¿Qué hizo Yoko Ono el día que asesinaron a John Lennon?
Este 8 de diciembre se cumplen 40 años desde que Mark David Chapman arrebatara la vida a uno de los grandes iconos de la música del siglo XX. Con motivo de la efeméride, revisitamos los acontecimientos desde el punto de vista de su pareja sentimental.
Las piernas de Yoko Ono no pudieron sostener la noticia que acababa de darle el doctor Stephan G. Lynn. “Estás mintiendo, no puede ser cierto… No está muerto, no te creo”, exclamaba entre sollozos la artista, antes de derrumbarse en el suelo de la sala de urgencias del hospital Roosevelt de Nueva York. Aquel joven médico, de por entonces solo 33 años, acababa de tener en sus manos el corazón de uno de los grandes iconos del siglo XX, que masajeó sin éxito de reanimación. Pero en ese momento, todavía luciendo una bata ligeramente manchada de sangre de John Lenn...
Las piernas de Yoko Ono no pudieron sostener la noticia que acababa de darle el doctor Stephan G. Lynn. “Estás mintiendo, no puede ser cierto… No está muerto, no te creo”, exclamaba entre sollozos la artista, antes de derrumbarse en el suelo de la sala de urgencias del hospital Roosevelt de Nueva York. Aquel joven médico, de por entonces solo 33 años, acababa de tener en sus manos el corazón de uno de los grandes iconos del siglo XX, que masajeó sin éxito de reanimación. Pero en ese momento, todavía luciendo una bata ligeramente manchada de sangre de John Lennon, su mayor preocupación era la salud de la nueva viuda. “Empezó a golpearse la cabeza contra el suelo. Puse mis manos en ella para que no se hiciera daño, tenía miedo de que fuéramos a tener un segundo paciente”, añadió Lynn en una entrevista en The New York Times. Aquel 8 de diciembre de 1980, rozando la medianoche, finalizaba un día que cambiaría para siempre el rumbo de la cultura popular. 40 años después, esta es la cronología de lo vivido por su otra gran protagonista, Yoko Ono.
Era un día insólitamente caluroso para lo que suele ser Nueva York en diciembre. Unos 15 grados de media, temperatura perfecta para sobrellevar otra jornada más, otra agenda cargada hasta los topes. John y Yoko, de 40 y 47 años respectivamente, están inmersos en la promoción de su álbum Double Fantasy, lanzado tres semanas antes, y en la grabación de los temas que compondrían su frustrada continuación. Tras desayunar unos huevos benedict en La Fortuna, su cafetería habitual, el exbeatle decidió cortarse el pelo antes de volver a su apartamento para encontrarse con Annie Leibovitz. La reputada fotógrafa era la encargada de inmortalizar a Lennon para la portada de la revista Rolling Stone, pero, según relató Leibovitz, “John quería que Yoko también apareciera, aunque en un principio no debía salir porque todavía había mucho resentimiento hacia ella”. La cantante japonesa no quiso satisfacer los deseos de la fotógrafa de que ambos posaran desnudos, pero Lennon sí aceptó e inmortalizó una de las imágenes imperecederas del último medio siglo.
Alrededor de la una del mediodía, el locutor radiofónico de la cadena RKO Dave Shaolin llega al edificio Dakota, dispuesto a hacer la que sería la última entrevista de la estrella. Una charla simbólicamente retrospectiva, casi a modo de hagiografía, en la que durante casi tres horas repasa sus inicios con la banda de Liverpool, su controvertida relación con Yoko, el panorama sociopolítico o sus planes de futuro como artista y padre. “Siempre he considerado mi obra como una única pieza, tanto si es con los Beatles, con David Bowie, con Elton John, con Yoko Ono… y considero que mi obra no estará finalizada hasta que esté muerto y enterrado. Y espero que para eso todavía falte mucho, mucho tiempo”, sostiene en un instante el británico, desconocedor de lo cruel de su destino próximo.
Una vez finalizada la entrevista, Shaolin, que se dirige hacia el aeropuerto, ofrece su limusina para llevarlos hasta el estudio de grabación, donde la pareja pasará el resto de la tarde. A la salida del edificio, un fan llamado Mark David Chapman le pide a Lennon, sin mediar palabra, que le firme una copia de Double Fantasy. “¿Es todo lo que quieres?”, le pregunta el británico tras inmortalizar su autógrafo y sin respuesta alguna por parte de Chapman. Una vez en The Record Factory, trabajan durante cuatro horas en los últimos detalles del sencillo de Yoko Ono –también de título simbólico– Walking on Thin Ice (Caminando sobre hielo fino), que Lennon auguró como el primer número uno en la carrera de su pareja. “Lo último que hicimos fue grabar esa canción. Todavía es duro pensar y hablar sobre ello porque es un tema que va sobre nosotros y sobre cómo seríamos recordados cuando nos convirtiéramos en cenizas. ¿Por qué estaba pensando en eso? Es muy raro”, declaró la artista en un documental en 2010. “Terminamos la mezcla esa misma noche. Ambos estaban muy felices, Yoko y John eran todo sonrisas”, evocó el productor que los había acompañado en el estudio, Jack Douglas.
Ya entrada la noche, Ono sugirió la posibilidad de ir a cenar a un restaurante, pero el cantante se negó porque quería ver a su hijo Sean antes de que este se fuera a la cama. A día de hoy, la artista no cree que el destino hubiese sido diferente de hacer aceptado Lennon su propuesta: “Aunque hubiéramos ido al restaurante, no hubiera cambiado nada, no habríamos evitado lo horrible… Y el coche se paró, salimos de él y fue realmente terrible”. A las once menos diez de la noche, Mark David Chapman dispara hasta en cinco ocasiones contra él: dos balas le hieren en el hombro izquierdo, otras dos en el lado izquierdo de la espalda y otra apenas le roza. Yoko Ono abraza a su marido desplomado y pide a gritos un médico.
Media hora después, confirmada la muerte de Lennon tras perder el 80% de su volumen sanguíneo, Yoko sale brevemente del shock y recupera la calma. Según cuenta Stephan G. Lynn, fue en el momento en el que le dio el anillo de compromiso de Lennon cuando “aceptó realmente que su marido había muerto”. Esta le pide que retrase la rueda de prensa sobre el estado de salud del cantante unos veinte minutos. “Sean está en casa viendo las noticias y quiero ser la primera en decírselo”, aduce. Así, al filo de la medianoche y cruzando de nuevo por la recepción del edificio en la que minutos antes había sido asesinada su pareja, finalizó el 8 de diciembre de 1980 para la vocalista. Durante los días posteriores, cientos de miles de personas se agolparían en los alrededores del Dakota y en los centros de varias ciudades del mundo para rendir homenaje a John Lennon. En el documental The day John Lennon died, Ono sostiene que “en ese momento el mundo entero se unió y creó un anillo alrededor del mundo. Ese recuerdo, aunque se haya desvanecido, está ahí… estamos juntos”.