Rafael Medina: «Nunca me compraré un pantalón pirata»
El hijo de la musa Nati Abascal tiene más de 100 corbatas, 70 camisas blancas y algún que otro chaqué. ¿Su deuda estilística? Vestir un frac.
El nombre de Rafael Medina Abascal, duque de Feria, se repite con insistencia en las listas de hombres más elegantes del mundo, pero la moda ha dejado de ser para él una afición y se ha convertido en un negocio. Empezó en 2006 vendiendo corbatas por Madrid –«casi de puerta a puerta, y luego en un sótano»–. Cinco años después, su firma Scalpers tiene una docena de tiendas propias, 60 puntos de venta en España y presencia en más de 10 países.
¿Eso de ser hijo de Nati Abascal marca tanto como parece?
¡Claro que sí! Pero no solo en temas de moda. He apren...
El nombre de Rafael Medina Abascal, duque de Feria, se repite con insistencia en las listas de hombres más elegantes del mundo, pero la moda ha dejado de ser para él una afición y se ha convertido en un negocio. Empezó en 2006 vendiendo corbatas por Madrid –«casi de puerta a puerta, y luego en un sótano»–. Cinco años después, su firma Scalpers tiene una docena de tiendas propias, 60 puntos de venta en España y presencia en más de 10 países.
¿Eso de ser hijo de Nati Abascal marca tanto como parece?
¡Claro que sí! Pero no solo en temas de moda. He aprendido mucho de ella.
Ir de compras con su madre debe ser toda una experiencia.
Totalmente. Mi hermano y yo vivimos entre Inglaterra y Estados Unidos desde los 11 hasta los 21 años, y cuando venía a vernos la acompañaba de shopping. Es una persona muy espléndida y siempre compraba cosas para sus amigos. Ha sido una suerte ser adolescente y ver a alguien como mi madre elegir, seleccionar, encontrar… Te afina el gusto.
Empezó con las corbatas. ¿Cuántas tiene?
¡Muchas! Más de 100. Las que más me pongo son las de tricot. Las tengo en una cajonera que hice especialmente para guardarlas. Están todas a la vista, no tengo que rebuscar.
¿Algo que no haya entrado nunca en su armario?
Un pantalón pirata. No me gustan y no me quedan bien. Tampoco soy amigo de usar ropa deportiva cuando no estoy haciendo deporte.
¿Qué es lo más curioso que hay en su vestidor?
Una colección de corbatines que me iba regalando mi madre cuando era niño.
¿Una prenda de la que no quiere desprenderse?
Mi colección de más de 40 gorras.
¿Le gusta la ropa vintage?
Sí. Guardo prendas desde hace años y me las sigo poniendo ahora, básicos sobre todo. Con el tiempo parecen stone washed –lavadas a piedra–, una técnica que está muy de moda.
¿Qué complementos le gustan?
Todos. Empezando por los relojes, que los colecciono. Me gustan los gemelos y los cinturones. En calzado, lo que más me pongo son las slippers de Scalpers. Son cómodas y las llevo con todo.
¿Qué es lo último que se ha comprado?
Me paso el día entre ropa, así que casi no voy de compras. Lo último fueron unos calcetines, en Milán. Cuando era jovencito era más caprichoso. Ahora no. Además, al final te das cuenta de que no tienes tiempo para ponerte todo lo que tienes.
¿Le gusta la ropa de ceremonia?
Sí, tengo esmoquin y chaqué. Una vez me invitaron a las carreras de Ascot y me puse un chaqué de tres piezas gris medio con una chistera.
¿Frac no?
Nunca he tenido ocasión. Pero estoy deseando ir a un sitio donde lo pidan.
¿Tarda mucho en vestirse?
No. Tres minutos desde que salgo de la ducha…
¿El hombre más elegante del mundo se viste en tiempo récord?
¡Menudo titular me está dando! Es que es cuestión de instinto. Yo ya sé lo que me va y lo que no.
¿Y eso se hereda?
Supongo que sí. Y, por cierto, mi madre es de las pocas personas que me suele regalar ropa.