Kirsten Gillibrand, la feminista anti-Trump que quiere ser la presidenta de EE UU en 2020

La senadora demócrata anuncia su entrada en la carrera por la Casa Blanca. Participó en las Women’s March, apoya el MeToo y secundó a Christine Blasey Ford en su denuncia por agresión sexual a Kavanaugh.

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En 2009, la demócrata Kirsten Gillibrand (Albany, Nueva York, 1966) se convirtió en el miembro más joven del Senado de Estados Unidos. Ocupó el puesto que Hillary Clinton dejaba para convertirse en secretaria de Estado en el Gobierno de Barack Obama. Y, también siguiendo sus pasos, ahora acaba de anunciar que se suma a la carrera presidencial de 2020. La confirmación de esta muy rumoreada posibilidad fue televisada: se lo confesó a Stephen Colbert en su programa The Late Show, de ...

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En 2009, la demócrata Kirsten Gillibrand (Albany, Nueva York, 1966) se convirtió en el miembro más joven del Senado de Estados Unidos. Ocupó el puesto que Hillary Clinton dejaba para convertirse en secretaria de Estado en el Gobierno de Barack Obama. Y, también siguiendo sus pasos, ahora acaba de anunciar que se suma a la carrera presidencial de 2020. La confirmación de esta muy rumoreada posibilidad fue televisada: se lo confesó a Stephen Colbert en su programa The Late Show, de la cadena CBS. Y también tuiteada: “Ha llegado la hora de levantar nuestras voces y dejar de estar al margen”.

Gillibrand entró en política en 2006, con una campaña en la que se posicionó contra George W. Bush y la Guerra de Irak. Antes de llegar al Congreso, había desarrollado una exitosa carrera como abogada corporativa de tabacaleras en el bufete Boies Schiller Flexner. Es algo que le viene de familia: tanto su padre como su madre son abogados. También le viene de familia el feminismo: una de sus abuelas, Dorothea Polly Noonan, fue una activista por los derechos de la mujer, además de una fuerza viva del Partido Demócrata en Albany. Y precisamente el feminismo será uno de los principales ejes de su campaña, según prevé Politico. El medio afirma que “va a poner el género en el centro de su discurso a los votantes de la carrera presidencial de 2020”.

Es una conversación que ha querido llevar a primera línea desde 2014, cuando declaró que había sufrido comentarios y actitudes sexistas tanto en su carrera profesional como política. Y una causa que ha abanderado, criticando desde las filas demócratas que Bill Clinton no dimitiera después de su affaire con Monica Lewinsky, apoyando el movimiento MeToo, participando en las Women’s March de Washington contra el presidente Trump y defendiendo la declaración de Christine Blasey Ford cuando acusó de agresión sexual al juez Brett Kavanaugh (Gillibrand escuchó el testimonio de la profesora universitaria en directo y no pudo contener las lágrimas).

Junto a la modelo Emily Ratajkowski y la cómica Amy Schumer en la protesta ante la Corte Suprema (Washington) tras la confirmación del juez Kavanaugh como magistrado, el pasado octubre.Getty

La senadora estudió Derecho en Darmouth College, una universidad privada de la prestigiosa Ivy League. Desde 2001 está casada con el consultor financiero británico británico Jonathan Gillibrand y tienen dos hijos, Theodore (15 años) y Henry (10). Su presencia en las protestas anti-Trump de los últimos dos años ha sido una constante, tanto como sus apariciones con mujeres famosas (y activistas), desde la cómica Amy Schumer a la escritora Margaret Atwood, autora de El cuento de la criada. Es uno de los puntos a su favor, aunque necesitará más, como recalca The New York Times: “Gillibrand ha conseguido la adoración de las Sheryl Sandberg del mundo, esos miembros de la clase famosa-feminista que ahora sabemos que no pueden constituir el único apoyo de las mujeres que buscan la presidencia”.

Al principio de su carrera política se alineó con la coalición Blue Dog Democrats, autodeclarados centristas. En esos inicios adoptó posturas conservadoras en temas como las armas o la inmigración, que posteriormente ha modificado, admitiendo que estaba equivocada. Por ese motivo ha recibido críticas del entorno de Trump, algo que, según analiza The New Yorker, puede dar pistas sobre lo bien posicionada que está para enfrentarse al republicano en las elecciones del próximo año: “Persiguiendo a Gillibrand, los aliados de Trump le hicieron un cumplido sorpresa, revelando su cautela de que, bajo las circunstancias adecuadas, ella podría plantear un problema mayor de lo que generalmente se reconoce para el presidente”.

Se codea con mujeres influyentes: la escritora Margaret Atwood; Joy Behar y Whoopi Goldberg, que la han entrevistado en varias ocasiones en su matinal ‘The View’ de la cadena ABC, o la modelo y activista Christy Turlington.Getty

El mismo Trump la ha atacado de forma directa en su medio de comunicación preferido, Twitter, donde en 2017 la llamó “senadora de peso ligero” y la acusó de ser “desleal” a los Clinton, que donaron fondos para sus campañas. Ella afirmó que se trataba de “una calumnia sexista” que no iba a silenciarla. Y ahora da los primeros pasos para iniciar esa batalla, según argumentó ante Stephen Colbert: “Me voy a presentar a presidenta de los Estados Unidos porque como madre joven voy a luchar por los hijos de otras personas tan duro como lo hago por los míos, y esa es la razón por la que creo que la atención sanitaria debería ser un derecho y no un privilegio. Es por lo que creo que deberíamos tener mejores escuelas públicas para nuestros niños, porque no debería importar en qué barrio has crecido. Y pienso que cualquiera que quiera trabajar duro debería ser capaz de obtener el puesto para el que se prepara y conseguir pertenecer a la clase media. Pero no vamos a lograr nada de esto si no nos enfrentamos a los sistemas de poder que hacen que sea imposible, los que asumen el racismo institucional y la corrupción y la codicia en Washington”.

“Sé que tengo la compasión, el coraje y la determinación audaz” para conseguir ser presidenta, insistió la senadora. No es la única que en los últimos tiempos se ha revelado como competidora en la lucha por el puesto de candidato demócrata: también se han postulado la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren, el antiguo secretario de Desarrollo Urbano Julián Castro y la congresista hawaiana Tulsi Gabbard

Gillibrand apoyó el testimonio de Christine Blasey Ford en septiembre, durante las manifestaciones contra el juez Brett Kavanaugh en Washington.Getty

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