Soledad Vélez: «Noto una fuerza distinta, como si se hubiera despertado mi ‘chi'»
La cantante chilena publica ‘Visiones’, un álbum pop tan romántico como melancólico fruto de su propia reinvención personal.
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Llegó a España hace más de una década, dispuesta a cruzar medio mundo con tal de triunfar en la música. “Era la primera vez que viajaba sola, pero me inspiré en Sandokán y me dio la fuerza que necesitaba”, explica Soledad Vélez (Concepción, 33 años), que canalizó al Tigre de Malasia para convertirse en una de las figuras imprescindibles del circuito indie. Ahora, esta chilena de nacimiento y valenciana de adopción apuesta por renovar su sonido con Visiones (a la venta el 25 de marzo), su quinto álbum, una recopilación de canciones de amor tan melancólicas como su autora.
Dice que es un disco de misterio, magia. ¿Cree en lo esotérico?
Creo que la naturaleza y las estrellas tienen un gran poder sobre nosotros. Cuando las observo puedo sentirme cerca de mi familia en Chile. Soy una persona muy tímida, pero hay días en los que soy muy sociable. Igual todo tiene que ver con la Luna…
Siendo tan introvertida, ¿fue difícil subirse al escenario?
Era un reto. Una vez en Cádiz no era capaz de mover los dedos para tocar la guitarra. Quería cantar y mi cerebro no me dejaba.
¿Es diferente la Soledad Vélez de este disco a la de los otros?
Ahora me conozco mejor. Noto una fuerza distinta, como si se hubiera despertado mi chi. En la pandemia me perdí, tuve una crisis emocional. Gracias a un amigo volví a componer.
En su sencillo BAE canta “Me fui a dormir rezando para olvidarte”. ¿Ha estado en esa situación?
¡Es tan difícil olvidar a alguien! Rezar es una acción que me llama mucho la atención: juntas las manos, cierras los ojos y ordenas tus pensamientos, buscando una fuerza que te ayude. A veces lo hago, aunque sin el matiz religioso.
¿Consiguió olvidar a esa persona?
Después de mucho, mucho tiempo… no (ríe). Nunca se olvida del todo y al final comprendes que es bonito recordarla. Si la has querido acaba formando parte de ti.
Me llama la atención que en su WhatsApp tiene la imagen de Lisa Simpson en la cama, compungida mientras oye la radio.
Me siento identificada con esa imagen porque la melancolía y yo vamos de la mano. He aprendido a aceptar la pena, a vivir con ella, pero conecto con ese mundo de tristeza.
Y a canalizarla como fuerza creativa, supongo.
Siempre. Todas mis canciones tienen un halo de dolor que rodeo de bases más alegres. Te prometo que he intentado componer canciones sobre estar bien, pero no me salen.
¿En qué se inspira para escribirlas?
En amigos, películas, anime y el gaming. Cuando estaba de gira jugaba mucho online porque estaba siempre sola. Tuve conexiones muy fuertes con gente a la que nunca conocí en la vida real.