90 años del voto femenino: “Los partidos republicanos, sobre todo, tenían miedo al voto de las mujeres”
Alicia Palmer y la ilustradora Montse Mazorriaga conmemoran el aniversario de la aprobación del sufragio femenino el 1 de octubre de 1931 con el cómic ‘Una mujer, un voto’ (Garbuix). Clara Campoamor, Victoria Kent, Benita Asas o María Lejárraga son algunas de las figuras que recuerdan en sus páginas.
“La historia del sufragismo español es muy desconocida, hay una cuenta pendiente enorme con ella y sus protagonistas”, asegura la autora Alicia Palmer. Con esa premisa decidió profundizar en un movimiento cuyo gran logro cumple ahora 90 años: la aprobación del voto femenino en las Cortes el jueves 1 de octubre de 1931. Palmer y la ilustradora Montse Mazorriaga han creado juntas Una mujer, un voto (Garbuix Books), una novela gráfica que repasa cómo la sociedad española llegó hasta ahí, junto ...
“La historia del sufragismo español es muy desconocida, hay una cuenta pendiente enorme con ella y sus protagonistas”, asegura la autora Alicia Palmer. Con esa premisa decidió profundizar en un movimiento cuyo gran logro cumple ahora 90 años: la aprobación del voto femenino en las Cortes el jueves 1 de octubre de 1931. Palmer y la ilustradora Montse Mazorriaga han creado juntas Una mujer, un voto (Garbuix Books), una novela gráfica que repasa cómo la sociedad española llegó hasta ahí, junto a los debates que hubo alrededor del asunto, y reivindica a las figuras esenciales en la consecución de este derecho.
“Reinas, pero no electoras”
Una de las paradojas que analizan es la de que las mujeres pudieran estar representadas en el Congreso –las abogadas Clara Campoamor y Victoria Kent fueron las diputadas que protagonizaron el debate que acabó en la aprobación del voto femenino hace 90 años– pero no pudieran ser electoras. “Hemos intentado mirar atrás, buscar los otros intentos, muy limitados, que hubo de incorporar el voto femenino, como cuando se propuso que solo las viudas cabeza de familia pudieran votar [en 1877, cuando siete diputados conservadores pidieron esto para ese reducido grupo de mujeres]”, explica Palmer. También hablan del precedente a favor del voto femenino de Emilio Alcalá Galiano, conde y diplomático, resumido en su frase de 1908: “Las mujeres en España pueden ser reinas pero no electoras”.
Porque ese hecho, el de poder ejercer el poder pero no decidir quién lo ostentaba, fue objeto de muchos enfrentamientos dialécticos y titulares de prensa. Clara Campoamor fue la gran defensora de la aprobación del sufragio femenino ese 1 de octubre de 1931, con una intervención que estos días se recuerda en el Congreso de los Diputados con distintos homenajes. “Al preparar el cómic he descubierto la dureza del proceso para ella, que se encontró muchísimas voces en contra, y el carácter que mostró, su valentía al enfrentarse a un Congreso prácticamente en contra”, subraya Mazorriaga.
“No es, pues, desde el punto de vista de la ignorancia desde el que se puede negar a la mujer la obtención de este derecho. Solo es en virtud de un derecho que habéis detentado, porque os disteis a vosotros mismos las leyes, pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer”, dijo Campoamor en su famoso discurso de ese 1 de octubre. Porque muchos otros políticos pedían retrasar la aprobación del voto femenino. “Los partidos republicanos, sobre todo, tenían miedo al voto de las mujeres porque pensaban que estaban muy unidas a la iglesia y que si votaban iba a arrollar la derecha. Por eso figuras como Victoria Kent querían posponer el voto”, precisa Palmer.
Con nombres propios
Campoamor y Kent son dos de las figuras históricas principales de las que hablan Palmer y Mazorriaga, que hacen desfilar por sus páginas a muchas otras pioneras. “Es el momento de hablar de ello, ahora hay interés en saber qué ha pasado, la genealogía feminista de todas las mujeres que no están en los libros de texto”, indica la escritora. “Hay gente a la que hablas de Clara Campoamor o Victoria Kent y les suenan los nombres”, añade la ilustradora, “pero Benita Asas, que tiene mucho protagonismo en la lucha por el voto, sigue siendo una gran desconocida, muchos críos la primera vez que oyen hablar de las sufragistas es con la película de Mary Poppins, pero no tienen ni idea de la lucha sufragista española”.
Asas, maestra que fundó el periódico El pensamiento femenino, es recordada en el cómic en una charla que impartió en 1930 en el Ateneo de Madrid con María Lejárraga, una de las creadoras de la Unión de Mujeres de España. “También mencionamos a la doctora Elisa Soriano, una de las primeras en estudiar en la Universidad Central de Madrid”, señala Mazorriaga, y rescatan la labor de figuras como Carmen de Burgos, que en 1921 organizó la primera manifestación callejera sufragista en España, o María Cambrils, que en 1925 publicó el libro Feminismo socialista.
Las cigarreras
La lucha en la esfera pública de todos estos personajes históricos se entremezcla en el cómic con la vida de Maril Luz, una joven cigarrera que trabaja en la Real Fábrica de Tabacos de la glorieta de Embajadores. Palmer ha querido hablar así de las historias anónimas detrás del movimiento sufragista y además reivindicar a la figura de las trabajadoras de la época.