Combatir el machismo con humor: las mejores viñetas de Feminista Ilustrada
Tras el éxito de la cuenta de Instagram, el próximo 16 de noviembre sale a la luz ‘Feminismo Ilustrado’ (Montena), una guía para principiantes que aún pongan en duda la necesidad del movimiento. Las risas también están aseguradas.
«Queremos llegar a todo el mundo. Sobre todo a las personas ajenas al feminismo, ¿de qué tengo que convencer yo a una feminista? Ya sabe de todo lo que le estoy hablando, nuestro objetivo es la gente que se resiste a creer que todavía existe el machismo». Con esta intención nació @feministailustrada hace un par de años. Una cuenta de Instagram creada por dos andaluzas, ...
«Queremos llegar a todo el mundo. Sobre todo a las personas ajenas al feminismo, ¿de qué tengo que convencer yo a una feminista? Ya sabe de todo lo que le estoy hablando, nuestro objetivo es la gente que se resiste a creer que todavía existe el machismo». Con esta intención nació @feministailustrada hace un par de años. Una cuenta de Instagram creada por dos andaluzas, María Murnau y Helen Sotillo, con el firme propósito de acercar el feminismo a todo el mundo a través de sencillas ilustraciones y altas dosis de ironía y humor. Más de 300 viñetas y 94.000 seguidores después el proyecto se convierte en libro. El próximo 16 de noviembre sale a la luz Feminismo Ilustrado (Montena), una guía para principiantes que aún no sepan de qué va eso de la sororidad o duden al identificar micromachismos. La publicación se aleja de conceptos enrevesados y tediosas teorías para «aclarar las ideas de la gente que tiene conciencia de género pero todavía no asimila que hay machismo en todas partes», tal y como cuenta Murnau a S Moda.
La idea de Feministra Ilustrada –en versión Instagram– surgió a raíz de una conversación sobre manspreading. «Empecé a estudiar mi máster de género y pensé que sería buena idea compartir lo que iba aprendiendo para que le sirviera a otras personas. Le comenté la idea a Helen y me aconsejó que tenía que hacerlo con imágenes. Nuestra primavera viñeta se viralizó muchísimo. Vinieron tantos trolls y a su vez tantas feministas a defendernos que se hizo muy grande, y solo teníamos una, así que tuvimos que ponernos las pilas. No esperábamos tener tanto impacto, pero al poco tiempo logramos casi 5.000 seguidores en un día gracias a nuestro diseño de No soy una princesa, soy una jedi«, asegura la autora. Transformar el proyecto en libro les ayudará a llegar a gente que no está en las redes sociales. «Creemos que Feminismo Ilustrado debería leerse desde la adolescencia hasta la vejez. Obviamente a una mujer de 70 años no le voy a contar nada nuevo después de que haya vivido en sus carnes la represión del machismo más duro y del franquismo, pero esa persona tendrá familia o amistades con las que compartir lo que aparece en el libro», afirman.
La inspiración para sus ilustraciones les llega de sus propias vivencias o de las que otras mujeres comparten con ellas a través de las redes sociales. «Hay un pozo sin fondo de machismo. Ojalá llegue el día en el que no sepamos qué situaciones machistas ilustrar, pero llevamos dos años ya y seguimos produciendo como el primer día», apunta Murnau. A continuación, repasamos 10 lecciones feministas que aprendimos en sus viñetas, un pequeño adelanto de lo que acabe esperar del libro:
1. ¿Por qué no denunció antes?», la única pregunta innecesaria en el caso Weinstein
Y en el de Terry Richardon, Kevin Spacey o cualquier otro de los hombres poderosos acusados de acoso sexual las últimas semanas. Además de explicar conceptos tan atemporales como indispensables, Feminista Ilustrada se caracteriza por partir de titulares y casos de machismo que copan la actualidad para abrir debate y firmar viñetas tan necesarias como la siguiente:
2. La igualdad no existe: prueba número 1908992
«Nos enfrentamos a trolls machistas diariamente. El acoso que sufrimos en redes (nosotras y todas las demás) es constante y peligroso, no sería la primera vez que pintan la fachada de la casa de una compañera. Me consta que hay denuncias diarias a la policía y a la propia plataforma de Instagram que no sirven para absolutamente nada. En cambio subes una foto de un pezón y casi te destierran de por vida. Es absurdo hasta que caes en la cuenta de que los medios están dominados por hombres y ellos son los que mandan», cuenta Murnau a S Moda.
3. El piropo callejero es machista
«Primero, porque un piropo presupone la disponibilidad de la persona a la que se le está echando, y se dirige a las mujeres porque se asume que ellas siempre quieren agradar y están ahí para agradar. Segundo, porque si la mujer va con un hombre, no le dicen nada porque ‘es de él’. Entonces, ¿tienen que ir acompañadas para que se les respete?», escribe la autora en el capítulo dedicado a los micromachismos. La reflexión viene acompañada de la misma ilustración que acumula más de 3.500 likes en su Instagram. Tan práctica como fácil de aplicar:
4. Neomachismo: el nuevo disfraz del machismo de toda la vida
«Ya hay igualdad», «La violencia no tiene género» o «¿Y las denuncias falsas?» son, según Feminismo Ilustrado, tres ejemplos de neomachismo de manual. Otro más, a continuación:
5. Las ‘feminazis’ no existen
«Creo que hay dos tipos de personas –hombres más bien– que usan ese término: los que odian a las mujeres y no soportan que cuestionen sus privilegios, y los que han escuchado comentarios totalmente fuera de contexto y creen que las feministas quieren la superioridad o algo así», asegura Murnau. Y continúa: «A los primeros no les puedo explicar nada porque saben de sobra lo que están haciendo. A los segundos les haría ver el daño que hace usar ese término y les daría unas cuantas cifras de crímenes machistas o les mostraría situaciones que ellos no perciben como, por ejemplo, el acoso callejero. Aún así pienso que lleva mucho tiempo convencer a alguien de que la desigualdad existe, es un proceso largo. Lo bueno de ese proceso es que es irreversible, quien ve la desigualdad nunca más deja de verla».
6. No, el manspreading no es una falta de educación
En la primera viñeta de Feminista Ilustrada es una mujer la que se sienta espatarrada en el metro dándole la vuelta al polémico manspreading. «A veces estos comportamientos se asimilan como costumbres o se confunden con una simple falta de educación, sin darnos cuenta de que las razones por las que se hacen son en el fondo machistas», explican en el libro. Hombres del mundo: no os quedaréis estériles por cerrar las piernas en el transporte público.
7. Llámalo por su nombre: feminismo
«Muchas personas son algo escépticas con el término feminismo. Que empiece por fem- parece indicar que se decanta por el género femenino, y parece que es el equivalente al machismo. Pero el feminismo nace como respuesta a la opresión del sexo masculino. Precisamente porque el género femenino es el oprimido lleva su nombre», desgranan en el libro. Por eso ni ‘igualismo’ ni ‘humanismo’ sirven. Aquí, la explicación gráfica:
8. Lo que nunca le pasaría a un hombre
El Hormiguero –y otros tantos programas de televisión– podrían tener su propio capítulo en Feminismo Ilustrado. No hace falta añadir nada más a la siguiente viñeta:
9. Acoso callejero
Véase punto número 3 y aplíquese el esquema con cualquier otra interacción además del piropo.
10. Soltero VS Solterona
No hace falta vivir en China para que te traten como ‘mujer sobrante’ si estás soltera. Alguna «tara» has de tener si aún no has encontrado pareja. No como ellos: solteros por convicción porque prefieren ir de flor en flor haciendo gala de su «soltería de oro». Solo un ejemplo más de por qué hace tanta falta el feminismo. En palabras de la autora: «Es necesario en todo el mundo. Y aunque esta cuarta o quinta ola pase, tenemos que haber progresado lo suficiente y haber aprendido que tenemos que trasladar nuestros ideales al día a día. Asimilarlo como una forma de vida, porque si lo dejamos para los discursos y eslóganes en camisetas, lo estamos haciendo mal. La desigualdad se combate también desde una misma y por experiencia creo que todas podemos decir que es como una semillita que poco a poco va creciendo y extendiéndose. Ya hemos perdido el miedo a llamarnos feministas, ¡ahora toca serlo de verdad!».