Greenpeace halla sustancias químicas peligrosas en varias prendas de Shein
La organización ha publicado un informe en el que advierte de la presencia de concentraciones de químicos peligrosos que violan los límites regulatorios de la Unión Europea en varias prendas del gigante de la moda ultrarrápida.
Una nueva polémica planea sobre la cadena de moda ultrarrápida china Shein, esta vez en torno a un tema tan sensible como las sustancias químicas. La compañía tiene “un modelo de negocio basado en químicos peligrosos y en la destrucción ambiental”, sostiene sin ambages el informe que ha publicado Greenpeace Alemania esta semana.
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Una nueva polémica planea sobre la cadena de moda ultrarrápida china Shein, esta vez en torno a un tema tan sensible como las sustancias químicas. La compañía tiene “un modelo de negocio basado en químicos peligrosos y en la destrucción ambiental”, sostiene sin ambages el informe que ha publicado Greenpeace Alemania esta semana.
La ONG ha analizado en el laboratorio independiente Bremen Environmental Institute 47 prendas aleatorias de la enseña (de hombre, mujer y niño) tanto compradas a través de la página web como en la pop up que la compañía ha abierto en Múnich. Los resultados de la evaluación son al menos alarmantes: arrojan que siete de las prendas, un 15%, contenían niveles peligrosos de químicos como ftalatos y formaldehídos, superando ampliamente los límites permitidos por la regulación de la Unión Europea. 15 prendas tenían suficientes compuestos como para «crear cierto nivel de preocupación». Además, en todas las piezas excepto en dos, pudieron hallar algún químico peligroso, aunque en concentraciones más bajas.
La densidad de estos compuestos representa un riesgo potencial para los consumidores europeos, advierte en su informe la ONG, pero también plantea dudas sobre los trabajadores de la empresa, mucho más expuestos a estos componentes en los procesos de fabricación. “Si bien los intentos creíbles de cambiar el modelo comercial son escasos, no faltan las iniciativas de ‘sostenibilidad’ o ‘circularidad’, que en su mayoría no son un intento serio de abordar el problema, sino de hacer un lavado verde”, acusa la organización.
Un portavoz de la compañía afirma a esta revista que «Shein se toma muy en serio la seguridad de los productos. Nuestros proveedores están obligados a cumplir con los controles y estándares que hemos implementado, incluidas las listas y estándares de controles químicos que están alineados con REACH de Europa, así como con CPSIA, CPSA y CA65 de EE. UU., entre otras regulaciones».
«Trabajamos en estrecha colaboración con agencias internacionales de prueba de terceros, como Intertek, SGS, BV y TUV, para llevar a cabo pruebas periódicas para garantizar el cumplimiento de los estándares de seguridad de nuestros productos por parte de los proveedores. El año pasado, realizamos más de 300,000 pruebas de seguridad química con estas agencias», continúa el comunicado que hace hincapié en que su fabricación depende de proveedores externos, a los que exige rigor, pero son externos. Un argumento que le ha servido históricamente a todas las grandes cadenas para sacudirse responsabilidades. En este caso Shein además ha procedido a retirar de la venta las prendas mencionadas: «Al enterarnos de cualquier reclamo contra nuestros productos, eliminamos inmediatamente las prendas de nuestro sitio, como medida de precaución mientras realizamos nuestras investigaciones. Si se verifica un incumplimiento, no dudaremos en realizar las acciones de seguimiento oportunas con el proveedor de dicho producto. También podemos confirmar, según la información disponible a través de la cuenta de redes sociales de Greenpeace, que hemos eliminado de inmediato los productos mencionados pendientes de investigación».
Con un valor de mercado de 92.000 millones de euros, más que Inditex y H&M juntos, la cadena se ha convertido en un gigante global del textil, una máquina vertiginosa de lanzar ropa de usar y tirar que deja a la velocidad de la alta costura lo que hasta ahora se entendía por ‘moda rápida’. Una maquinaria ingente y opaca que cada cierto tiempo se ve envuelta en una nueva polémica, la más reciente se daba hace solo unas semanas, con la emisión un documental en el canal británico Channel 4 que mostraba, a través de una cámara oculta, las condiciones de semiesclavitud en varias de las fábricas chinas en las que Shein produce.