Vendía tiradas de 400.000 ejemplares y le decían «para ser mujer no lo haces mal»: la odisea de Purita Campos
La ilustradora más importante de la historia del cómic español ha fallecido a los 82 años. En 2012 le encargamos una viñeta para S Moda y charlamos con ella sobre su trayectoria. Esto es lo que nos contó.
Pura Campos llevó las tendencias de moda al cómic cuando nadie lo hacía. Lo logró con las viñetas de Esther y su Mundo durante dieciocho años consecutivos. Por eso, desde S Moda le propusimos que dibujara un cómic inspirándose en un look de temporada y hoy lo recuperamos como homenaje. Aceptó encantada el reto y nos explicó por qué. “Mi madre era modista y disfrutaba mucho ayudándola en el taller”, nos contó. “Después estudié Bella...
Pura Campos llevó las tendencias de moda al cómic cuando nadie lo hacía. Lo logró con las viñetas de Esther y su Mundo durante dieciocho años consecutivos. Por eso, desde S Moda le propusimos que dibujara un cómic inspirándose en un look de temporada y hoy lo recuperamos como homenaje. Aceptó encantada el reto y nos explicó por qué. “Mi madre era modista y disfrutaba mucho ayudándola en el taller”, nos contó. “Después estudié Bellas Artes y empecé a dibujar modelos para ella y otras modistas de Barcelona hasta que me contrataron en la editorial Bruguera. Les enseñé unos dibujos de moda y les gustaron”, recordaba. “Era muy joven”, afirmaba.
Más tarde, le sugirieron que presentara unas pruebas de cómic a una editorial inglesa que estaba buscando dibujantes. Y lo hizo. “Me seleccionaron y así comenzó Esther y su Mundo”. Unas viñetas para chicas en las que una adolescente contaba su vida y se publicaron semanalmente en varios países desde 1971 hasta 1988 con una tirada de hasta 400.000 ejemplares. Gracias a su trayectoria artística Pura Campos fue galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas en 2009, el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona en 2013, se convirtió en una de las autoras más populares del cómic español del siglo XX y un referente para las generaciones venideras.
Al preguntarle por su inspiración, sus recuerdos la transportaban directa a su madre. “En su taller tenía Harper’s Bazaar, Vogue y todas las revistas de moda extranjeras. Me encantaba pasar horas mirándolas para luego crear mis propios modelos”, afirmaba. Le gustaba tanto la moda que llegó a tener una boutique propia en la calle Tuset de Barcelona donde vendía lo que confeccionaba. “La llevaba mi hermana. Y era lo más de lo más en los años setenta. Nos compraba toda la gauche divine. Yo entonces viajaba mucho. Ya se había empezado a publicar Esther y su mundo en Inglaterra e iba con frecuencia a Londres donde me inspiraba”.
Todo lo que veía y vivía quedaba impreso en los personajes que dibujaba. Pero, ¿cómo llegó a publicar antes en Inglaterra que en España? “Me dijeron desde Bruguera que estaban buscando allí dibujantes españoles. Yo estaba muy insegura. Podía dibujar modelos y estaba empezando con los cómics no me sentía preparada. Les hice unas muestras que me costaron mucho y las seleccionaron. En 1971 se publicó el primero: Patty’s World”.
En sus páginas se narraban las historias de una adolescente de la época y el éxito fue arrollador, aunque tardó tres años en llegar a España con el nombre de Esther y su Mundo. “Yo les decía que tenía mucho éxito en Inglaterra, que lo publicaran en España y me hicieron caso. Entonces no se pagaba royalties ni te devolvían los originales. Se vivía muy mal. Y me sabe mal decirlo pero es un mundo muy machista. Muchas veces me han dicho: hombre, para ser mujer no lo haces mal. Y eso es muy feo porque hay creadoras muy buenas. ¡Mira Ana Miralles de Eva Medusa!”, decía.
Aunque publicó Las nuevas aventuras de Esther en 2006 (con una protagonista adulta, divorciada y con una hija) y se reeditaron todos sus anteriores trabajos, confesaba que había otra actividad que la había llenado más. “Cuando la editorial inglesa decidió dejar de publicar cómics para crear revistas de decoración y tras el cierre de Bruguera, me quedé sin trabajo. Como había estudiado Bellas Artes, monté una escuela de dibujo y pintura. Primero tenía muy pocos alumnos. Solo venían cuatro amigos”, contaba riendo. “¡Pero llegué a tener 150! Y me lo pasé mejor dando clases que haciendo cómics. Ahora tengo un club de fans y tener eso a mi edad es muy bonito.”, afirmaba entonces. Fans que hoy están de luto pero que gracias a los libros que publicó, podrán encontrar siempre a Pura Campos en sus dibujos.