La historia de los cuadros vichy, el estampado de los manteles que el cine convirtió en sinónimo de estilo

Popularizado en la antesala de la Belle Époque gracias a Napeleón III, este print típicamente estival adquirió una relevancia especial en la gran pantalla, donde ha dado forma a vestuarios tan icónicos como el de Dorothy en El mago de Oz, si bien fue la actriz Brigitte Bardot quien logró consagrarlo como tendencia eterna.

El vestuario de Rosalía en su gira por Sudamérica ha desafiado los códigos de estilo seguidos habitualmente por la catalana para ensalzar la sencillez de una prenda con siglos de historia a sus espaldas: el vestido de cuadros vichy. El dibujo, asociado siempre a los meses de calor, parece tener poco que ver con el estilo transgresor de la artista, poco amiga de los básicos y fiel seguidora de las mezclas disruptivas. Para su actuación en México eligió un diseño de cuadros rojos y blancos, con escote cuadrado y corte asimétrico de Acne Studios. Semanas atrás la habíamos visto en Buenos Aires co...

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El vestuario de Rosalía en su gira por Sudamérica ha desafiado los códigos de estilo seguidos habitualmente por la catalana para ensalzar la sencillez de una prenda con siglos de historia a sus espaldas: el vestido de cuadros vichy. El dibujo, asociado siempre a los meses de calor, parece tener poco que ver con el estilo transgresor de la artista, poco amiga de los básicos y fiel seguidora de las mezclas disruptivas. Para su actuación en México eligió un diseño de cuadros rojos y blancos, con escote cuadrado y corte asimétrico de Acne Studios. Semanas atrás la habíamos visto en Buenos Aires con otra versión similar, esta vez de cuadros vichy albicelestes, un guiño al país. La capacidad camaleónica del estampado vichy para adaptarse a todo tipo de situaciones y estilos está fuera de toda duda y avalada por su presencia en los armarios desde hace décadas. Este dibujo de origen humilde dejó atrás su carácter meramente funcional a finales del siglo XIX, cuando se destinaba a la confección de mantelería, para despertar el interés de la realeza y de las estrellas del séptimo arte.

Uno de los vestidos de Acne Studios que Rosalía ha lucido en los últimos conciertos de su gira (concretamente en Argentina) y dos propuestas de la firma en pasarela, pv-23.launchmetrics / instagram @rosalia.vt

Un estampado humilde popularizado gracias a Napoléon III

La localidad francesa de Vichy, ubicada en la región de Auvernia-Ródano-Alpes, sigue siendo recordada como la infame capital del gobierno colaboracionista francés, liderado por el mariscal Pétain entre 1940 y 1944. Sin embargo, este lugar ya era célebre siglos antes de que la Historia lo hiciera mundialmente conocido. Sus aguas termales han sido lugar de peregrinación durante décadas y décadas y una prueba vigente de ello son los lujosos balnearios salpicados por toda la ciudad, construcciones de gran valor arquitectónico que atrajeron a las fortunas más acaudaladas de Europa. Entre ellas, Napoleón III. El emperador francés visitaba la ciudad con frecuencia a lo largo de la década de 1860 y en uno de sus viajes hizo una visita a una fábrica textil, un acto rutinario sin aparente importancia que sin embargo vinculó por siempre a Vichy con el mundo de la moda. En la fábrica, una hilandería ubicada en el pueblo de Grivats, muy cerca de Vichy, se elaboraba un tejido de algodón estampado con un entramado de cuadros bicolores. El origen exacto del tejido –de rayas verticales en sus albores–  no está claro. Algunos historiadores señalan Malasia como su lugar de nacimiento, mientras que hay quien considera que fueron los comerciantes holandeses quienes lo introdujeron en Europa antes de popularizarse en Francia. En cualquier caso, la industria textil francesa lo fabricaba ya en el siglo XIX, siendo destinado a mantelería, servilletas y más tarde para confeccionar ropa de campo. Napoleón III y su mujer, la española Eugenia de Montijo, gran amante de la moda y la alta costura, se interesaron por esta tela de cuadros, conocida desde entonces como cuadros vichy, lo cual dotó de un prestigio inusitado a este tejido de origen humilde. Fue cuestión de tiempo que las damas de alta sociedad de la región comenzaran a incorporar en su guardarropa vestidos de cuadros vichy, normalmente elaborados en algodón. Durante la Belle Époque, periodo comprendido entre 1870 y el inicio de la Primera Guerra Mundial, la industria de la moda comenzó a articularse y consolidarse como negocio. Surgió el concepto de alta costura de la mano del británico Charles Frederick Worth y diseñadores como Jeanne Paquin o Paul Poiret definieron el nuevo canon de estilo. En estos años, los cuadros vichy, casi siempre en tonos blancos y negros, se consolidaron definitivamente en el armario de verano.

De Dorothy en El mago de Oz al vestido de novia de Brigitte Bardot

Ya en los años cuarenta del siglo XX, la gran pantalla reavivó el interés por los cuadros más franceses. En Estados Unidos, donde el dibujo se conoce con el nombre de gingham, la película El Mago de Oz vinculó por siempre el print de cuadros bicolor con los diseños de inspiración infantil. Dorothy, la protagonista de la famosa cinta dirigida por Victor Fleming y estrenada en 1939, aparecía durante el metraje con un vestido azul de cuadros vichy, un diseño que el personaje interpretado por Judy Garland combinaba con una camisa de mangas de farol que subrayaba el aire aniñado del estilismo. En la trama, son los zapatos rojos de Dorothy los que adquieren una relevancia especial, pero ni siquiera aquel brillante zapato de propiedades mágicas pudo eclipsar al emblemático vestido, convertido hoy en día en en todo un icono del séptimo arte. Desaparecido durante cuarenta años, el diseño fue recuperado el pasado año y se prevé sacarlo a subasta próximamente, donde se estima que podría alcanzar la cifra de 1,2 millones de dólares.

En 2023, el estreno del trailer de Barbie, uno de los títulos más esperados del año, ha vuelto a situar bajo el foco al famoso vestido de El mago de oz. Los fans de la película dirigida por Greta Gerwig y protagonizada por Margot Robbie, han detectado varias similitudes entre el mundo Barbie y el universo de Oz, empezando por el vestuario (ideado por la ganadora del Oscar Jacqueline Durran, artífice de los looks de época de Expiación, Anna Karenina o la última versión de Mujercitas). En el tráiler, la muñeca más famosa, ahora en versión carne y hueso, aparece ataviada con un vestido rosa de cuadros vichy, a juego con una pamela del mismo estampado. Hay quien ha interpretado esta elección de vestuario, así como otros elementos simbólicos escondidos en los menos de dos minutos de duración del tráiler, como un guiño a Dorothy y al fantástico mundo de Oz.

El halo infantil que pudiera tener el estampado vichy en la cinta que lanzó al estrellato a Judy Garland, fue disipado por los papeles de Katherine Hepburn en Historias de Filadelfia (George Cukor, 1940) o Lauren Bacall en la adaptación de 1944 que Howard Hawks hizo en cine de la novela de Hemingway Tener y no tener. No obstante, quien convirtió el estampado en supertendencia fue la actriz Brigitte Bardot. La intérprete francesa, mito erótico de su generación, encarnó como pocas el estilo afrancesado más campestre y encontró en el estampado de vichy una de sus opciones preferidas. La vimos vestir de cuadros tanto fuera como dentro de la gran pantalla, pero el estilismo más recordado fue el de su boda con el actor Jacques Charrier, su compañero de reparto en Babette se va a la guerra (Christian-Jaque). El enlace se celebró en el pueblo francés de Louveciennes en el verano de 1959. Para la ocasión, el diseñador Jacques Esterel creó un atípico vestido de novia en color rosa con estampado de cuadros vichy. La prenda presentaba una longitud por debajo de la rodilla, manga por debajo del codo y corte en la cintura. Ese mismo año, la película ¿Quiere usted bailar conmigo? (Michel Boisrond) llegó a los cines y Brigitte Bardot afianzó su idilio con el estampado vichy a ojos de todo el mundo. En aquella ocasión, el personaje que interpretaba lucía una falda de silueta A y estética rural obra de Jacques Esterel, el diseñador de su popular traje nupcial y responsable de la popularidad de los cuadros bicolor.

Brigitte Bardot posando con un vestido de cuadros vichy.getty images

El verano de 2023 será territorio fértil a la hora de hablar de looks con cuadros vichy. En la pasarela actual, firmas como Acne han hecho guiños evidentes al estampado en su última campaña, transformado eso sí en una apuesta urbana capaz de resultar innovadora y actual a pesar de su dilatada existencia en los anales de la moda. La todopoderosa Miuccia Prada demuestra en su colección de hombre primavera/verano 2023 que el público masculino también viste cuadros vichy, ya sea en abrigos o camisas con reminiscencias infantiles. Siglos después de adentrarse en los armarios de las mujeres más exigentes y tras haberse colado en algunas de las fotos más emblemáticas de iconos como Marilyn Monroe o Lady Di, los cuadros vichy siguen disfrutando de su condición de tendencia estacional, ajena al tiempo y capaz de seguir siendo relevante en el mar de novedades constantes que es la presente industria de la moda.

La princesa Diana con pantalón de cuadros vichy en 1986.getty images

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