacerme luz de gas”, cuenta la damnificada en un nuevo vídeo, “me dijo que no sabía qué había pasado y hasta intentó convencerme de que él no me había robado. Pero entonces me empezó a ofrecer dinero y ahí supe que estaba mintiendo”. Los zapatos fueron a parar a los pies de la novia del amante de lo ajeno (sí, para sorpresa de nadie, el chaval llevaba meses saliendo con otra mujer). Ella, orgullosa del regalo e ignorante de su origen, había colgado una foto de los mary janes en sus Stories de Instagram. Horas después de destapar el pastel los zapatos volvían a la estantería de la que no tenían que haber salido.

Más allá de las agresiones a las que se enfrentan a diario las mujeres en Tinder, esta historia ratifica cómo la moda más nicho es ya totalmente popular. Lo ponía en evidencia uno de los muchos memes que se han viralizado en las últimas horas, obra de la usuaria @thekimbino, que sustituía la célebre escena de Sexo en Nueva York en la que a Carrie Bradshaw le robaban su Baguette de Fendi por un “dame tus Tabi de Margiela”. Si hace un par de décadas había que temer por el it bag con nombre y logo, hoy lo más deseado por un público cada vez más numeroso son las creaciones de coleccionista de firmas como Comme des Garçons, Rick Owens o la propia Maison Margiela.

Las piezas que hasta hace unos años eran nicho, hoy son absolutamente ‘mainstream’. Y los Tabi de Margiela son un buen ejemplo del fenómeno.getty images

El triunfo del archivo, la aparición de estas piezas sobre celebridades tan mediáticas como Kim Kardashian, las colaboraciones con cadenas de moda rápida, la democratización de la información gracias a las redes y la fusión definitiva de la moda con la industria del entretenimiento han hecho que lo que hace no tanto eran prendas glorificadas por muy pocos, ahora sean patrimonio de todos. Hasta Emily Cooper, de Emily en París, calza el célebre modelo Tabi en versión botín en el segundo capítulo de la serie. Y hay pocos personajes más mainstream que ella. “Todo ha ayudado a convertir esa subcultura que en algún momento fue clandestina en un deporte de masas con fanáticos que rivalizan con los de los deportes reales o con los de la música pop”, analizaba en i-D el periodista José Criales-Unzueta. “Como resultado, diseñadores que alguna vez fueron nicho y subversivos (como Glenn Martens, Ann Demeulemeester y Raf Simons) han comenzado a ganar seguidores acérrimos”.

El modelo Tabi apareció en el primer desfile de Martin Margiela en París en 1988.

El modelo Tabi, el bizarro pero hipnótico diseño tan elegante como feísta, apareció por primera vez en el desfile debut de Martin Margiela, en 1988 en el parisino Café de la Gare. Por si eso fuera poco para cubrir con un halo de deseabilidad cualquier pieza, los zapatos cobraron especial protagonismo en aquel momento único en la historia de la moda: para cerrar el desfile las modelos aparecieron con batas blancas y pintura roja en las suelas de sus zapatos, Tabi, que iban dejando una huella sobre la pasarela, que a su vez era un pedazo de tela. Ese particular lienzo estampado en vivo se convirtió en una gabardina para la siguiente colección. En una de las pocas entrevistas del diseñador, con motivo de una exposición en Amberes sobre su trabajo, el propio Margiela recordaba el momento: “Pensé que el público debería fijarse en el nuevo calzado. ¿Y qué mejor que su huella?”.

“Son la prenda más divisoria que poseo”, reconocía en una pieza sobre los Tabi la escritora Arabelle Sicardi. Se mimetizan lo suficiente con unas botas clásicas como para no ser lo primero que destaca, pero una vez que la mirada se posa sobre ellas se convierten en un polo de atracción que exige posicionarse. El diseño, inspirado en el calcetín tradicional japonés homónimo del siglo XV, se le ocurrió a Margiela tras un viaje a Japón, fascinado por el trabajo de creativos como Rei Kawakubo. Producir los primeros no fue fácil, varios zapateros se negaron hasta que Geert Bruloot, el dueño de Cocodrillo (la primera tienda que más tarde vendería sus creaciones) le presentó a un artesano italiano, Zagato, que aceptó producirlos.

Los zapatos con su puntera dividida (y polarizante) están presentes en las vitrinas de muchos museos.getty images

Y el resto sí que es historia. De la moda y del diseño. Expuestos en las vitrinas de los museos y reinterpretados en cualquier tipo de zapato (manteniendo siempre la puntera divisoria), son piezas de culto para cualquier amante de la moda. Tal y como los definen desde la propia firma: “Esta pieza capta el espíritu vanguardista e inconformista de la Maison y constituye un clásico del patrimonio que reaparece en cada colección”. Hoy puede comprarse en la web de la marca en múltiples versiones y precios. Desde la más económica bailarina (650 euros), al salón con pulserita que le robaron a Dougé (890 euros) o modelos con todo tipo de decoraciones (por hasta 3.500 euros). Precios de altos vueltos para poseer un pedacito de historia.

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