Zoe Stein: «Mantícora’ no la podría haber hecho si me hubiesen encontrado por la calle. El talento se trabaja»
Después del éxito de su primer rol de protagonista en la película de Carlos Vermut, la prometedora actriz española asume de nuevo un papel principal en la nueva serie ‘La chica invisible’.
El centro de la película de Carlos Vermut Mantícora no es solo el protagonista y esa pulsión tan comentada que lo transforma en un monstruo incluso para él mismo. El centro de la película es la pareja que forma con Diana. Esa relación dependiente, ese amor extraño, “un amor inclasificable”, como dice Zoe Stein (Barcelona, 22 años), que interpreta a esa joven, una chica de aspecto aniñado, pelo corto, menuda, las razones por las que él a priori se siente atraído por ella. Las ra...
El centro de la película de Carlos Vermut Mantícora no es solo el protagonista y esa pulsión tan comentada que lo transforma en un monstruo incluso para él mismo. El centro de la película es la pareja que forma con Diana. Esa relación dependiente, ese amor extraño, “un amor inclasificable”, como dice Zoe Stein (Barcelona, 22 años), que interpreta a esa joven, una chica de aspecto aniñado, pelo corto, menuda, las razones por las que él a priori se siente atraído por ella. Las razones por las que Vermut ha explicado que fue difícil encontrar a su Diana. Dio con Stein después de verla en el corto Forastera, de Lucía Aleñar. Mantícora ha sido para ella su primer protagonista en cine, su primer largometraje, su primera nominación al Goya. Ahora le sigue la serie La chica invisible (en Disney+), adaptación de la trilogía superventas de Blue Jeans, en la que de nuevo es la protagonista. Esta cinéfila, que empezó obsesionándose con Chaplin, los hermanos Marx o la nouvelle vague (“vi Los 400 golpes a los 10 años por primera vez”, confiesa como “friki orgullosa”), vive un buen momento, incluso uno grande, pero con mucha calma porque ha ido segura, formándose y trabajando en series (Merlí. Sapere Aude, Besos al aire, La caza. Monteperdido) y cortos (desde que a los 10 años se estrenara en Leyenda, de Pau Teixidor). Ha ido dejando miguitas de buen hacer en un camino que desea largo y que cada vez está más iluminado.
Tiene un currículo de formación impresionante.
He estado en casi todas las escuelas de Barcelona y en todas he aprendido mucho. Pero no lo hacía por ser dura conmigo misma, para mí la interpretación es como una terapia, iba a clases como ocho horas a la semana porque lo necesitaba.
Ahora vive en Berlín, donde sigue formándose.
Barcelona no es una ciudad enorme, conocía ya muchas escuelas y decidí irme fuera. Primero, me fui a Londres, hice un curso de danza contemporánea y teatro, también coach de voz, donde me dio el venazo Shakespeare. Luego me fui a Berlín [su padre es alemán] hace cuatro años y me he quedado allí. Estoy feliz porque hay muchísimo teatro, danza y cursos. Estoy orgullosa del trabajo que he hecho, de estudiar y prepararme para el oficio.
Pero pasa mucho al revés: encuentran a alguien por la calle, en redes… ¿La formación le dio más seguridad para hacer un filme como Mantícora?
Es que Mantícora no la podría haber hecho si me hubiesen encontrado por la calle. El guion está milimetrado, hay un tempo muy concreto. Vermut buscaba algo orgánico, y creo que la rapidez en lograrlo viene de mi preparación. Hay diferentes vías de entrar en esto, puede que no hayas hecho nada y de pronto empiezas y brillas, puede pasar, pero creo que el talento se trabaja.
También existe esa cosa a veces injusta de los castings.
He tenido suerte por todos mis proyectos, pero también he pasado épocas de muchos noes, o de trabajar en proyectos pequeños, que feliz de haber participado, pero también con ganas de cobrar por mi trabajo, ¿no? Los noes también me han ayudado, no sería la misma persona, te ayudan a valorarte a ti misma y a continuar. Es importante saber que hay factores que no dependen de ti, a veces te puede parecer injusto, pero todo varía… Las redes, tu físico…
Lo de las redes es un problema.
Yo no lo entiendo, que valoren más el número de followers, pfff… Me da mucha pena porque se pierde un poco lo bonito que es el trabajo de verdad de los actores.
La interpretación es terapia, ¿pero puede ser contraproducente si recibes un golpe tras otro?
Es un poco incoherente, tiene la parte de qué bonito es, cómo sana; y la de cómo funciona el mundillo que se te escapa y te puede frustrar. Cuesta porque trabajas con tus emociones y todo el mundo opina, te da la sensación de que te atacan a ti. Conseguir que eso no te frustre hasta el punto de dejarlo es difícil. Puede llegar a pasar, pero nunca he tenido un plan b.
¿Con Mantícora se han unido deseo y realidad?
Sé que es un antes y después para mí y también desde fuera, porque se me ve, porque es una película muy centrada en el trabajo de actores. Pero eso que dicen del bum que te vendrá… Para mí no ha sido como puede ser para actores que trabajen en series de Netflix, como un Élite; no me paran por la calle, me siento igual. Pero Mantícora y La chica invisible han sido un gran paso porque son dos protagonistas.
¿El trabajo en la serie ha sido muy distinto?
Sí, tanto por el producto como por los personajes. En la película era como entrar en el mundo de Carlos Vermut. En La chica invisible fue más abrumador, más técnico, tal vez, tenía 50 secuencias cada día.
¿Las nominaciones cambian algo?
No, es algo muy bonito y estás nerviosa porque todo el mundo te está viendo, pero si tienes claro qué son los premios, te lo tomas con calma. Lo importante es estar contenta con tu trabajo, y yo lo estoy.
¿Se lo ha creído por fin?
Se dice eso de “por primera vez te ven, por primera vez eres actriz”. Y no es así. Eres actriz cuando quieres serlo y luchas por ello. Había trabajado en series, tv movies, cortos… Ser actriz se va formando y siempre vas redescubriendo que eres actriz, eso es este oficio.
Hace muchas listas de propósitos… ¿El próximo?
Aprender francés, porque me gustaría trabajar en Francia. Otro objetivo sería tomarme todo con calma. Ahora siento esta presión de que tengo que hacer todo perfecto, pues bueno, como pueda. Me da un poco de miedo el hecho de ir a un rodaje y que se me vea diferente.
¿En qué sentido?
Parece que tu imagen cambia, tu caché… Y no. Hay un tema en este mundo, que yo no lo entiendo mucho, y es la separación entre el equipo técnico y los actores, me parece muy duro de llevar, porque a mí me gusta ser una persona normal. Lo del glamour no me llama la atención y no me llena, me llena conocer a gente en el rodaje, hacer colegas e ir a tomar una cerveza. Y eso no lo quiero perder, porque cuanto más famosa eres surge este punto de separación, y no quiero, lo viviría como muy solitario. No me gusta.
¿Siguientes pasos?
Me vuelvo a Berlín, me relajo. Tengo ganas. Después de dos promociones seguidas, tres nominaciones a premios, no me ha dado tiempo a decir: “Esto ha pasado”. Ha sido muy rápido, me apetece parar, estar muy tranquila, volver al teatro allí, empezar con el francés, apuntarme a nuevos cursos.
Estilismo: Paula Delgado
Maquillaje y peluquería: David López (Another Agency).
Agradecimientos: AÜAKT, calle de Barquillo 44, 28004 Madrid.