«La pasta, esa obsesión»

Más allá de su triste actualidad, el dinero se ha convertido en el medio y la inspiración de un movimiento artístico con espíritu reivindicativo.

D.R.

Nunca la sección de Economía de los diarios había estado tan de moda. Desde 2008, año oficial del inicio de la crisis, las noticias sobre el tema se suceden. En España, la palabra más buscada en Google es Bankia; la prima de riesgo –un concepto desconocido para la mayoría– se ha convertido en trending topic; y los vaivenes de la bolsa son el tema de conversación recurrente.

El dinero ocupa la mente del 46,7% de los españoles, según la última encuesta del CIS. Es la segunda preocupación del país, precedida por el paro. Ni siquiera el alma bohemia de los artistas escapa a las...

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Nunca la sección de Economía de los diarios había estado tan de moda. Desde 2008, año oficial del inicio de la crisis, las noticias sobre el tema se suceden. En España, la palabra más buscada en Google es Bankia; la prima de riesgo –un concepto desconocido para la mayoría– se ha convertido en trending topic; y los vaivenes de la bolsa son el tema de conversación recurrente.

El dinero ocupa la mente del 46,7% de los españoles, según la última encuesta del CIS. Es la segunda preocupación del país, precedida por el paro. Ni siquiera el alma bohemia de los artistas escapa a las obsesiones terrenales. En su lugar, explotan el recurrente interés por las finanzas en sus obras, en las que usan monedas, billetes, cheques y tarjetas de crédito como medio de expresión. Y así cumplen la función de todo creador que se precie: reflejar las inquietudes de su tiempo y crear objetos que susciten interés. «Jugar con el dinero como materia es una forma de examinar su poder. Un billete o una moneda no es más que una utopía de sí mismo, un hechizo bajo el que todos caemos», nos cuenta la artista Laurie Schram. Su objetivo: manipularlos, cubriéndolos de auténtico oro o fusionando divisas de diferentes países, para darles valor reivindicativo.

Desfile de P-V 2013 de Mary Katrantzou.

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Como dijo Andy Warhol: «Hacer dinero es un arte». Y debe funcionar, porque las galerías más vanguardistas se llenan con obras de este tipo. En Londres, de finales de febrero y hasta el 12 de abril, Barnaby Barford muestra su obra bajo el título Siete pecados capitales en David Gill Galleries. La avaricia, un mural hecho con 9.000 flores de porcelana y pedazos de billetes sobre un espejo, encapsula el afán por adquirir fortuna y placer en lo material. «Al verse en el espejo, el espectador se convierte en parte del mensaje. Muestra el deseo y revela la verdad», explica el autor.

También en Londres, en la galería Halcyon, Santiago Montoya cuestiona la escala de valores de nuestra sociedad con la serie La gran estafa. Incluso el teatro se hace eco de esa corriente. La prueba es el éxito de la obra Money: The Game Show, de Clare Duffy. En ella, el público juega con 10.000 libras en monedas reales, mientras sus protagonistas lo guían en una serie de juegos que muestran cómo el sistema económico ha llegado a desplomarse, a la vez que plantea preguntas como «¿cuál es el valor real del dinero?».

uno de los anillos de Tim O’Neill que se expondrá en el Museo de Arte de Bellevue.

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Tendencia global. Tampoco la moda deja pasar la oportunidad de sacar partido a la idea. Mary Katrantzou plasma el valor (sentimental o real) de la cultura con vestidos-billete traídos de todo el mundo y que desfilaron por la pasarela al son de cajas registradoras, por si el mensaje no había quedado claro. Menos sorprendente, aunque no menos relevante, es que lo haga Jeremy Scott. El polémico creador propone diseños dorados de pies a cabeza, estampados con el símbolo del dólar. «Hoy todo gira en torno al dinero», afirma Jonny Johansson, director creativo de Acne. «Nuestra chica lo lleva en la ropa». Literalmente. Los trajes de la línea crucero –que, coincidencia o no, es la que más beneficios da a las firmas de moda–, parecen cortados a partir de billetes.

Si algo bueno tiene la crisis es que une, porque la doctrina ha cruzado océanos. En Washington, la exposición Love me tender del Museo de Arte de Bellevue reúne a artistas como James Charles –que pintarrajea las caras de los dólares con el humor ácido propio de un contestatario–, Scott Campbell –famoso por ser el tatuador del gremio fashion, de Marc Jacobs a Courtney Love, y por sus billetes grabados con láser– o Dan Tague. El trasfondo es activista: más de 90 esculturas, fotos y objetos, creados con dinero en todos sus formatos, juegan con ideas como la avaricia, la injusticia social y el sueño americano. «Esta sociedad compromete libertades básicas con tal de proteger sus intereses capitalistas», sentencia Tague.

Un look de la colección crucero 2013 de la firma sueca Acne.

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Es posiblemente en Estados Unidos, terreno conocido para el materialismo, donde la tendencia adquiere una nueva dimensión. Hace unos días The Washington Post sacaba a la luz que la deuda federal del país roza el límite legal y previsiblemente lo rebasará en unos meses. Para algunos políticos, a los que no les falta creatividad, la solución se materializaría en una moneda de platino por valor de un billón de dólares que daría liquidez a la Administración. La gran duda, si la Casa Blanca da luz verde a la propuesta, es decidir qué presidente aparecerá reflejado en esta obra de arte monetaria. Tal vez Obama ceda su perfil a la causa.

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