Los problemas a los que se enfrentan los Globos de Oro 2018, los más conflictivos del siglo

La epidemia de depredadores sexuales en Hollywood, la iniciativa de vestir de negro la alfombra roja o el gobierno de Trump suponen un delicado caldo de cultivo para la gala del próximo 7 de enero.

Meryl Streep promete volver a ser la protagonista en los Globos de Oro 2018.Getty (Getty Images)

“Hola, mi nombre es Seth Meyers, soy el anfitrión de los Globos de Oro de este año y… ¡tenemos mucho de lo que hablar!”. La primera promo para televisión de la nueva edición de los premios de la Academia de la Prensa Extranjera, más conocidos como Globos de Oro, rompe con los tradicionales chistes fáciles sobre las películas nominadas o los invitados más célebres para atraer al espectador. ...

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“Hola, mi nombre es Seth Meyers, soy el anfitrión de los Globos de Oro de este año y… ¡tenemos mucho de lo que hablar!”. La primera promo para televisión de la nueva edición de los premios de la Academia de la Prensa Extranjera, más conocidos como Globos de Oro, rompe con los tradicionales chistes fáciles sobre las películas nominadas o los invitados más célebres para atraer al espectador. Ese “tenemos mucho de lo que hablar”, con el presentador tragando saliva ante la que se le viene encima, es toda una declaración de intenciones sobre el clima que presidirá la gala del próximo 7 de enero. La considerada como la más desenfadada de las múltiples ceremonias de premios que se acumulan en estas fechas, en la que el alcohol corre por las mesas y el veneno por las lenguas de los presentes, se celebra en un tiempo de excepcional división dentro de la industria. Aunque la situación política y social siempre ha estado presente en la misma, diferentes polémicas de gran magnitud convergen ahora en una tormenta perfecta de la que, a priori, se antoja casi imposible arrancar una sola carcajada.

La ola de denuncias por abusos y acoso sexual que asolan la industria del entretenimiento desde el pasado mes de octubre, fecha de publicación del caso Weinstein, será la gran protagonista de la edición. Primero en la alfombra roja, ya que un buen número de estrellas –tanto mujeres como hombres– vestirán de negro para solidarizarse con las víctimas. Sin embargo, esta iniciativa no ha sido bien recibida por alguna de ellas, como la actriz Rose McGowan, que criticó esta protesta silenciosa personificándolo en la figura de Meryl Streep, colaboradora habitual en proyectos de Harvey Weinstein. “Vuestro silencio es el problema”, tuiteó. Aunque sin duda esta ‘alfombra negra’ promete copar los titulares de la prensa, la «hipocresía» reseñada por McGowan en sus declaraciones ha originado dudas sobre si tal acción puede trivializar casos de una gravedad tal extrema. ¿Y si fueran las propias víctimas de estos abusos quienes desfilaran ante los fotógrafos, siendo muchas de ellas actrices que vieron como su trayectoria quedaba arruinada para siempre tras estos episodios, y sirviendo como trampolín para reactivar sus carreras? ¿No sería una imagen para el recuerdo que el premio a la mejor película del año fuera entregado por Ashley Judd, Asia Argento o Mira Sorvino? La tres veces ganadora del Óscar, que se defendió de las acusaciones alegando su desconocimiento ante tales hechos, es una de las favoritas para recoger el Globo de Oro a la mejor actriz por su rol de editora de The Washington Post en la película Los archivos del Pentágono, dirigida por Steven Spielberg. Streep ya fue la protagonista de la pasada edición de los premios por su ataque a las políticas de Donald Trump y la posterior respuesta de este, que la calificó como “sobrevalorada”.

Taylor Swift, Este Haim, Jaime King y Lorde junto a Harvey Weinstein en la fiesta organizada por este tras los Globos de Oro de 2015.Getty (Getty Images for TWC)

El presidente de los Estados Unidos sigue en el punto de mira de una inmensa mayoría de la meca del cine, tradicionalmente demócrata. No son pocos los artistas que han expresado en público que denuncias muy similares de acoso hayan fulminado la carrera y prestigio de Weinstein mientras que, paradójicamente, Trump ostenta el cargo más importante del país. Conociendo la predilección por la polémica del presidente estadounidense, sería sorprendente que evitara la tentación de tuitear sobre lo ocurrido en la ceremonia. Meyers, una de las celebrities más críticas con su mandato –su ataque frontal en la cena de corresponsales de la Casa Blanca en 2011 es memorable–, seguro que tiene algunas palabras para él.

La figura de Weinstein, y la ausencia de su mítica afterparty, no será la única en sobrevolar el patio de butacas. El veterano Christopher Plummer está nominado en la categoría de mejor actor de reparto por Todo el dinero del mundo después de sustituir a Kevin Spacey una vez las denuncias hacia él se hicieron públicas. En menos de un mes Ridley Scott ha conseguido eliminar de la cinta las escenas que interpretó Spacey y regrabarlas con Plummer, en un movimiento muy discutido por buena parte de la industria pero que la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood ha querido reconocer. El monologuista Louis C.K. tampoco podrá celebrar el posible premio a mejor actriz de Pamela Adlon, protagonista y cocreadora de la comedia Better Things. Si la tradición no es modificada este año, Casey Affleck, con dos acusaciones de acoso sexual a sus espaldas y ganador del premio al mejor actor en 2017 por Manchester frente al mar, deberá reaparecer de nuevo para presentar el galardón de la categoría femenina. Si hace 12 meses su presencia resultó incómoda para otras como Brie Larson, ¿cómo responderán ahora los asistentes a su presencia?

Casey Affleck, mejor actor en la pasada edición de los Globos de Oro.Getty (Getty Images)

La misma NBC, responsable de la retransmisión de la ceremonia, también ha tenido que lidiar con un gran escándalo en sus filas, el de su presentador estrella Matt Lauer, que otras ediciones ha sido el responsable de hacer las entrevistas en la alfombra roja. Pese a la atmósfera inflamable, la cadena ha asegurado que emitirá en riguroso directo todo lo que ocurra, dejando en manos de Seth Meyers la conducción de la gala. Su elección parece tener toda la lógica del mundo. Si algún anfitrión en Estados Unidos está acostumbrado a manejar temas espinosos con agudeza es Meyers, que presentó durante ocho años el informativo satírico Weekend Update dentro de Saturday Night Live antes de contar con su propio late night. Un perfil más político que su predecesor, Jimmy Fallon, o que el de Jimmy Kimmel, que repetirá este marzo en los Óscar.

Seth Meyers, anfitrión de la ceremonia que tendrá lugar el 7 de enero.Getty (Getty Images)

El otro gran asunto de discusión, que no por repetido encierra menos importancia, es la de la escasa representación de las minorías en las nominaciones de este año. Movimientos activistas como el #OscarSoWhite podrían resonar de nuevo por la escasez de mujeres u hombres de razas diferentes a la blanca en categorías, por ejemplo, como la de mejor director, que ha ignorado el trabajo de Greta Gerwig (Lady Bird), Jordan Peele (Déjame salir), Dee Rees (Mudbound) o Patty Jenkins (Wonder Woman), realizadores de algunos de los filmes más alabados del año. Kumail Nanjiani por La gran enfermedad del amor o Tiffany Haddish por Girls Trip son otros de los intérpretes cuyo olvido ha sido tildado de injusto y denunciado en Twitter por compañeras como Janelle Monáe o Jada Pinkett Smith.

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