‘Devorahombres’: cuando las mujeres que menstrúan se convierten en panteras y revolucionan el cómic

El cómic ‘Man-eaters’ se rebela contra ese patriarcado que recurrió a la menstruación para socavar la personalidad de las mujeres desde su adolescencia.

Portada del primer volumen del cómic ‘Man-eaters’.

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“Hay algo que debes saber sobre mí: no me gusta que me digan que no puedo hacer algo”, explica Chelsea Cain, escritora y guionista de cómics estadounidense, entre cuyas obras se encuentra Pájaro Burlón (Mockingbird), una serie para Marvel que fue cancelada después de ocho números. “Hubo un pequeño pero muy persistente grupo de usuarios de Internet, que consideró que yo no tenía que estar escribiendo Pájaro Burlón, sencillamente porque era mujer. Me acusaban de tener una agenda feminista. Cuando yo leía esas cosas, pensaba: ‘Obvio que tengo una agenda feminista, gracias por leerme”.

Lejos de acobardarse, Cain decidió poner en marcha —junto a sus compañeras del estudio Ministry of Trouble, Lia Miternique y Kate Niemczyk—, una nueva serie titulada Man-eaters. Este cómic, publicado en España por la editorial Astiberri, narra las aventuras de un grupo de amigas adolescentes que se convierten en panteras cuando menstrúan, provocando el caos en la ciudad y devorando a aquellos que se cruzan en su camino. Para evitarlo, padres y autoridades vierten en los depósitos de agua potable de la ciudad progesterona y estrógenos para detener ese proceso fisiológico y mantener controladas a las jóvenes. “Supongo que fue mi forma de doblar la apuesta y decirle a esa gente: veo tu misoginia y subo con ‘menstruación’ y ‘somos panteras’. ¿Cómo os quedáis ahora, trolls tontos del culo?”, bromea Chelsea Cain, que aporta más detalles sobre esta obra en la siguiente entrevista.

La escritora Chelsea Cain, una de las autoras de ‘Man-eaters’.Bryan Aulick

¿Es Man-eaters era el cómic que te hubiera gustado leer cuando eras más joven?

De haberlo leído en esa época, me hubiera explotado la cabeza. Por tanto, la respuesta es sí. Durante años y años, los cómics han sido escritos, dibujados, coloreados, entintados, editados y publicados, casi exclusivamente por hombres. Muchos de esos cómics son maravillosos, pero están hechos con un punto de vista masculino. En mi opinión, hay espacio para otro tipo de historias. Me encanta ver otros puntos de vista, encontrar en las páginas de esos cómics personajes con los que pueda sentirme identificada. Es algo tan comprensible, que no debería generar ninguna polémica.

Portada del primer volumen del cómic ‘Man-eaters’.

En relación con lo que comentas, ¿es Man-eaters un cómic solo para chicas adolescentes o te gustaría que lo leyeran también chicos e incluso los padres y madres de esos jóvenes?

Ni yo misma me di cuenta de que es un cómic para todo tipo de públicos. En un primer momento pensé que era solo para chicos y chicas adolescentes. De hecho, tenía en mente a mi hija Eliza de 12 años, pero estaba equivocada. Cuando acudimos por primera vez a una convención de cómics con Man-eaters, aluciné con la variedad de personas que se acercaban a nuestra mesa con los ejemplares apretados contra el pecho. Padres, niños, ancianos, jóvenes, hombres, mujeres… ¿Sabes quienes vinieron en mayor número? Papás ​​con sus hijas. Eso fue algo que me gustó especialmente.

Desde el primer número de Man-eaters, queda claro que no es un cómic convencional. Además de lo original del tema, la narración se construye con publicidad falsa, naipes, juegos tipo yincana, explicaciones de cómo se debe colocar un tampón… ¿Por qué elegiste todas estas herramientas para contar la historia?

No queríamos seguir las reglas porque, ¿quién hace esas reglas? Si nuestra intención era contar una historia desde un punto de vista diferente, ¿por qué no desafiar la noción misma de ‘¿Qué es un cómic?’, ‘¿Quién decide que lo es o no lo es?’ y ‘¿Cuál es el porqué de esa decisión?’. Además, a Lia [Miternique], co-creadora de Man-eaters, y a mí nos encanta hacer todos esos anuncios falsos.

Una de las páginas interiores del primer volumen de ‘Man-eaters’.

Cuando pensamos en cómics políticos se nos vienen a la cabeza Persépolis de Marjane Satrapi, Maus de Art Spiegelman, los libros de Riad Sattouf sobre su infancia en Siria y tal vez Pyongyang de Guy Delisle. A pesar de sus diferencias con esos otros títulos, ¿es también Man-eaters un cómic político?

Antes de nada, qué excelente compañía todos esos cómics que mencionas. Respondiendo a tu pregunta: Man-eaters es un cómic absolutamente político. Es cierto que podríamos pensar que todos los cómics son políticos, en la medida en que refuerzan las normas o las desafían. No obstante, Man-eaters es, y en esto quiero ser muy clara, un cómic feminista sobre una niña y sus amigas que se enfrentan al patriarcado. También es una historia de paso a la mayoría de edad, una historia sobre un padre y una hija, una historia de monstruos, una alegoría, una historia de amistad y una nada disimulada apología en favor de los gatos.

¿Crees Man-eaters puede servir para que las niñas entiendan mejor los cambios que suceden en sus vidas y sus cuerpos durante la adolescencia?

Transformarse en una mujer pantera asesina puede ser un poco desconcertante, pero sí que lo espero.

¿Es también un buen material para combatir algunos de los mitos machistas sobre la menstruación?

Es un comienzo.

Portada del segundo volumen del cómic ‘Man-eaters’.

¿Has sido víctima de algún tipo de censura en Estados Unidos por tratar esos temas? Por ejemplo, tiendas que no hayan querido vender Man-eaters o bibliotecas públicas que se hayan negado a incluirlo en sus catálogos.

No fue sencillo conseguir que Man-eaters llegase al público adecuado porque la mayoría de tiendas de cómic no sabía bien qué hacer con él. Ni siquiera sabían cuántos ejemplares pedir porque es un cómic para personas que no necesariamente leen cómics. Personas que ni siquiera saben dónde está la tienda de cómics de su localidad y que, en caso de saberlo, posiblemente no se sientan bienvenidas en ellas ellas. Luego, los bibliotecarios generalmente lo defienden, y lo mismo sucede con los maestros en las escuelas. Por eso, aunque es verdad que puede que haya tiendas de cómics que se nieguen a venderlo por diferentes razones, trato de no preocuparme por ello. Al final, el cómic acaba encontrando al público que, se supone, debe encontrar.

¿Crees que necesitamos más cómics como Man-eaters? Si es así, ¿por qué no los hay? ¿No hay mujeres que hagan cómics o la industria editorial no está interesada en publicarlas?

Sin lugar a dudas, necesitamos más mujeres que dibujen cómics, que los entinten que los rotulen y que los editen porque la industria necesita todo tipo de personas que puedan contar todo tipo de historias. Tal vez el principal obstáculo que tenemos en Estados Unidos para que esto suceda es el sistema de distribución, que provoca que los comics-book [cuadernillos grapados de 24 o 32 páginas] solo estén disponibles en las tiendas de cómics. Como te decía antes, hay muchos lectores que no saben que hay cómics para ellos en ese tipo de comercios y, cuando salen los tres primeros números de una serie y no se venden, se cancela porque no es rentable. Eso provoca que muchos de esos trabajos nunca lleguen a recopilarse en formato tomo.

Una de las viñetas del segundo volumen de ‘Man-eaters’.

¿Cómo crees que puede solucionarse ese problema?

Es una incógnita. Últimamente están surgiendo en Estados Unidos nuevas tiendas que me llenan de esperanza. Tiendas en las que se anima a los clientes a tocar los cómics, a hojearlos, a sentarse y leerlos… Son tiendas que, junto a los últimos números de Batman, tienen buenas secciones de cómics LBGTQIA o una selección de cómics para niños. Seas como seas, en esas tiendas puedes encontrar un título adecuado para ti. Tal vez uno de ellos sea Man-eaters, o tal vez no. En todo caso, si buscas lo encontrarás porque, ahora mismo, hay alguien ahí fuera que lo está dibujando. Sin ir más lejos, nosotras acabamos de terminar Man-eaters: The Cursed!, que es la continuación de Man-eaters, así que todavía quedan cosas por llegar.

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