El fenómeno Amaia de OT: así ha revolucionado el programa la concursante ‘atípica’
Anoche la pamplonesa se convirtió en la primera finalista del concurso después de que todos los miembros del jurado la valorasen con un 10. No sólo tiene una voz de esas que emociona, sino que además sus frases lapidarias la han convertido en la última estrella de la red.
En ocasiones, por motivos que sociológicamente se nos escapan, un país entero se pone de acuerdo para enaltecer a una nueva figura pública. Ocurrió con Rosa López en 2001, y se está repitiendo exactamente el mismo patrón en estos momentos con una joven llamada Amaia Romero que está participando en la edición de OT. Todos aquellos que se quedan pegados al televisor ante un talent show musical de estas características están acost...
En ocasiones, por motivos que sociológicamente se nos escapan, un país entero se pone de acuerdo para enaltecer a una nueva figura pública. Ocurrió con Rosa López en 2001, y se está repitiendo exactamente el mismo patrón en estos momentos con una joven llamada Amaia Romero que está participando en la edición de OT. Todos aquellos que se quedan pegados al televisor ante un talent show musical de estas características están acostumbrados a ver a un sinfín de aspirantes a cantantes que, acaben o no ganando, en la inmensa mayoría de los casos terminan en el mayor de los ostracismos mediáticos o engrosando una lista de muñecos rotos. Por mucho que se tenga una buena voz el público, en realidad, está hambriento de nuevas personalidades con las cuales conectar y que luzcan un carisma innato, jamás prefabricado. Y de eso, precisamente, Amaia va más que sobrada.
Esta pamplonesa, que cumplía hace unos días 19 años, brilló en la gala cantando su versión del tema Love on the Brain de Rihanna. Amaia se marcó una actuación que convenció tanto al público como al jurado. Tanto fue así que todos los miembros del mismo puntuaron su interpretación, y su evolución en el programa, con un 10. Así fue como la joven se hizo con el pase directo a la final del programa junto a Alfred y Miriam, los tres finalistas elegidos mediante las notas del jurado (Aitana, otra de las favoritas del público durante toda la edición, ocupó el cuarto lugar gracias a la elección de los profesores de la academia).
Ante el “fenómeno Amaia”, probablamente la concursante más popular del reality, TVE ha tirado incluso de hemeroteca para rescatar un vídeo de ella con apenas 10 años en el que se le puede ver participando en un concurso infantil de piano. Quedó tercera, pero desde entonces siguió empapándose en el conservatorio (por el talent no puede, pero actualmente estaba cursando el último curso de piano) sacando notazas, algo que no ocurría precisamente cuando iba al instituto porque de siempre ha sido más amante de los instrumentos que de los libros. Ya por entonces, con apenas 8 años, la joven tenía clarísimo que sí o sí quería dedicarse a la música. Por lo que no debe extrañar a nadie que siendo una púber en 2011 y en 2012 entrara dentro del soriano Rock Camp (un campamento musical inspirado en el filme Camp Rock de Disney) y, un año más tarde, con 13 años, probara suerte en el programa de Antena 3 El Número Uno.
Fue ahí precisamente donde se encontró por vez primera cara a cara con Mónica Naranjo, una de las actuales miembro del jurado de OT. Tristemente fue la sexta eliminada, precisamente, porque la intérprete de Sobreviviré (además de Natalia Jiménez, ex vocalista de La Quinta Estación, y Ana Torroja) le dio un voto negativo. Aunque puestos a quedarnos con algo nos quedamos con lo que por entonces la diva de Figueres le dijo premonitoriamente: “Si retomas el camino dentro de unos años, volarás. Nos veremos dentro de unos años, ya verás cómo te irá bien”. Dicho y hecho.
Su hermano mayor, Javier, ha declarado a la prensa, refiriéndose a esta aventura de OT, que “le preocupa que en el futuro solo se la enmarque bajo la etiqueta de participante de un concurso musical”. Pero no debería temer por eso. A diferencia de en las ediciones pasadas uno tiene la impresión de que muchos de los actuales concursantes del programa sí pueden presumir de cultura musical de la buena (disculpen el tono snob de esto último). Lejos de temas para perrear en la pista de baile o el último pelotazo pop, en el 24 horas se ha podido ver a Amaia tocando como los ángeles al piano el Zorongo Gitano de Lorca que Marisol popularizó en 1964 en La Nueva Cenicienta; Lo Mal que Estoy y lo Poco que Me Quejo de El Kanka y, a la guitarra, Mi Próximo Movimiento y Más o Menos Bien de la banda argentina Él Mató a un Policía Motorizado, el grupo favorito de Jota de Los Planetas. Ella misma ha confesado que todo lo que sabe de música se lo debe a su hermano, así que desde aquí queremos agradecerle que le inculcara desde que era una cría la discografía de The Beatles y David Bowie, a quien precisamente rindió tributo interpretando su Starman en la Gala 0. Bailar bulerías en el Estudio Flamenco Sandra Gallardo de Pamplona y ser fan confesa del rock clásico no es algo incompatible.
El campanazo absoluto en su paso por el concurso llegó interpretando junto a Alfred City of Stars de La La Land con una madurez exquisita. Sin adornos, solamente los dos al piano, el poder de la música hizo su efecto y Youtube hizo el resto. Amaia es diferente. Y se nota. Por mucho que en las galas esté encorsetada por sus profesores, cuando se le deja ir por libre (o lo que viene siendo lo mismo, cuando se le observa a través del 24 horas) brilla por sí sola. Y no exclusivamente por lo estrictamente musical, sino por su humildad, su dulzura y una inocencia que esperamos que la presión mediática jamás erradique.
Por razones obvias se ha convertido en carne de meme. Con su cambio de look, con unas supuestas mechas californianas que no acaban de convencerle, revolucionó las redes y en pocas semanas ha soltado por su boca un buen número de perlas dignas de enmarcar. “A veces hasta me pido perdón a mí misma” fue una de ellas. No obstante, una chica que disfruta con la sonoridad de la palabra “almorrana”, que antes de la primera gala está más preocupada por depilarse los sobacos que por los nervios del directo y que, además, se queda ensimismada mirando los aspersores de la Academia porque “me encanta mirar a los aspersores”. En un arrebato de sinceridad absoluta también comentó ante sus compañeros que “estoy a favor de las relaciones abiertas. Nunca he tenido una pero estoy a favor. Hay que abrir la mente. Con la próxima pareja que tenga probaré a tener una relación abierta”.
El texto empezaba con una mención a Rosa López, quien de forma involuntaria le ha cedido a nuestra protagonista la coletilla de “Amaia de España” (tal como algunos fans ya le llaman). Seamos prudentes. Conociendo de cerca la historia de Rosa, que prometía mucho y se quedó en poca cosa al no saber gestionar correctamente su carrera y desconocer por completo cómo funcionaba la industria musical, lo mejor que se puede hacer ahora con la pamplonesa es dejarla madurar artísticamente y, sobre todo, advertirle de lo que se va a encontrar fuera. Gane o no lo más complicado ya lo ha conseguido: el apoyo del público. Pero el verdadero reto vendrá dentro de unas semanas cuando carezca de la protección de TVE y, por sí sola, se enfrente a su público sobre los escenarios. Parece que ha nacido una estrella, sí, pero lo mejor será comprobar si acaba convirtiéndose con el tiempo en una constelación por sí misma.